miércoles, 8 de septiembre de 2010

Las normales rurales en México

Nacional
Las normales rurales provienen del proyecto cardenista
Las normales rurales en México
Por: Carlos Damián 22 de Agosto, 2010
En el centenario de la Revolución las normales en general han disminuido
México.- A partir de los años 60 del siglo pasado, desde los círculos oficiales, las normales rurales han sido calificadas una y otra vez como centros radicales. “Nidos de comunistas”, “kínderes bolcheviques”, “semilleros de guerrilleros”, son algunos de los epítetos con los que se han forjado la leyenda negra en torno a estas instituciones. A partir de esta caracterización se han justificado continuos ataques a escuelas que en sus inicios fueron el eje central de la política educativa revolucionaria.

En este año, que con tanto fervor se pretende celebrar el centenario de la Revolución, haría bien recordar algunos de sus principios. Las normales rurales provienen del proyecto cardenista, que en su seno contenía importantes reformas sociales. Para el campo, la principal fue el reparto agrario, pero muy vinculado a ella estaba el acceso a la educación. La escuela estaba posicionada como un derecho a la educación real, lo cual representó un marcado contraste con el antiguo régimen porfirista. Los ideólogos de la educación rural enfatizaban el deber que tenían los maestros rurales de ser líderes en las comunidades.

De allí debían promover valores cívicos y combatir el poder del hacendado y del clero. La política educativa oficial proponía un análisis de clase para entender la desigualdad. Desde este contexto, la injusticia no era un estado natural, ni la voluntad de Dios, sino resultado de la apropiación por unos cuantos de lo que debía de ser de todos. No es sorprendente que tanto los terratenientes como la Iglesia se hayan opuesto a la educación revolucionaria. Desde esta lógica producto de los ideales de la revolución mexicana, la política educativa les dio a los maestros y alumnos herramientas para oponerse a la injusticia.

En esta continuidad, los hijos de los campesinos al ingresar a estas escuelas sentían en carne propia las mismas necesidades al verse rodeados de compañeros de la misma clase social, alentando un proceso colectivo y una voluntad a oponerse a viejas estructuras de explotación económica. Por ende adquirían una sensibilidad especial a las injusticias los maestros rurales. Con esta sensibilidad adquirida los maestros y estudiantes los llevó a participar en todo tipo de lucha de clases sociales en México. En este contexto las escuelas rurales se constituyeron en centros indispensables para defender el patrimonio revolucionario.

Con esta experiencia adquirida los podemos ver en luchas sindicales y sociales de todo tipo, y movilizaciones en contra del constante desmantelamiento de las conquistas sociales plasmadas en la constitución de 1857 y 1917. En este sentido de agresiones sufridas por las escuelas normales, existe un testimonio en 1966 de una proclama de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialista de México: “Siempre los oímos –a los gobernantes- hablando en defensa del “régimen de derecho”, de la legalidad de los procedimientos, y siempre condenan a los que reclaman y ejercen un derecho”. (AGN-DFS 100-5-1-166, L17 H290-291).

En 1969, una carta protestaba por el cierre de 15 de las 29 normales rurales existentes entonces, declaraba ante la Secretaría de Educación Pública (SEP), “si ustedes mismos están siempre porque no haya analfabetas, que haya educación en México, ¡¿en qué forma?! Si ahora quieren que desaparezca la única esperanza del campesino que son las normales rurales” (SEP-Archivo, C-101; E-1341). Los orígenes de las normales rurales, su dinámica interna, los vínculos que se crearon con las comunidades agrarias, y sobre todo, las oportunidades que dan a jóvenes del campo, constituyen una agrupación de los valores más elementales que pretendieron dar forma al Estado Revolucionario. Finalmente no deja de ser irónico que en el centenario de la Revolución esos ideales no tengan eco en la política oficial. Y por el contrario se les satanice desde la cúpula del sindicato oficial de maestros (SNTE).

Deploran los campesinos que un siglo después, los principios de la Revolución sigan sin cumplirse
El campo está marginado y perdido como hace 100 años, y se requiere un plan emergente que lo vuelva prioridad nacional, pues de no ser así la nación estará en riesgo y se romperá el orden social, advirtieron campesinos en Anenecuilco, Morelos. Durante la conmemoración del 131 aniversario del natalicio del héroe mexicano de la Revolución Mexicana, Emiliano Zapata, y reunidos en su pueblo natal del municipio de Ciudad Ayala. Los líderes agrarios conminaron a remediar a las principales autoridades del país y del estado la crisis agraria del país o renunciar.

Florencio Ixpango Merino, de la Unidad de la Fuerza Indígena Campesina (FIC), aseguró que la política económica ya causó 25 años de estancamiento y el régimen es incapaz de generar empleos necesarios, por lo cual miles de mexicanos abandonan sus familias y pueblos para buscar el sustento en el extranjero. Condenó el modelo neoliberal que incentiva la voracidad capitalista y excluye a la mayoría de los mexicanos de la distribución de la riqueza, pero les heredó la pérdida de la soberanía alimentaria, con políticas que ya destinaron casi 60 mil millones de dólares a la importación de alimentos y generaron una dependencia superior a 50 por ciento de la producción nacional. “Zapata vive”. (La Jornada, política, p.p. 10-17, 9 de agosto, 2010).

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