viernes, 4 de enero de 2013

La pederastia en la Iglesia

Nacional La Iglesia tiene que afrontar sus problemas La pederastia en la Iglesia Por: Carlos Damián 1 de Diciembre de 2012 No ocultemos lo que es evidente al público México. - En el contexto de un congreso organizado por el Vaticano en la universidad Gregoriana de Roma, los especialistas estadounidenses Michael J. Berni y Patricia Neal señalaron que el costo que la Iglesia Católica ha tenido que pagar debido a las denuncias por abuso sexual de sus sacerdotes –ya sea por concepto de servicios jurídicos, indemnizaciones, tratamientos médicos, y sicológicos para las víctimas- “se sitúa muy por encima de los dos mil millones de dólares”. La cifra aunque escandalosa parece conservadora si se toma en cuenta que, además de los gastos enlistados, los jerarcas católicos han debido destinar grandes sumas para sufragar acuerdos extrajudiciales con las víctimas de pederastia, a efecto de disuadirlas para que desistan de sus acusaciones en contra de clérigos. En todo caso, mucho más caro que las pérdidas económicas es el descrédito en que se encuentra sumida la Iglesia católica por los escándalos de pederastia: es inevitable establecer un vínculo causal entre ese estigma y la pronunciada pérdida de feligreses -10 en América Latina, según datos del Consejo Episcopal latinoamericano- que sufre en el momento presente. Los costos en materia económica, en imagen pública y en autoridad moral, permiten ponderar el carácter contraproducente de la conducta de la jerarquía ante las denuncias contra curas pederastas, la cual se ha caracterizado por la hipocresía y la voluntad de encubrimiento. El caso más representativo es el del fundador de la Legión de Cristo, Marciel Macial, cuyos delitos sexuales contra menores fueron conocidos desde mediados del siglo pasado por los más altos niveles eclesiásticos, y ello incluye a Juan Pablo II y a Benedicto XVI. Sin embargo, ya fuera por temor a perder las cuotas de poder político y económico que Maciel aportaba a la Iglesia Católica o por mera insensibilidad, Roma optó durante décadas por encubrir los crímenes del sacerdote michoacano y hostigó en forma sistemática a las víctimas que denunciaron en su oportunidad los abusos sufridos. De haber actuado con transparencia y apego a la ley ante las denuncias en contra de Maciel y otros curas abusadores; de haber impuesto sanciones ejemplares a los responsables de esos crímenes, y de haberse consagrado al castigo y a la prevención de nuevas agresiones sexuales de niños perpetrados por sacerdotes. El vaticano habría podido evitar el enorme desprestigio que esos delitos le han causado y ahorrarse grandes sumas de dinero por concepto de indemnizaciones y acuerdos extrajudiciales con las víctimas. Si la curia romana desea restañar en alguna medida el deterioro provocado por su propia conducta frente a los casos de abuso sexual cometidos por clérigos, tendrá que afrontar, y no seguir ocultando, la realidad; emprender un ejercicio de autocrítica amplia y sincera; no obstaculizar la presentación de las denuncias penales correspondientes contra sacerdotes agresores que aún gozan de protección institucional, y señalar públicamente a las autoridades eclesiásticas que incurrieron en casos de encubrimiento de los criminales. Cardenal tolerante guadalajarense Los rayos del sol apenas alcanzan a calentar la mañana en el lujoso club de Golf Atlas Country, y la Ciudad de Guadalajara se ha despertado de un largo letargo al enterarse que el jefe católico con sede en Guadalajara habrá de comportarse con moderación, sin protagonismo político, ni tutelaje de candidatos, gobernadores piadosos etílicos, y mienta madres como Emilio González. Nada de guardaespaldas ni ostentación. Rozando lo increíble, este cardenal no buscará pleitos ni pronunciará frases destempladas. Juan Sandoval Iñiguez (JSI), es un converso a la humildad, a la tolerancia, y a la sensatez. Pues no, se trata del cardenal José Francisco Robles Ortega (JFRO), quién estaba a cargo de la diócesis de Monterrey y ha relevado al anterior cardenal por razones de edad. El cardenal JSI relata la cercanía del purpurado con las clases altas, más que con las clases menos favorecidas de México, que son los que nutren a la Iglesia que encabezó. El cardenal relevado era de hoscos modales, explosiva personalidad, y como pocos rústico e insensible. Sólo basta con repasar algunas frases para describirle: “las comisiones de derechos humanos sólo sirven para defender delincuentes”; “a las mujeres violadas les pasa eso por andar provocando”; “los protestantes no tienen madre”. Sobre Miguel Hidalgo el “padre de la patria”, se refirió cómo “violador de monjas”, a los militantes del PRD les llamó “hijos de las tinieblas”, y de los ministros de la Suprema Corte de Justicia llegó a afirmar que “habían sido maiceados” para aprobar las uniones entre personas del mismo sexo. Por fin termina la época el 7 de febrero de este personaje polémico de ultraderecha, férreo opositor de la diversidad sexual y las adopciones. Ahora no respiren aún de alivio que todavía JSI se quedará para terminar su magna obra: el Santuario de los mártires en Guadalajara. Para la que ya han hecho algunas adecuaciones en las arterias viales, la estación del metro correspondiente a esta Iglesia ya ha cambiado de nombre. Pero recobremos el aliento; difícilmente la Iglesia católica aceptará ideas progresistas, su papel desde la Colonia es precisamente estar del lado de la oligarquía, ese es su papel histórico, por ello siempre se ha opuesto al progreso y al desarrollo económico de México. La garra de este cacique católico dejó una huella indeleble por 40 años ya que tuvo una injerencia en la formación de sacerdotes en el seminario de Guadalajara, de donde han egresado más de 6 mil sacerdotes. Este sacerdote fue primero profesor, rector, y luego como cardenal siguió como sombra perjudicial a los ministros de culto. JFRO fue alumno de JSI, pero seguirá la sombra del antiguo cardenal poniendo ruido en la ciudad de Guadalajara. De lo contrario, y a pesar de las advertencias de “cero tolerancia” lanzadas por los jerarcas de San Pedro, es de suponer que los casos de abuso sexual por sacerdotes continuarán, y no habrá dinero ni política de control de daños que alcance para revertir la mala fama que han adquirido a pulso. (La Jornada, política, p. p. 6 - 8, 9 de Febrero, 2011).

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