viernes, 12 de julio de 2013

Dos países con problemas

Internacional Las gobiernos de ambos países no se interesan en problemas familiares : Colef Dos países con problemas de guerra Por: Carlos Damián 21 de Julio, 2013 Aumenta la práctica de repatriación lateral: los envían en sentido contrario México. - A partir de la presidencia de Obama empieza a moverse un gran aparato para detener a la mayor cantidad de migrantes, no sólo cruzando la frontera, sino en sus hogares, lugares de empleo, la calle, la carretera, o porque violaron leyes de tránsito. “Ahí empieza un proceso de deportación masiva como nunca se había visto en la historia de Estados Unidos”, advierte el doctor René Zenteno, investigador de “El Colegio de la Frontera Norte (Colef)” y ex subsecretario de Población, Migración y Asuntos religiosos de la Secretaría de Gobernación. Mientras Obama viene a decir a México que gracias a los migrantes Estados Unidos es próspero, por otro lado los deporta y separa familias que es, quizá la consecuencia más grave de este proceso, indicó. Es decir, ahora la clasificación va en dos vías: los repatriados y los “removidos” (deportados de Estados Unidos con base en una orden legal de expulsión), esto último va en aumento y está a cargo de la agencia ICE (Servicio de Inmigración y Aduanas). Se emiten alertas sobre el rumbo que toma el fenómeno social El 2011 fue el primer año fiscal en que hubo más deportados por remoción que por detenciones en la frontera; también hay un perfil racial en estos operativos, la mayor parte de los repatriados son hombres, mayores de 30 años, casados, jefes de familia, centroamericanos y mexicanos. Según estadísticas del Colef, elaboradas con base en información de gobiernos de ambas naciones y con amplias encuestas en las repatriaciones 2009-2011, 39 por ciento tenía más de 35 años de edad, a la mitad de ellos los sacaron de Estados Unidos solos, sin familia. Una cuarta parte de los migrantes encuestados tenía 11 años o más viviendo en el vecino país, y 51 por ciento había sido deportado más de un vez. Es ahí donde los clasifican como “criminales”, aunque la principal causa de ello son infracciones de tránsito (manejar sin licencia de conducir, con placas vencidas, pasarse un alto, manejar bajo la influencia del alcohol), sigue por “inspecciones rutinarias de la policía”, y orden de arresto previa, en flagrancia o no cumplir con servicio social impuesto. En 2007, explica el doctor René Zenteno, fue el último lapso en que creció a población mexicana en Estados Unidos, y durante el lustro 2005 – 2010 casi un millón de connacionales regresaron al país, de ahí que se diga que la migración en esta región se ubique en balance “cero”. Lo anterior no significa que la gente haya dejado de intentar cruzar, sino que las deportaciones persisten en un nivel alto, a la par del reforzamiento de las medidas de seguridad para evitar los cruces. Tijuana es la ciudad de mayor recepción de repatriados; le sigue, Mexicali, Nogales, y al final, las ciudades de Tamaulipas. El efecto por el exceso de esta política fronteriza, las deportaciones y el clima de inseguridad en las ciudades fronterizas mexicanas, provocó también la reducción de 90 a 67 por ciento la intención de regresar a Estados Unidos, aunque el nivel continúa alto. La práctica común de los aduanales estadounidenses es la repatriación lateral En este contexto hay una práctica creciente de “repatriación lateral”, es decir, si un mexicano es detenido en California corre el riesgo de ser deportado por Tamaulipas, lo que potencializa los riesgos de ser agredido por la delincuencia. El programa nacional de “repatriación humana” dista de ser un protocolo de protección: incluso hace un par de semanas, -de acuerdo con París Pombo-, en el área de Mexicali, Baja California, el Instituto Nacional de Migración informó a los repatriados que se les había terminado los recursos para apoyarlos con 50 por ciento del costo del autobús hacia sus lugares de origen. “Hay nulas condiciones para la reinserción en México”. Julia Harrington (JH), oficial mayor jurídica para la Igualdad y la Ciudadanía de ‘The Open Society Justice Inititative’ (OSJI), advirtió que hay varios aspectos discriminatorios en la reforma migratoria de Estados Unidos. Como categorías de ciudadanía estadounidense de los migrantes radicados en el país del norte. “En la propuesta de ley hay elementos discriminatorios, aunque es difícil ubicarlos con precisión, se plantea que los extranjeros no tienen derecho a la unificación de sus