viernes, 12 de julio de 2013

La faceta desconocida

Internacional Están dosificados los migrantes hacia ciudadanía y residencia estadounidense La faceta desconocida Por: Carlos Damián 25 de Julio, 2013 Hot dog completo México. - Anteriormente el ex presidente Felipe Calderón, que dependía tanto de Washington permitió el desarrollo de una política de contención de viajeros que venían del Sur de México hacia el norte imperial: las agresiones contra migrantes centroamericanos fueron formas bárbaras de inhibición de flujos irregulares de trabajadores, con los cárteles como escuadrones de la muerte, el gobierno mexicano como cómplice por omisión y Estados Unidos como beneficiario final de estas prácticas aberrantes del sistema policíaco mexicano que funcionó tan adecuadamente que logró la tasa cero de inmigración hacia el imperio del Norte. La fuerte barrera policíaca – militar y tecnológica- ha pretendido impedir la llegada del mexicano a una nación que vive bajo el miedo esquizofrénico de ataques terroristas llegados de manera irregular a su territorio. El sentido del proyecto de los máximos dirigentes de Washington es sellar la frontera mexicana, y regularizar a todos los migrantes mexicanos que se encuentran sin papeles en su territorio, ese es el concepto de “reforma migratoria” de los legisladores estadounidenses, lo cual forma parte de un trazo más amplio de la seguridad interna nacional del vecino país. El pasado lunes (24/6/13) se aprobó en el Senado yanqui la terminación del muro divisorio entre ambas naciones, al que le faltan un mil 200 kilómetros por levantar. A la que van a añadir más agentes y utilizarán más ‘drones’ y mejores sistemas de vigilancia tecnológica, entre otros dispositivos avanzados. Hasta ahora la Casa Blanca ha ofrecido una “enchilada completa”, pero en realidad es un sencillo ‘hot dog’, sin crema. No podría ser de otra manera, ellos tienen en proceso la aprobación legislativa que no es producto de la lucha organizada de mexicanos en Estados Unidos, sino de los cálculos de la élite, y de ninguna manera atenta a sus intereses pero sí a los de la masa laboral proveniente del vecino país de México. En este contexto laboral y migratorio es que están siendo servidos a los segmentos más conservadores para tomar pleno control de su frontera sur, y después de un complicado y tortuoso camino un largo proceso de regularización para los millones de indocumentados mexicanos. A los republicanos más que la regularización de mexicanos lo que les preocupa es la seguridad nacional, y dejan a los demócratas el paquete a largo plazo de la reforma migratoria. Los mexicanos albergan una añoranza especial a la ciudadanía estadounidense pero por más guiños que vean en la bandera americana, van a vivir bajo una amenaza de deportación, y una separación familiar por el sistema aduanal yanqui. Aún cuando algunos de ellos cumplen con todas las expectativas del sistema aduanal de inmigración, tendrán que cumplir con los requisitos de regularización dentro de más de diez años, lo cierto es que ese proceso genera dudas y rechazo de organizaciones defensoras de migrantes para quienes todo este proceso es una trampa contra la que han luchado abiertamente, y hacen un llamado a todos los mexicanos y centroamericanos para que no se dejen atrapar impunemente. El estado fallido de Calderón A diferencia de la guerra de papel de las dos administraciones federales del PAN; la del PRI ha asumido la reforma migratoria como un avestruz cuando observa problemas binacionales, y ha colocado su cabeza en un pequeño hoyo en el suelo para no ver el tratamiento estadounidense hacia los mexicanos migrantes, con un bajo perfil, y bajo el entendido de que la definición de esas políticas corresponde a la soberanía de los órganos estadounidenses. Haciendo a un lado la discusión acerca del papel que debería jugar el gobierno mexicano ante proyectos legislativos de impacto binacional, y no ver a los paisanos en exilio económico. En esta información el actual gobierno debería mostrar una preocupación fundada al observar que su frontera está en vías de recibir el doble de gentes armados, con equipo tecnológico aéreo y terrestre proveniente de sus guerras