viernes, 12 de julio de 2013

Dos países con problemas migratorios

Internacional Todos contra los indocumentados mexicanos: criminales de guerra Dos países con problemas migratorios Por: Carlos Damián 23 de Julio, 2013 La militarización fronteriza de Estados Unidos México. - Tal vez uno de los principales obstáculo entre republicanos y demócratas para acceder a la regularización de los 11 millones de indocumentados mexicanos se encuentra que en Estados Unidos tienen una exigencia para llevar a cabo el sellado de la frontera antes de que ellos puedan acceder a la residencia estadounidense. Los congresistas republicanos Bob Corker (RC), de Tenesí, y Joan Hoeven (JH), de Dakota del Norte, están planteando la construcción de 700 millas de muro fronterizo y el incremento de 20 mil agentes de la Patrulla Fronteriza, además de tecnología de punta y aviones no tripulados. En este sentido el senador Lindsey Graham afirma que hay la clara intención de militarizar la frontera, y es para evitar “una tercera oleada de migrantes indocumentados”. Sin embargo la visión de este problema binacional discrepa del anterior legislador debido a la opinión de Mark Krikorian (MK), director del Centro de Estudios migratorios (CIS), al afirmar en su artículo, “The border security ruse”,. El director MK, prácticamente se burla de la propuesta de estos legisladores, pues señala que se trata simplemente de buscar convencer a los legisladores republicanos que siguen reacios a aceptar la “amnistía” de los trabajadores indocumentados. En primer lugar porque lo que están planteando los legisladores RC y JH son “objetivos” y “no requisitos”, y por tanto, no son una condición para que los trabajadores se beneficien con la misma amnistía. Pero MK, afirma que el propio senador RC señalo en un programa de radio (MSNBC), que no hay por qué preocuparse del refuerzo fronterizo, ya que no se puede hacer en un corto período. Para MK esta propuesta es una “farsa, y si piensa que el pueblo estadounidense va a votar por ella entonces cree que son unos tontos crédulos”. Ni entre ellos se ponen de acuerdo sobre las propuestas de la reforma migratoria. Que será aprobada por el Congreso antes de su receso, el 2 de agosto. Militarización fronteriza Lo que es un hecho es que la propuesta no es nueva. Timothy Dunn, destacado investigador de la Universidad Salisbury, Maryland en su libro, ‘The militarization of the Us-Mexico border: 1978 – 1992: low intensity conflicto doctrine comes home’, analizaba precisamente la forma en que Estados Unidos, desarrollaba alternativas para solucionar el conflicto de la migración en la frontera sur, con refuerzos fronterizos que fueron llevados a cabo por Bill Clinton en la última década del siglo XX. Pero el resultado es que los trabajadores indocumentados se han incrementado en forma extraordinaria, al grado que ha alcanzado los 11 millones de migrantes, de los cuales 7 millones son de origen mexicano. Lo anterior nos indica que si hay trabajo habrá mexicanos que lo ocupen, pero si no hay trabajo, como se demostró en la crisis 2007 – 2009, la migración se inhibirá y llegará a la “migración cero”. Debemos ver a este fenómeno migratorio como el producto de las incongruencias entre las condiciones económica del país destino y la falta de visas que respondan a las necesidades del mercado laboral. Situación que no se resuelve en la propuesta migratoria por la que Estados Unidos mantendrá a un conjunto laboral con mucha .vulnerabilidad, y ellos tendrán que esperar 13 años antes de intentar cambiar su situación jurídica y laboral, pero por otra parte recibirá aun a muchos trabajadores indocumentados con un pago unitario y reducido. Más criminalización del mexicano en Estados Unidos Durante décadas el gobierno estadounidense dirigía su dedo con fuego para acusar al mundo occidental que representaba el bloque socialista con la URSS a la cabeza, de discriminar a los alemanes orientales al levantar el “muro de Berlín” con 115 kilómetros de extensión, mientras ellos distraían al mundo libre ellos levantaban el suyo en la frontera con México, de más de 3 mil kilómetros de largo, un muro que expresa su orgullo de poder