jueves, 28 de mayo de 2015

La estupidez

Internacional
La estupidez institucional es peligrosa porque pone en riesgo a la humanidad
La estupidez 
Por: Carlos Damián                                        6 de Mayo, 2015
El mundo no llega al abismo nuclear pero ha estado muy cerca
México. -  La rebelión en la granja es un escrito de George Orwell pero muy conocido pero la introducción a su libro por entero y no fue publicado pero fue encontrado décadas más tarde entre sus documentos inéditos, pero no se encuentra disponible para el público. En ese ensayo preámbulo a su famoso libro señala obviamente en forma de sátira maneja el concepto de enemigo totalitario, pero insta al pueblo inglés a no creerse demasiado por eso, como expresa que en Inglaterra las ideas impopulares se pueden suprimir sin el uso de la fuerza, y da ejemplos de lo que se quiere decir aunque no son relevantes. Una razón señala, es que la prensa es propiedad de hombres acaudalados que tienen todo el interés de que ciertas ideas no se expresen. La segunda es una buena educación. Si se pudiera ir a una buena escuela donde se infunde el conocimiento de que hay ciertas cosas que no estaría bien decir. Esta situación sostiene Orwell, es un gancho poderoso que va mucho más allá de la influencia de los medios. En este contexto las escuelas no son precisamente un recipiente de buenas ideas sino que la estupidez viene de varias formas.  Tal vez la estupidez proviene aunque no es la más sencilla de todas, pero se podría llamar la “estupidez institucional”, este surgimiento en el mundo es el más problemático de explicar.

Para ilustrarlo sería más sencillo enmarcar su funcionamiento dentro del sistema que opera; pero es el marco mismo el que va de lo grotesco a la virtual demencia.  Se menciona un par de ejemplos para dar un botón de muestra de lo que se menciona. Hace 30 años, a principios de la década de 1980 cuando Reagan se encontraba en el poder  había un artículo que trataba de la estrategia nuclear, y se refería a personas supuestamente inteligentes diseñaban un curso de suicidio colectivo en formas que eran razonables dentro de un marco de análisis geoestratégico. A través de los años hemos aprendido mucho desde entonces. Veamos una revista The Bulletin of Atomic Scientists, presenta un estudio  de las falsas alarmas de sistemas de detección automática que Estados Unidos y otros países usan para detectar ataques de misiles y otras amenazas que pudieran percibirse como un ataque nuclear. El estudio abarcaba de 1977 a 1983, y estima que durante ese periodo hubo un mínimo de 50 falsas alarmas, y un máximo de 255. Esas alarmas fueron abortadas por intervención humana, que evitó un desastre por cuestión de minutos.

Se puede asumir que nada es sustancial y que nada ha cambiado desde entonces. Pero en realidad se ha vuelto mucho peor, visto desde la perspectiva en que trate el asunto públicamente. Para 1983 la guerra nuclear era un gran temor, y se debía en parte a George Kennan, eminente diplomático que llamó entonces “las características indefectibles de la marcha hacia la guerra… eso, y nada más”.  Se empezó por los programas que el gobierno de Reagan emprendió tan pronto como llegó al poder. Le interesaba poner a prueba las defensas rusas, así que simuló ataques navales y aéreos a Rusia. Fue una época de gran tensión. Se habían instalado misiles Pershing en Europa occidental, a un tiempo de vuelo  de cinco a diez minutos a Moscú. Reagan también anunció su programa Guerra de las Galaxias, que estrategas de ambos bandos entendieron como un  arma para dar el primer golpe. En 1983. La operación Arquero Capaz incluía una práctica que “llevó a fuerzas de la OTAN a una liberación simulada de armas nucleares en gran escala”. La KGB, según nos enteramos en reciente material de archivo, concluyó que se había puesto a fuerzas armadas estadounidenses en alerta, y que tal vez había empezado la cuenta regresiva para la guerra total.


El mundo todavía no ha llegado al borde del abismo nuclear; pero durante 1983, sin darse cuenta, estuvo cerca de un modo escalofriante, sin duda más que en cualquier momento desde la crisis de los misiles en Cuba, en 1962. Los Estados Unidos preparaban un primer golpe, y bien pudieron haber lanzado un golpe preventivo. De hecho, tenemos a la mano un reciente análisis de inteligencia estadounidense de alto nivel, el cual concluye que el temor a la guerra era real. El análisis destaca que en el fondo estaba el recuerdo persistente entre los rusos de la Operación Barbarroja, nombre e clave alemán del ataque de Hitler a la Unión Soviética, que fue el pero desastre militar en la historia rusa y estuvo a punto de destruir al país por completo. El análisis destaca que precisamente los rusos comparaban la situación. Todo esto parece malo y parece que va de mal en peor, ya que hace como un año en medio de estos acontecimientos   graves que amenazan la existencia humana en el planeta, el sistema de alerta temprana de Rusia, que es similar al de Occidente, pero más deficiente.  Se detectó un ataque de misiles proveniente de Estados Unidos y envió una alerta máxima. El protocolo para los militares soviéticos era responder con un ataque nuclear. Pero la orden tenia que pasar por un ser humano. El oficial de turno, llamado Stanislav Petrov, decidió desobedecer las órdenes y no comunicar la alarma a sus superiores.

Recibió una buena reprimenda oficial, pero debido a su incumplimiento del deber, hoy estamos vivos para contarlo. Se sabe de un enorme número de falsas alarmas del lado estadounidense. A pesar de la gran deficiencia de las alarmas soviéticas se sabe que se están modernizando los sistemas nucleares. El Boletín de Científicos Atómicos tiene el llamado Reloj del Día del Juicio, y en fecha reciente lo adelantó dos minutos. Explica que el reloj “suena a los tres minutos para la medianoche porque los lideres internacionales no cumplen su deber más importante, que es garantizar y preservar la salud y vitalidad de la civilización humana”. Tal vez estos líderes en lo individual no son tontos, más sin embargo es su función institucional su estupidez es letal en sus implicaciones. Al observar el registro desde el primer ataque atómico, y parece ser el único, es un milagro que hayamos escapado de la tercera guerra mundial. La destrucción nuclear es una de la mayores amenazas a la supervivencia, y muy real. La segunda guerra mundial es la catástrofe ambiental. (La Jornada, Noam Chomsky)

Se tiene a un grupo de servicios profesionales en Pricewaterhouse Coopers que en su estudio anual se publica una serie de prioridades de los altos directivos de los consorcios privados. En primer lugar de la lista está el exceso de regulaciones. El informe indica que el cambio climático no figuró entre las primeras 19. Es de suponerse que estos directivos no son tontos pero dirigen sus negocios con inteligencia. Pero la estupidez institucional es severa y enorme, y amenaza literalmente la vida de la especie. La estupidez individual tiene remedio, pero la institucional es más resistente al cambio. En esta etapa de la sociedad humana, en verdad pone en peligro nuestra supervivencia. Por eso debería ser la estupidez institucional una preocupación primordial para la existencia humana. www.stop-wylfa.org Organización en contra de la actividad nuclear en Escocia.  (La Jornada, política, p. 2, 18 de Abril, 2015).

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