familias, como si lo tiene el ciudadano estadounidense.” Subrayó JH que “la ciudadanía es una legítima razón para hacer distinciones entre los nacidos allá y quienes no lo son. Esto hace muy difícil que en términos jurídicos se pueda alegar que existe un acto de discriminación”. También recordó que en Estados Unidos existen más de 10 millones de inmigrantes, de los cuales 50 por ciento son mexicanos. Se restringe el acceso a los miembros de una familia, y al trabajo También hay diferencias en el derecho al trabajo, dijo, pues “todos los estadounidenses pueden gozar de ese derecho, pero no los extranjeros. Esto es una exclusión, pero el gobierno federal se arroga el derecho a decidir si son contratados conforme al “interés público”. Recordó que las cortes estadounidenses se han pronunciado contra diversos casos de discriminación, como no permitir ciertos trabajos a las mujeres embarazadas o no hacer distinciones por cuestiones de género, o raza, aspectos que se justifican legalmente para el Estado. “Lo que puede tener una base discriminatoria, lo esconde el gobierno bajo la cuestión legal de la ciudadanía”. También comentó que los republicanos lograron una victoria con la aprobación de una enmienda que eleva los recursos gubernamentales para blindar con más de 20 mil guardias, adicionales a los 18 mil existentes, en la frontera”. El argumento de los republicanos es que, una vez que el Congreso apruebe la reforma migratoria, el gobierno necesitará más recursos para garantizar la “seguridad “ de su territorio. Para ellos, “se ha propuesto la creación de un fondo por más de 200 billones de dólares que se usaría lo próximos 10 años. En realidad, los grupos de derecha están aprovechando la aprobación de este fondo para incluir propuestas discriminatorias que se justifican bajo la bandera de la seguridad nacional”, subrayó JH. (Esta situación es un problema de fronteras grave que la única solución a esta agresión al derecho internacional es recurrir a algún órgano internacional y poner queja en HRW, y Amnistía Internacional, por el maltrato a mexicanos en el extranjero). Otra enmienda estadounidense, con más muro y policías El obtuso Congreso yanqui, aún no ha entendido nada y las experiencias se las pasa por el arco del triunfo, vuelve a la carga con más de lo mismo. De acuerdo a los promotores de la “nueva enmienda”, “aquel que intente atravesar la frontera sur será detectado, de día y de noche, llueva o truene”. Pasan los años y los inquilinos de la Casa Blanca y los “amigos” vecinos del norte se niegan rotundamente a aceptar la realidad: Por más alto y largo que sea el muro, no contendrá el río humano mexicano, por la sencilla razón de que el hambre es más alta que cualquier muro, junto con 12 millones de connacionales, lo documenta perfectamente; además por más tercos que sean y por más presupuesto que destinen, la única forma de regularizar y humanizar el flujo migratorio es por medio de un acuerdo bilateral que tarde que temprano deberán negociar con el gobierno mexicano, ante la obviedad de la mano de obra nacional no sólo es necesaria para la economía yanqui sino que su demanda es creciente. De lo anterior nos cuenta el voluminoso envío de remesas que se ha convertido en uno de los principales salvamentos de las familias migrantes, y de paso de la balanza de pagos. Durante décadas el gobierno ‘gringo’ denunciaron la “vergüenza” del Muro de Berlín (115 kilómetros de extensión); gritaron a los cuatro vientos fue “un horror”, y por lo tanto exigieron su demolición “en aras de la libertad”. Con este distractor al mundo libre, mientras tanto en su territorio comenzaron a planear y construir el muro más largo (cerca de 3 mil kilómetros), como un símbolo colonial y de poder del imperio del norte. El gobierno mexicano de las últimas cinco administraciones siempre se ha manifestado afines a los deseos del imperio. El gobierno mexicano actual no se atreve a poner una queja formal y rotunda en alguna corte extranjera, por la confrontación de guerra declarada. En esta sarta de tonterías, nunca el gobierno mexicano incluyó en el TLCAN, la inclusión del capítulo migratorio. Carlos Salinas nunca lo incluyó porque al gobierno lo que menos le interesa son los mexicanos en exilio económico en Estados Unidos. Después de dos décadas se mantiene la total negación del tema migratorio mexicano a pesar de 12 millones de connacionales en Estados Unidos. (La Jornada, Disputa legislativa en EU, p.p. 4 -28, 26 de Junio, 2013).

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