y símbolo colonial. Continúa el relato el escritor, Carlos Fernández, en su nota informativa México, S. A.: si Erick Honecker fue un dirigente de ideas fijas, orgullo de la Alemania nazi, los yanquis lo superaron con creces. En este contexto de líneas discriminatorias como: Ceuta, Melilla, la franja de Gaza, Cisjordania, el bloqueo de Cuba que lleva más de medio siglo, sería interesante ver a todos aquellos que reclamaron y lloraron por el muro berlinés como reaccionarían con el llamado “muro de la tortilla” que se extiende a lo largo de la frontera con México. La pregunta es donde queda la “buena vecindad” –nosotros somos el tipo bueno y ellos son lo vecinos, nada más- y el “espíritu de colaboración” entre ambas naciones. Es obvio que ellos pueden hacer lo que quieran en su territorio e impedir lo que crean pertinente, pero y el discurso “amigable de socios”; el gobierno actual no se atreve a levantar la voz. Lo que han dicho humildemente es una repetición de los anteriores cinco gobiernos, con su guerra de papel, con discursos elegantes y vacíos de contenido, sin una queja internacional formal y rotunda. Los piropos de como ha funcionado el TLCAN, han abundado desde su negociación al inicio de los años 90 del siglo XX, donde el gobierno mexicano debió exigir la inclusión de un capitulo migratorio en el marco de este acuerdo binacional. Todos los gobiernos han fingido demencia sobre el aspecto de la migración mexicana. El autor de la iniciativa fue el ex presidente Carlos Salinas de Gortari (CSG), y el gobierno estadounidense pidió y CSG concedió todo, pero lo menos que se puede pedir a cambio de un acuerdo de tal magnitud fue un acuerdo en el sentido mencionado. Dos décadas después se mantiene sin ningún cambio, no obstante el creciente número de mexicanos que cruzan la frontera para instalarse en el vecino país, con todo y “enmiendas”. Los connacionales: 280 millones de dólares Toda esta parafernalia que ha creado el gobierno de los Estados Unidos para frenar a los mexicanos que quieren entrar a su territorio, desde el nefasto Ronald Reagan con sus programas federales, no han podido controlar este río humano, que ya forman cerca de 12 millones de indocumentados y si se mantienen allí es porque alguien los contrata, pagan impuestos, y son productivos para la economía estadounidense. Se puede dar muestra de la productividad, los casi 280 mil millones de dólares remitidos por los connacionales entre 1989 y 2012. En 1993 previo al arranque del TLCAN, México captó recursos de 3 mil 333 millones de dólares por concepto de remesas. Dos décadas más adelante, por el mismo concepto llegaron 22 mil 446 millones de dólares verdes, casi 600 de incremento entre una fecha y otra. Tal vez el objetivo de estos paisanos en el extranjero al mantener a sus familias sea convertirnos en país del primer mundo, a pesar de las incomodidades migratorias que han construido los yanquis. Veamos algunas cifras que sucedieron lo que todo mundo sabe: en el sexenio de CSG, se captaron recursos de 16 mil millones de dólares; Zedillo, alrededor de 31 mil millones; Fox, que promovió la “exportación” de jardineros, 92 mil millones, y el último presidente Calderón, 140 mil millones Ochocientos de incremento entre el primero y el último de los gobiernos mencionado, y en medio decenas de punitivos programas contra mexicanos indocumentados. Con estas cifras, no sería más práctico, humano y ético sentarse a negociar un acuerdo migratorio que beneficie a ambas naciones. Sin embargo parte de los fallidos programas yanquis, sería bueno recordarlos: “una investigación de la Oficina de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos reveló que en 1977 una empresa de California (Golden State Fencing) contrató indocumentados para instalar un muro metálico en la frontera con México (La Jornada, 25/11/06). Los emplearon para cumplir un contrato con el Departamento de Defensa (…) y el refuerzo de la barda contribuyó a que en el período 1997 – 1998 murieran más de 350 indocumentados en el fronterizo Valle Imperial de California. (La Jornada, Economía, p.28, 26 de Junio, 2013).

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