viernes, 12 de julio de 2013

El desarrollo mexicano

Nacional Los mexicanos están lejos de la llamada ”clase media” El desarrollo mexicano Por: Carlos Damián 28 de Junio, 2013 Las clases sociales están congeladas y no se moverán durante un largo tiempo México. - De acuerdo a un estudio del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), ha estimado que la clase media representa 39.2% de la población y 42.4% de los hogares. Ese cálculo marca un drástico contraste con la retórica del gobierno, que desde Carlos Salinas de Gortari nos ha engañado del cuento de niños en la que colocan a México al frente de los países en desarrollo por lo que todos los mexicanos (99%), somos clase media y sólo 1% son los ricos de la élite, ya que de acuerdo al gobierno neoliberal se basan en las pautas de consumo y preferencias electorales, en las que el mexicano prefiere votar por partidos de derecha que siempre lesionan al interés público ciudadano y al estado laico. Realmente los hallazgos de investigación nos muestran el largo camino por recorrer para que el país alcance un nivel de prosperidad acorde al de sus pares de la OCDE. El debate de la supuesta transformación del país en clase media se ha desencadenado por una publicación de dos economistas, Luis de la Calle y Luis Rubio, que desde 2010 han escrito sobre las preferencias, actitudes y hábitos en México que reflejaban conductas de clase media, y además sostenían que se había creado una clase con aspiraciones, con acceso a muchos de los bienes de consumo y tecnologías de sus pares globales, y fuertemente imbuida de los valores de la democracia y el liberalismo económico. Desde entonces ciertos segmentos del establishment intelectual de derecha han adoptado con fuerza esa visión y la usaron para explicar por qué el enfoque de campaña de Felipe Calderón en la creación de empleos resonó más que el discurso de Andrés Manuel López Obrador a favor de los pobres y los explotados trabajadores por la injusta máquina de impuestos de Hacienda, lo cual según ellos aseguró la victoria en las elecciones de 2006. La fábrica de mentiras del gobierno nos bombardea que somos parte de la clase media Desde una perspectiva económica, la afirmación de que México se había convertido en un país de clase media descansaba sobre todo en que el PIB per cápita había crecido en las tres décadas pasadas hasta permitir que una mayoría de mexicanos lograra un nivel lo bastante alto de ingreso discrecional para sustentar un estilo de vida de clase media. Esta situación era apoyada por un cambio demográfico hacia menores proporciones de dependencia y hogares más pequeños. Los altos ingresos discrecionales resultantes permitían acceso a ciertos bienes y servicios que antes habían sido prohibitivos para los mexicanos. Entre las consecuencias estaba un mayor porcentaje de propietarios de autos y casas, una expansión en las instituciones de salud privadas, un incremento en lo años de estudios y una triplicación de la asistencia a universidades, así como un acceso casi universal a teléfonos móviles. Tal vez el indicador más revelador de ese cambio hacia una sociedad de clase media es que la obesidad y no la desnutrición, se ha vuelto uno de los principales problemas que afectan a la población. El estudio en cuestión fue hecho en 2000 y 2010 del ENIGH, que se valen de 17 indicadores cualitativos sobre el gasto per cápita más allá de las necesidades básicas. Se incorporaron otras variables para distinguir los diferentes estratos socioeconómicos: el nivel educativo del jefe de familia, la formalidad y tipo de empleo y la propiedad de la vivienda. Un factor crucial, en contraste, en contraste con muchos otros esfuerzos similares de categorizar la clase media, fue que el estudio carecía de umbrales definidos para predefinir fronteras entre clases sociales; más bien, los resultados de la estratificación de características de ingreso y gasto sugieren cómo se definen las clases. Todos los mexicanos sufre alguna forma de privación Los resultados del estudio muestran que sólo 39.2% de individuos y 42.4% de hogares en México pueden definirse como de clase media. La mayoría de