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Nacional 1/2 
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Persecución de la lucha social  
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Nestora Salgado  
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Por: Carlos Damián                                       16 de Febrero,
  2015 
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El gobierno utiliza la figura penal de secuestro
  para reprimir activistas sociales 
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México. -   Ahora la semana pasada
  la embajada de Estados Unidos citó al abogado Leonel Rivero (LR), director
  del despacho defensa Estratégica de Derechos Humanos y nuevo representante
  jurídico de Nestora Salgado García (NSG), a una reunión de funcionarios
  consulares y políticos de la misión querían entender qué obstaculiza la
  liberación de la comandante de la policía comunitaria de Olinalá, Guerrero; quien
  sigue presa en la cárcel de máxima seguridad de Tepic, Nayarit, a pesar de
  que desde marzo del año pasado (2014) un juzgado federal desechó las causas penales
  que la acusan y ordenó su excarcelación (libertad). Escucharon el punto de
  vista del abogado LR, “Les expliqué que el de NSG es un típico caso de
  prisión política y persecución de la lucha social. Su situación condensa el
  rechazo del Estado a proyectos autónomos de seguridad pública que, como las
  policías comunitarias y las autodefensas, evidenciaron la incapacidad de las
  autoridades de proteger a las poblaciones indígenas y rurales de la acción
  del crimen organizado, por omisión o complicidad”.  
Rivero agrega que al desconocer que las actividades de NSG se
  produjeron en el contexto de sus funciones como comandante de un cuerpo de
  policías comunitarias de Guerrero, reconocidos por ley estatal, los procesos
  judiciales en su contra tienen una innegable carga política. Y recordó que
  desde hace años los gobiernos utilizan las figuras penales de secuestro y
  secuestro agravado para reprimir a dirigentes del movimiento popular, como en
  su momento fueron los dirigentes del Frente de Pueblos en Defensa de la
  Tierra de San Salvador Atenco, sentenciados hasta 60 años de cárcel y
  finalmente liberados. O el caso del vocero del Consejo de Ejidos y
  Comunidades Opositoras de La Parota, Marco Suástegui. En junio de 2013, NS
  García recibió en su casa a un grupo de mujeres de su comunidad, Olinalá. La
  casa servía a la vez como oficina de la comandancia de la policía comunitaria
  y NSG, madre de tres jóvenes, había sido nombrada en asamblea  popular comandante de ese cuerpo policíaco
  de la comunidad, adscrito a la Coordinadora Regional de Autoridades
  Comunitarias (CRAC), al amparo de la ley 701 de Reconocimiento, Derechos y
  Cultura de los Pueblos y Comunidades Indígenas de Guerrero, promulgada a
  mediados de 2009. 
La acusación a NSG 
La Crac, como proyecto autónomo de seguridad, nació en 1995 en San
  Luis Acatlán, en la región mixteca. Inició su expansión en 2008. Cruzada por
  divisiones internas e interétnicas, a la fecha tiene cerca de 40asambleas y
  sistemas de seguridad en decenas de pueblos de la Costa Chica y la Montaña de
  Guerrero, contando con cerca de mil 800 efectivos que dan servicio a 20 mil
  guerrerenses aproximadamente. Las señoras iban preocupadas a su encuentro con
  la comandante NSG. Sus hijas –Dulce Rubí Burgos y Yesenia Castillo Meza-  habían salido de sus casas días antes y no
  habían vuelto. Las madres sabían que las chicas andaban en malos pasos y
  reconocieron que ya no podían controlarlas. Ambas chicas tenían, en ese
  entonces, 17 años La comandante movilizó a sus unidades y pronto localizaron
  a las adolescentes rebeldes. Según consta en oficios firmados por Dulce y
  Yesenia, con el sello del Consejo Ciudadano Olinalteco y las rúbricas de la
  propia NSG, confesaron que habían ido a “pasear” varios días, a tomar micheladas
  y a pernoctar en casas de distintos amigos en Huamuxtitlán y hasta Tulcingo.  
