sábado, 30 de marzo de 2013

El puntapié presidencial

Nacional Sigue la variable política de disfrazar el golpe contra los eternos líderes sindicales El puntapié presidencial Por: Carlos Damián 7 de Marzo, 2013 El estado regresa los impuestos mediante acuerdos implícitos a los grandes corporativos México. - La detención que algún coreógrafo trasnochado hizo de la detención de Elba Esther Gordillo (EEG), no es de ninguna manera un signo de fortaleza sino de debilidad del estado democrático, Enrique Peña Nieto (EPN) toma la ruta más fácil de encarcelar a uno de los rivales más importantes. De manera similar a Felipe Calderón (FC), EPN inicia su sexenio con una desesperada búsqueda de reconocimiento personal para compensar su falta de legitimidad general, ya que sólo representa a los ricos y a los grandes corporativos extranjeros y nacionales. Se equivocan quienes comparan el encarcelamiento de EEG con el golpe a ‘la Quina’ realizado por el ex presidente Carlos Salinas de Gortari (CSG). En realidad EPN no sigue al dedillo el guión hecho por su ‘audaz’ padrino político CSG, sino el aun oculto, inepto y belicoso FC. Al hacer la clásica remembranza, en 1988, el PRI contaba con una poderosa hegemonía sobre la política nacional. La detención de Joaquín Hernández Galicia (La Quina), ex líder petrolero, así como las obligadas renuncias de numerosos gobernadores y otros altos funcionarios públicos durante el sexenio de CSG, permitieron al entonces presidente reafirma su poder dentro de la piramidal estructura de jettatura que todavía permanece intacta. Sin embargo después de 12 años de administraciones federales ineptas y belicosas con un gran poder de odio federal a los ciudadanos mexicanos, hoy el contexto es completamente diferente. Basta algunas cifras, el 38.2 por ciento de la votación comprada en las urnas por el nuevo partido de Estado simplemente no es suficiente a EPN para emprender reformas tan agresivas para la economía y el bienestar social como la privatización de Pemex (vendida por 99 años a corporativos extranjeros), y la imposición del IVA en alimentos y medicinas. El gran zapato La fuerza del PRI actual no tiene nada que ver con la que tenía el PRI de antaño, el mensaje del presidente fue “hacia adentro”, y César Camacho, el actual presidente del PRI lo comenta muy vividamente. El mensaje de EPN en su asamblea nacional, reafirma el mando personal sobre una pirámide política que ya no existe, sino un golpe mediático orientado a inflar al inquilino de Los Pinos. Que manejado con inteligencia, fue ensayado el pasado 1 de diciembre, y su imagen pública tiene por objeto distraer e intimidar a la oposición política. La estrategia usada hasta hoy ha sido utilizada por FC al inicio de su sexenio, donde se utiliza el encarcelamiento de Elba Ester Gordillo, combinado con la brutalidad policíaca, y detenciones arbitrarias a granel. Similarmente todo el episodio guardando las distancias de tiempo y de lugar fueron hechas por el becario de Harvard donde al rendir su protesta como presidente entró por una puerta trasera de palacio nacional, y después se vistió de militar, al ejercito nacional lo lanzó a las calles usándolo mediáticamente contra el pueblo mexicano, generando una guerra artificial contra las drogas, y sistemáticamente fueron utilizados los órganos de procuración de justicia para amedrentar a sus rivales políticos. El estado fallido en la que Calderón como principal protagonista tuvo un excelente guión realizado por su dueño, desempeñó su papel a la perfección, desplegando a la armada, a los marinos, a la policía federal, y amedrentando a políticos de la envergadura como; Jorge Hank Rhon, Greg Sánchez, Flavio Sosa, el general Tomás Ángeles, así como los detenidos por el michoacanazo, que fueron algunos ejemplos de la sonada estrategia militar de Calderón. Los problemas reales creados son el debilitamiento institucional del estado y la voracidad de los poderes fácticos, que necesitan ser frenados. Pero estos grandes problemas del estado mexicano no se van a solucionar por medio del culto a la personalidad autoritaria del presidente, con la politización y cómplice facciosa a la justicia, contando con la neutralidad de los organismos gubernamentales. El estado soy yo En estas reflexiones políticas, socioeconómicas, se ven algunas de las características fundamental del absolutismo