mexicanos -59.1% de individuos y 55.1 % de hogares- pertenecen a la clase baja, y sólo un pequeño porcentaje (apenas 1.7% de personas y 2.5% de hogares) forma la clase alta. Aunque el estudio nos aclara que la clase baja no necesariamente es pobre, si sugiere que recaer en la pobreza es un riesgo real para las personas en esa categoría, a causa de sucesos como muerte del jefe de familia, enfermedades o accidentes o golpes macroeconómicos como hiperinflación o recesión económica. Como tal la clase baja es definida, o por los resultados del estudio como un grupo heterogéneo que comparte varios mecanismos dirigidos a absorber el impacto de los golpes, está incorporado en las redes de seguridad social del gobierno y se sostiene con el apoyo de grupos y redes comunitarios. La clase media parece más numerosa en zonas urbanas (47% de los hogares y 50.1% de los individuos). También ha ganado terreno durante los 10 años pasados a escala nacional: en 2000 representaba apenas 35.2% de individuos y 38.4% de hogares. Estos resultados han sido consistentes con los de otros estudios similares en años recientes. Uno de ellos, de los investigadores del BM, Luis Felipe López Calva y Eduardo Ortiz Juárez, adoptó un enfoque de vulnerabilidad para definir la clase media como aquella en que el riesgo de caer en la pobreza era de un 10% (esto nos indica un ingreso familiar diario de entre 10 y 50 dólares en términos de paridad de poder de compra). Según esa metodología, se estimaba en 42% de la población menos que en Chile (52.8), pero más que en Perú (39.8). Sin embargo, un estudio basado en el ingreso medio hecho por Steven Pressman, de la UNAM estimó una proporción más baja: 19.7% de hogares según la definición más baja y 30.7% conforme a la más amplia. Persiste aún la desigualdad y se mantienen sin moverse las clases sociales Finalmente, el Consejo Nacional de Evaluación de la política de Desarrollo Social (Coneval), estimó que la pobreza abarcaba 46.2% de la población en 2010 (los pobres en extremo representaban 10.4%). En seguida sugirió que hasta 74.9% de hogares enfrentaban al menos un tipo de privación social (la mayoría tiene acceso a la seguridad social), y que 52% tenían un ingreso por debajo del nivel de bienestar social. Tenemos la seguridad que se mantendrá durante seis años que dure este gobierno del PRI neoliberal y represor, la máquina de mentiras sosteniendo la retórica del gobierno que somos un país de clase media, aunque seamos mexicanos de clase baja y menos favorecida (miserable). Tampoco dejemos pasar que somos un país con hogares mexicanos que sufren de alguna forma de privación y seguimos siendo muy vulnerables a perturbaciones socio-económicas. Aparte de que conocemos los beneficios de un crecimiento rápido, de tal manera que al elevar el empleo formal, que a la fecha apenas abarca el 40% de la fuerza laboral. El gobierno federal ha tratado de convencernos de los beneficios que las reformas estructurales nos han traído a los mexicanos, con su bien ganados diplomas en la Universidad de Cantinflas, que si viéramos a grosso modo, son todos los que integran el gabinete de EPN, y esto se manifiesta con el resbalón del inquilino de los Pinos ya que la mencionada reforma energética debe incluir los cambios en la constitución, y leyes secundarias para dar certeza a los inversionistas privados, creemos que ya se organizó un concurso para saber quienes el más agudo en estas artes escénicas. En la Cámara de Diputados, Manlio Fabio Beltrones, dijo una de las frases más célebres: “Petróleos Mexicanos no se privatiza ni se vende; lo que buscamos es darle más velocidad a la modernización (…) una reforma energética que (…) gira alrededor de reconocer que la propiedad del petróleo es del Estado”. Como somos un poco cortos en entendimiento, bien haría en explicarnos, “darle más velocidad a la modernización”, ya que el presidente EPN había dicho que habrá cambios constitucionales para “darle certeza a los inversionistas privados”, y dijo inversionistas privados, no contratistas. (La Jornada, política, p.p. 22 -23, 25 de Junio, 2013).

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