A diferencia de otras casas de justicia del sistema CRAC-PC, en la de El Paraíso –a la que pertenecen
  .Olinalá, Tixtla (cuya policía es hoy responsable de la seguridad de la
  normal rural de Ayotzinapa) y Huamuxtitlán. Se propuso un programa  que fuera más allá de la seguridad y
  abarcara la reintegración y reeducación de jóvenes delincuentes e
  infractores. Normalistas de la escuela Raúl Isidro Burgos son los encargados
  de esos proyectos educativos. Las madres de los jóvenes convinieron con la
  Crac y el consejo Olinalteco que sus hijas pasarían  un tiempo de reeducación en cualquiera de las
  cuatro casas de justicia que tenía la policía comunitaria como parte de sus
  sistemas de reinserción. Hay actas firmadas bajo el rubro “Reeducación”, con
  fecha  del 10 de junio de 2013, consta
  el acuerdo. “Es para beneficio personal, familia y sociedad”, se subraya.
  Cuatro chicas, con la autorización expresa de sus madres, se acogieron a ese
  sistema. Meses después, las señoras que pidieron ayuda a Nestora Salgado se
  volvieron en su contra, cambiaron las versiones que ofrecieron ante el
  Ministerio Público (MP) y hoy la acusan de secuestro, (La Jornada, Blanche
  Petrich). 
El gobernador Aguirre y la CRAC-PC 
En los tres procesos penales que enfrenta en una cárcel de máxima
  seguridad (48/2014, 196/2013, y 05/20141, abiertos en un juzgado de Talpa y
  radicados en Tepic), los señalamientos de Dulce Rubí y Yesenia de haber sido
  víctimas, agravado por el hecho de ser menores de edad, son las acusaciones
  que más pesan en las circunstancias que tienen presa a la comandante de
  Olinalá desde hace un año y medio. El 21 de agosto de 2013, en un operativo
  conjunto, La Marina y las Policías Federales y estatal irrumpieron
  simultáneamente en varias localidades de la Montaña. En Quiahuitepec, zona
  serrana  a donde por falta de caminos
  sólo se llega a pie o en motocicleta tetramotor, los soldados se lanzaron a
  rapel desde los cerros. Las fuerzas federales aprehendieron ahí a 18 policías
  comunitarios y “rescataron” a las personas que tenían bajo arresto conforme
  al sistema de seguridad de la CRAC, entre ellos a Armando Patrón, quien
  entonces era síndico procurador de Olinalá, detenido y juzgado por estar
  relacionado con dos homicidios y por abigeato. También liberaron a un taxista
  conocido como El Mapa, a quien se
  acusó de “desaparecer” y descuartizar personas por encargo del crimen
  organizado. En la zona actúa impunemente el Cártel de Los Rojos.
  También estaban retenidos un presunto violador y cuatro mujeres, entre ellas
  las dos menores de edad. Los militares y marinos detuvieron en la sede de la
  policía comunitaria de El Paraíso a otros siete de sus integrantes y en
  Olinalá fue arrestada Nestora Salgado. 
Al final del operativo, que marcó la ruptura del ex gobernador Ángel
  Aguirre con el sistema de policías autónomos que él mismo había impulsado,
  había más de  40 presos, entre ellos
  varios dirigentes comunitarios, como: Gonzalo Molina, de Tixtla; Arturo Campos,
  de Ayutla, y Bernardino García, de El Paraíso. Están presos en la prisión de
  Tepic, Miahutlán o Acapulco y tienen cargos por secuestro agravado y
  delincuencia organizada. Doce siguen encarcelados. Todos son casos de
  persecución política. La hija de la dama, Dulce Rubí quien iba a ser
  reeducada por la policía comunitaria es la joven que ha aparecido
  recientemente en las conferencias de prensa de su enemiga política, Isabel
  Miranda de Wallace, la rica y poderosa activista de a organización ‘Alto al Secuestro’. Ella no habla
  mucho, solo se dice víctima y llora, teatralmente, lo que la hace una arma
  política ideal que Isabel Miranda la ha utilizado perfectamente ya que la
  abraza como en una telenovela de muchas lágrimas de cocodrilo. El activismo
  de Wallace y el líder de la organización “México SOS”, otra organización
  privada manejada por otro rico mecenas, Alejandro Martí, se hizo visible la
  primera semana de enero, cuando estaba por vencer el plazo para que el fiscal
  general de Guerrero, Miguel Ángel Godínez, respondiera a la petición del
  gobernador Rogelio Ortega de desistirse de las causas contra Nestora Salgado.
  (La Jornada, política, p.p. 1-2 Febrero 16, 2015). 
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viernes, 27 de febrero de 2015
Nestora Salgado
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