viernes, 27 de julio de 2012

La tecnología

Nacional
La falta de una política científica
La tecnología
Por: Carlos Damián 22 de Enero de 2012
El desmantelamiento de los institutos de investigación
México. - Los precios de la mayoría de productos primarios, pero sobre todo las materias primas industriales, entraron en caída libre a finales de septiembre y principios de octubre, entre la turbulencia de los mercados financieros causada por el panorama económico mundial y la crisis en la zona euro. Luego los precios se estabilizaron o en algunos casos se elevaron en los meses finales de 2011. En general han tenido un fuerte inicio de 2012, impulsado por informes que revelan tendencias más positivas en China y Estados Unidos, así como ciertos signos de que la crisis en la zona euro no llegará a incumplimientos extendidos en el pago de la deuda soberana.

En promedio, se espera que los precios sean más débiles en 2012, debido a un descenso en el crecimiento del consumo, y en algunos casos, a cierta mejora en la oferta. La fortaleza del dólar también sería negativa para estos precios. Sin embargo las laxas condiciones monetarias y una pérdida de confianza en la capacidad de pago de las soberanías endeudadas animan a los inversionistas a regresar a los activos reales, lo cual ofrece algún apoyo a sus precios. El consumo global de petróleo comenzará a repuntar en 2013, cuando se robustezca el crecimiento. En 2014 – 16 se espera que un crecimiento global más fuerte eleve en un 2 por ciento el consumo anual de petróleo.

La falta de tecnología
En este siglo XXI México tiene ante sí un reto muy importante como país emergente, y el desarrollo de la tecnología para reducir la dependencia tecnológica puede enfrentar a los países de primer nivel y reducir esta dependencia en el campo de la tecnología. Este tema no sólo es para crear conocimiento, sino que tiene que ver con la estructura del sistema productivo. A menudo escuchamos los discursos que celebran nuestra dependencia energética, y a continuación se vincula con los jilgueros nacionales que gritan que el petróleo no es negocio y buscan que se entregue al extranjero y así profundizar nuestra dependencia tecnológica. Al escuchar a nuestros gobernantes con discursos sobre “las reformas urgentes que el país necesita”, sin embargo nunca oímos que se refieran a los cambios que se requieren para abatir el atraso tecnológico, y esto sin duda es uno de los grandes retos para nuestro desarrollo.

Desde luego que la dependencia tecnológica se reduce impulsando la investigación y la innovación en las empresas, pero resulta que esta estrategia no ha tenido resultados positivos hasta ahora. El sector productivo ha experimentado un crecimiento sobre todo en el sector productivo, y la empresa privada ha invertido en la investigación y desarrollo experimental (GIDE), aún cuando lo han hecho no ha sido suficiente para reducir la dependencia. Las empresas al participar en la ejecución del Gide alcanzaron 40.7 por ciento, pero hoy importamos más tecnología que antes, como lo muestra la balanza de pagos en ésta área, la cuál experimentó en 2009 el mayor saldo negativo de los pasados 15 años.

El desmantelamiento de los institutos de investigación públicos
En los pasados 20 años el estado se ha comportado de una manera simplista beneficiando a las empresas, pero de una forma egoísta ya que no comparten sus descubrimientos con el México progresista y tecnológico. La política de ciencia y tecnología del estado se ha dedicado a impulsar en las empresas extranjeras con dinero mexicano, la tecnología que necesitan estas empresas para desarrollarse. En el periodo que corresponde a las administraciones panistas de acuerdo al Centro de Estudios para las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados se entregaron 19 mil millones de pesos mediante estímulos fiscales a las trasnacionales a cambio de nada.

Tenemos una tasa de dependencia de tecnología más alta del mundo (23.21 en 2008), de acuerdo al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Concayt). Este indicador se puede contrastar con el de otras naciones del mundo como Brasil (1.60), Corea (0.34), y España (0.008). El desprecio del estado de ultraderecha a las instituciones de investigación del sector público que mantiene en el abandono. Consideremos al Instituto de Investigaciones Eléctricas (IIE), Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ), y al Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), que apenas sobreviven. Es interesante el caso del IMP ya que al entrar el mandatario presidencial Felipe Calderón ya traía en su versión de reforma energética, y aplicaba el desmantelamiento del instituto, pero afortunadamente gracias a los debates en la UNAM, el Senado, y la opinión pública no ocurrió así.

La política del estado hacia la ciencia y tecnología
Para realizar una serie de estímulos a las empresas de ciencia, investigación y la innovación seria algo apropiado y con sentido pudiendo esto traer beneficios tangibles al país, para poder reducir la dependencia tecnológica. Entre otras muchas ideas para lograrlo sería condicionar los estímulos fiscales al logro de metas específicas, como la formación de recursos humanos, la vinculación de los proyectos con las instituciones de educación superior, y los centros de investigación públicos. Tal vez algunas personas opinarán que las propuestas son nacionalistas, pero debemos situarnos en el contexto del siglo XXI, y consideremos arcaico que despreciemos a investigadores que han emergido de estas instituciones de educación superior publicas y casi todos ellos se encuentran en instituciones de investigación en el extranjero porque en México se les desprecia por su origen.

En el mundo está claro que sólo hay un camino, ya que en este dilema la ciencia da lugar a la tecnología, debido a que los desarrollos tecnológicos pueden crear también campos nuevos de la investigación básica, como sucede en el área de las tecnologías de reproducción asistida. Toda investigación básica puede insertarse eventualmente en la producción, y México necesita investigación básica y también mucha tecnología. (La Jornada, ciencia, p. p. 6ª - 35, 21 de enero, 2011).

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