jueves, 19 de julio de 2012

El petróleo refinado no es negocio

Nacional
Los derivados del petróleo: en el enfoque
El petróleo refinado no es negocio
Por: Carlos Damián 14 de Julio, 2012
Se elevan gastos de operación 146% en Pemex
México. - Los insistentes voceros de la oligarquía mexicana y extranjera no dejan de gritar, que las refinerías “no son negocio”, y por lo mismo, “sería un grave error construir este tipo de plantas en territorio nacional y una injustificada pérdida de recursos públicos”, gritan a coro los promotores de la privatización petrolera. Pues bien, que griten todo lo que quieran, pero si ingresos por 112 mil millones de dólares en tan sólo seis años no son negocio, entonces qué lo es. Lamentablemente el negocio no es para México, pues esa voluminosa cantidad de dinero la perdió el país ante la rotunda negativa del gobierno de Calderón de revertir la creciente dependencia del exterior en materia de petrolíferos por medio de la construcción de cuando menos una refinería.

La terrible noticia dice así: “la falta de infraestructura para refinar los petrolíferos que consume el mercado nacional, particularmente gasolinas automotrices le ha costado al país 112 mil 569.2 millones de dólares, además de una cantidad superior a 511 mil millones de pesos con subsidios durante el actual gobierno. Con base en informes oficiales, el actual gobierno federal gasto 53 por ciento de los ingresos por exportaciones petroleras en la compra de un volumen cada vez mayor de combustibles automotrices que alcanzó un máximo histórico en octubre del año pasado, con 467 mil barriles diariamente, es decir, más de 74.3 millones de litros, suficientes para llenar al tope el tanque de 18.5 millones de automóviles cada día.

Se elevan los gastos de operación de Pemex
Los gastos de operación se incrementaron de Petróleos Mexicanos (PEMEX) en 146 por ciento en 11 años de administraciones emanadas del PAN, pero sus resultados industriales no han sido proporcionales al crecimiento en el monto de las erogaciones. Por el contrario, la producción cayó 16 por ciento, entre 2001 y 2011, y si se considera el punto más alto de la extracción alcanzado en 2004 cuando se llegó a un máximo de 3.4 millones de barriles diarios, el desplome en la producción es de 25 por ciento.

Los gastos de operación es el dinero erogado para mantener a la empresa en su condición existente ya sea mejorarla para mantenerla en condiciones de más eficiencia de trabajo. En la década pasada, Pemex retrocedió en indicadores de reservas probadas de crudo al pasar del lugar nueve en 2001 al 17 en 2011. Informes oficiales revelan que la eficiencia en el gasto de operación pasó de 58 mil 600 millones de pesos en 2001 –primer año de una gestión panista- a 144 mil 275 millones al concluir 2011, lo que significó un crecimiento de 145.9 por ciento. Esto sin incluir operaciones ajenas por cuenta de terceros.

El derivado del petróleo no es negocio
“Esas compras representaron un gasto promedio para el gobierno mexicano cercano a 2 mil 500 millones de dólares mensuales. Ese aumento en las importaciones de gasolinas coincidió con la más baja producción de gasolinas de décadas recientes, con un promedio de apenas 367 mil 100 barriles por día, es decir, poco más de 58 millones de litros. La falta de capacidad para refinar crudo, y la falta de decisión que hubo para ampliar la infraestructura correspondiente permitieron que los beneficios se hayan concentrado en un limitado grupo de empresas petroleras, entre las que se encuentran algunas de las más grandes del mundo, con las que se mantienen contratos de compra de las gasolinas, según fuentes de Pemex”.

Trasnacionales como Shell, Exxon, la venezolana Citgo Petroleum Corporation (filial PDVE-SA, pero constituida legalmente en Estados Unidos) y la también estadounidense Valero Energy Corporation concentran alrededor de 75 por ciento de las compras de gasolinas que se consumen en México. Sólo dos petroleras, la estadounidense Exxon y la anglo-holandesa Shell, le venden a México más de la mitad de las importaciones de combustibles automotrices, bajo el argumento de que ”se compra al que ofrezca el precio más barato”. Las compras de gasolinas por Pemex se concentran en 60 por ciento en el mercado estadounidense y otro 20 por ciento se adquiere en compañías europeas (particularmente Shell). (La Jornada, Víctor Cardoso).

La petrolera mexicana no es negocio
El “mal negocio” de las trasnacionales petroleras tienen un enorme negocio que no soltarán en México –la miel no se hizo para el burro- se insiste que los derivados del petróleo por voceros nacionales no son negocio. El “no negocio” de las petroleras estadounidenses, que tanto repiten los jilgueros privatizadores, y México acumula 343 años sin construir una refinería. La más reciente refinadora del sistema data de 1979, y a estas alturas ya no da para más. Con Calderón en Los Pinos, la capacidad refinadora del país ha ido en declive, y los precios del petrolífero en riguroso sentido contrario. Nadie movió un dedo para evitar la creciente y rápida dependencia externa de los derivados del petróleo.

A la urgente necesidad de construir nuevas refinerías, lo cinco gobiernos neoliberales, tanto del PRI como del PAN; “respondieron” con “remodelaciones”, “actualizaciones” y “modernizaciones”, de las plantas existentes, pero tardaron tanto en concluir los reacomodos, que a la hora de reinaugurarlas de nueva cuenta resultaron obsoletas. Además decidieron cerrar la refinería de Azcapotzalco en 1993 (Carlos Salinas de Gortari), sin reemplazarla, y en su lugar construyeron un parque ecológico, que a medio terminar inauguró Calderón 18 años después del mencionado cierre. Estos jilgueros privatizadores a quien le moverán la cuna. Es pregunta. (La Jornada, economía, p. 28, 29 de junio, 2012).

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