sábado, 30 de marzo de 2013

Las adicciones en México

Nacional La intolerancia a la frustración favorece el desarrollo de esta enfermedad Las adicciones en México Por: Carlos Damián 20 de Marzo, 2013 Esta enfermedad del juego, es un problema de salud pública México. - Soledad, insatisfacción con la vida, poco control de impulsos e intolerancia a la frustración son algunos de los factores que favorecen el desarrollo de la ludopatía, afición por los juegos de azar. Si acudimos al Manual diagnóstico y estadística de los trastornos mentales, quinta edición (DSM-V), incluyó la ludopatía entre las adicciones por sus similitudes en la expresión clínica, origen, morbilidad física y tratamiento con el resto de adicciones, al alcohol, tabaco y drogas ilegales. Las razones del incremento del juego patológico pueden ser distintas, pero una fundamental ha sido el aumento de los centros de juegos y apuestas, mejor conocidos como casinos. Afirma Carlos del Moral (CM), tenemos que admitir que la ludopatía se ha mantenido artificialmente “invisible”, es porque nadie la ha querido ver, pues “hay muchos intereses”. Existe la percepción social de que el jugador “es un tonto que va a regalar su dinero”. Pero esta afirmación no es cierta. Ciertamente que la ludopatía es una enfermedad y puede alcanzar niveles de gravedad extrema, incluso letales. Un jugador patológico afecta de 15 a 20 personas a su alrededor: a las que se les debe les sigue pidiendo prestado y al final se vuelve una carga muy pesada que nadie quiere llevar. No se habla de eso ni de que al menos 60 por ciento de las utilidades de los casinos proviene de los ludópatas, en su mayoría mujeres, que son las que van a diario, calladitas, muy temprano a desayunar sabroso, y a gastar su dinero, “a jugar y perder, y perder”, insiste el experto con formación en sicología, en particular en logoterapia. Nada se ha hecho por las autoridades Hasta septiembre de 2012, la Dirección de Juegos y Sorteos de la Secretaría de Gobernación tenía un registro de 359 establecimientos en operación y 679 más ya con permiso del organismo y a la espera de autorización de apertura por parte de los municipios. Además, están los cien negocios que fueron aprobados apenas unos minutos antes de que terminara el gobierno de Felipe Calderón. No existen estadísticas oficiales, pero las autoridades del sector salud estiman que de 1 a 3.4 por ciento de la población tiene problemas con su forma de jugar. Sólo en Nuevo León, entidad con la mayor cantidad de casinos, 39 oficialmente, existe un registro de 173 personas que cumplen con los criterios clínicos de la ludopatía, señala el documento Consideraciones generales hacia la prevención y la atención del juego patológico en México. Este libro en realidad es el primer esfuerzo institucional en el que se reconoce la existencia del problema y se plantean las alternativas de prevención y atención. Fue elaborado por la Secretaría de Salud (SSA), por medio del Consejo Nacional contra las Adicciones y la Secretaría de Gobernación, luego del atentado en el casino Royale de Monterrey, donde murieron más de 50 personas, de las que 35 eran mujeres, pero “hasta ahora todo se ha quedado en el papel”, afirmó CM. “Salvo distribuir el libro a los Centros Nueva Vida, no se ha hecho nada a pesar del compromiso de los funcionarios por impulsar campañas con carteles, folletos y formación de especialistas en el manejo de la ludopatía”, señaló. Añade que para el jugador patológico no hay límites. Nunca es suficiente. Si ganan quieren más y más. Viven en una situación de inconsciencia y su enfermedad va de la mano con el pensamiento suicida. La razón: llegan a tener deudas tan grandes que su única opción es quitarse la vida. El especialista recuerda a uno de sus pacientes que acumuló pérdidas por 10 millones de pesos en tres años. Para ser ludópata se necesitan ciertas características, algunas como las ya mencionadas, y particularmente, ser obsesivo compulsivo, porque algunos van, pierden 200 pesos y dicen “en mi vida vuelvo. Me cuesta mucho trabajo ganar el dinero para ir a tirarlo a un casino”. Para los jugadores patológicos, en cambio, su vida gira en torno al juego, el cual se vuelve más importante que la familia, el trabajo, el sexo, y cualquier otra cosa. Generalmente los familiares se percatan de la enfermedad porque el paciente se vuelve mentiroso, anda de mal humor, duerme en exceso o casi nada. Nos explica el especialista que, al igual que las adicciones a sustancias legales o en su caso ilegales, el juego “engaña a la mente”, con un placer inmediato y cuando pasa viene el síndrome de abstinencia y una serie de enfermedades sicosomáticas. El desafío a la suerte es un reto al diablo, y a la salud mental La pérdida de libertad es lo que representan las adicciones. Las personas no pueden dejar de consumir o de tener alguna conducta a pesar de conocer los daños que les causa en todos los aspectos de su vida. Con el juego patológico pasa lo mismo y en la República, por el incremento de los casinos, es un fenómeno que se verá cada vez con mayor frecuencia. La sociedad debe estar alerta a la evolución de ese fenómeno por varias razones; una es la asociación entre la ludopatía las enfermedades mentales. En general, la mitad de las personas adictas a alguna substancia también padecen algún trastorno neurológico, como depresión o ansiedad. En el caso del alcohol, 30 por ciento de los bebedores presenta esa morbilidad, aunque en los casos graves el indicador llega a 80 por ciento. Por lo que deducimos que un bebedor y un adicto tienen en común algún padecimiento mental. No debemos perder de vista la prioridad del tema, sobre todo para que sea creada una legislación adecuada y se norme la corresponsabilidad de los dueños de los establecimientos de juego con la protección de la salud del ciudadano, como ocurre en otras latitudes como Estados Unidos. Tenemos que tener en cuenta que los centros de juego y apuestas en el país tienen convenios con grupos de ayuda mutua y centros de tratamiento, a fin de que se les avise cuando en el casino se detecta a una persona que, a pesar de perder mucho dinero, sigue jugando. Esas agrupaciones y clínicas, que trabaja con un esquema similar al de AA, se vuelven acompañantes del jugador. En algunos sitios existe el compromiso de ya no permitir que la persona siga jugando. El propósito es cuidar al jugador, porque la persona enferma no se puede proteger a sí misma. En ella la afectación en el juicio es evidente en las imágenes cerebrales. Las zonas asociadas con el razonamiento y la toma de decisiones aparecen “apagadas o semi-apagadas”. Recordemos que con la incorporación del juego patológico a la clasificación de adicciones en México, hay la disposición de que los centros de atención de adicciones y los grupos de Integración Juvenil ayuden a ludópatas. Los individuos que además padecen depresión, ansiedad lo cual es muy común, son canalizados al Instituto Nacional de Siquiatría. Como ya sucede con otras enfermedades mentales, la rehabilitación es que los enfermos acepten y reconozcan que están enfermos. A las instituciones de salud les corresponde trabajar en el diseño y aplicación de mecanismos que favorezcan la búsqueda de tratamiento clínico, entre otros, la identificación temprana y la canalización de las personas enfermas a los centros de especialización en su atención. (La Jornada, adicciones, p. 2, 5 de Marzo, 2013).

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