extranjeras, tratando de desestabilizar a su “amigo” del sur. Al analizar un poco la actitud del imperio del norte, vemos que han cerrado el mercado laboral yanqui a miles de mexicanos sin trabajo, que no tienen oportunidades de trabajo en su país, lo cual es una forma de incentivar la desestabilización e incluso, como tenemos una economía dependiente del narcotráfico, están generando una mayor confrontación entre ‘cárteles’ y se extiende la violencia social ante el hecho de sellar su frontera. Sin embargo el problema de la drogadicción no tiene una causa unilateral, tanto entre productores e introductores, sino tenemos que verla mas extendida con su contraparte entre consumidores y la mafia de políticos y policías que tanto en un país como en el otro se benefician de esta cadena mercantil. Estados Unidos no es una excepción aún cuando insistan en ver a este fenómeno de adicción como parte del desarrollo nacional mexicano corrupto. Lo que hace que la violencia, con esta cerrazón al diálogo diplomático, se extienda a lo largo y ancho de la frontera como un fenómeno binacional. Saber escuchar En Brasil se han reunido alcaldes, gobernadores y representantes de los descontentos que han colmado las calles y avenidas. Hace algunos días la presidenta Dilma Rousseff propuso realizar un referendo para convocar a una asamblea constituyente que se encargue de emprender una reforma política de Estado. La mandataria en lo inmediato se comprometió a adoptar medidas orientadas a mejorar la calidad en la educación, en el transporte público que fue uno de los factores detonantes del conflicto debido a la participación de estudiantes de las universidades. En este pacto con la “voz de la calle”, ofreció reforzar el combate a la corrupción, y contratar médicos extranjeros enfocados a levantar los servicios de salud. Con estos hechos la presidenta honra su palabra, y ha exhibido una voluntad de rectificación que pocas veces es vista en el mundo contemporáneo caracterizado por gobiernos insensibles a las demandas populares que se atrincheran en sus posturas y atribuyen las muestras de descontento, designios desestabilizadores y subversivos, antes que reconocer las deficiencias y extravíos de su ejercicio de poder. En este contexto se observa al presidente mexicano empecinado en privatizar a Pemex usando la lógica de la Universidad Cantinflas, tratando de pagar deudas contraídas durante su candidatura a la silla presidencial, y atribuye las manifestaciones de descontento en las reformas estructurales a la “mala información” de los maestros atribuyendo estas manifestaciones de descontento a “conspiradores subversivos” sin educación, holgazanes que sólo tratan de desestabilizar al país. En Brasil el Movimiento Pase Libre (MPL), pugna por la tarifa cero en el transporte público, y consideran que el diálogo al que fueron convocados constituye una “ruptura” de la tradición política. Más allá de la apertura política del Palacio de Planalto, la determinación de buscar soluciones a la problemática causada por las manifestaciones nos lleva a una profundización del proceso reformista iniciado hace una década por Luiz Inacio Lula da Silva y continuado por Dilma Rousseff (DR), e incluso si la reforma se concreta, habrá una reconfiguración de poderes, que en buena medida ha estado intocable por tres administraciones del Partido de los Trabajadores (PT). La presidenta DR, busca dar respuesta a las peticiones de las “voces de la calle”, proponiendo al legislativo un plebiscito para hacer aprobar la convocatoria de una asamblea constituyente con la misión de debatir la reforma política del Estado. El proceso ya había alcanzado un gran desgaste político e incluso económico que planteaba negros nubarrones en las perspectivas de DR de lograr la reelección presidencial del próximo año. En estos sucesos, la apertura al diálogo y la disposición a escuchar a las voces de la calle constituyen una gran inteligencia política que podría abrir la posibilidad de renovar y moralizar el proyecto del PT y vincularlo con sectores sociales que ya no le encuentran sentido. Ojalá sepan escuchar al pueblo. (La Jornada, política, p.p. 6 -8, 25 de Junio, 2013).

No hay comentarios:

Publicar un comentario