de estado al confundir al primer mandatario con la institución estatal en su conjunto: L‘Etat c’est moi (Luis XIV, de Francia). Estos sistemas políticos insisten en la fidelidad total al jefe de estado y son profundamente intolerantes a la disidencia y la discrepancia social. Es ingenuo pensar que el encarcelamiento de EEG sea un mensaje a favor del estado de derecho ya que no fue más que un típico y desesperado ajuste de cuentas fáctico entre líderes políticos de igual naturaleza política. Hoy tenemos que a pesar de los esfuerzos olímpicos por proyectar una imagen de “hombre de estado”, el comportamiento del presidente es igual de vulgar y desesperado que aquello mostrado por FC, por el sucesor de Joseph Stalin. “Todo en el estado, nada contra el estado, nada fuera del estado” decía Benito Mussolini. Con gran profusión mediática, incluido el abordaje crítico de comunicólogos estrellas de las radios y las televisoras privadas que son los encargados de reproducir la ideología de adoctrinamiento y control social. Un fenómeno social conocido como “grupos de autodefensa civil”, se ha hecho presente en las calles del México sufrido, golpeado, y vulnerable a la enfermedad social agresiva conocida como “escuadrones asesinos” provenientes del narcotráfico, que han sido usados desde hace algunos años en los pueblos indígenas del sur de la nación. La coyuntura social ha coincidido con el despegue y golpes de autoridad que han venido posicionando al PRI nacional, vía las reformas lesivas y agresivas de las reformas educativa y laboral. En conjunto con la privatización de Pemex, la solución expedita vía el silenciamiento difuso en la Torre de Pemex, el ajuste de cuentas a la maestra Elba Ester Gordillo (EEG), la ley de la Omerta en la estela de Luz, y otras linduras nacionales. En este contexto nacional llama la atención el fenómeno de los grupos civiles armados, en vísperas del lanzamiento en cascada de una “política de seguridad de estado”, del mando único policial y de la gendarmería nacional como nuevo órgano represivo militarizado. Tenemos una línea muy tenue en torno a las inocentes policías comunitarias indígenas, los grupos de autodefensa civil, y los paramilitares, con una variable no muy explorada que históricamente es vinculada al paramilitarismo con la contrainsurgencia estatal en clave de guerra sucia, la Colombia de Álvaro Uribe, modelo de Enrique Peña. En México la desnaturalización de la institución militar atravesó en el último medio siglo por diversas fases donde la difuminación de las fronteras entre lo civil y lo castrense, cobró visibilidad, pese a su carácter clandestino. El asunto nos remite a “operaciones encubiertas” de agentes de seguridad, que necesitan camuflar su identidad como civiles para no comprometer el accionar clandestino del Estado. Ambos procedimientos tienden al mismo objetivo: el encubrimiento que salvaguarde la impunidad de actos criminales. Los antecedentes sobran, y nos remitimos a los años 80, en la localidad puerto Boyocá, Colombia. Esta política de Estado para la lucha antisubversiva y el exterminio “comunista” se extendería después a toda Colombia, buscando el involucramiento compulsivo de la población en el conflicto armado contra las guerrillas. Alfil del consenso de Washington, anterior jefe de la Policía Nacional, Oscar Naranjo, hoy asesor de seguridad de EPN, bajo cobertura del Instituto Latinoamericano de Ciudadanía, creado ad hoc por el ITESM. Estas tácticas de tierra arrasada, y aldeas son estrategias, que destruyen la base social de la insurgencia en las comunidades indígenas, no le es ajena al ejército mexicano, la Sedena recuerda con Mao Tse Tung que “el pueblo es a la guerrilla lo que el agua es al pez”, pero agrega que “al pez se le puede hacer imposible la vida en el agua, agitándola, introduciendo peces más bravos que lo ataquen, lo persigan y lo obliguen a desaparecer o a correr el riesgo de ser comidos por esos peces agresivos”, llamada contraguerrilla. La criminalidad es hoy funcional a la guerra de clase encubierta. A lo que se suma el proyecto estatal por reglamentar y subordinar a la policía comunitaria en Guerrero. Estas intenciones de autodefensa se ven cristalizadas al crear un nuevo modelo autoritario. (La Jornada, política, p.p. 6-12, 18 de Diciembre de 2012).

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