viernes, 23 de enero de 2015

Siembra transgénica

Nacional
Grupos opositores enfrentan 90 acciones jurídicas; se busca suprimir el cultivo de la soya
Siembra transgénica
Por: Carlos Damián                                       1 de Enero, 2015
La batalla ya tiene más de 18 años contra el maíz transgénico 
México. -   La batalla emprendida por México para impedir la siembra de maíz transgénico cumplió 18 años, y el gobierno federal y estatal siguen unidos como un bloque sólido en contra de los ciudadanos que no desean perder la herencia genética de nuestros ancestros que desarrollaron el arbusto que lograron realizar en un alimento básico para el indígena americano, y México fue la semilla que lo convirtió como centro de origen de este milagroso alimento. Los grupos que se oponen a la producción enfrentan 90 acciones jurídicas –entre amparos y apelaciones- interpuestos por empresas promotoras de la biotecnología agrícola, la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), y durante el próximo año, “seguiremos tejiendo la resistencia”, dijo Adelita San Vicente (ASV), de Semillas de Vida. “Para los integrantes de Sin Maíz no hay país, seguir deteniendo la siembra de maíz genéticamente modificado es un gran triunfo; esto continuará porque la razón nos asiste. La batalla es por la suspensión definitiva de esos cultivos, así como de la soya transgénica”.

El caso ya está en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y el  dictamen del Tribunal Permanente de los pueblos (TTP), “es un aliento para continuar exigiendo la suspensión definitiva de la siembra de maíz transgénico en todas sus fases”. En noviembre, el TTP capítulo México, pidió en un dictamen a la Organización de Naciones Unidas para la agricultura y la Alimentación defender a México como centro de origen del maíz y los derechos de los campesinos; exigió a la Organización Mundial de la Propiedad intelectual abstenerse de demandar propiedad intelectual sobre plantas, animales o cualquier ser vivo, y solicitó al Convenio sobre Diversidad Biológica sobre Diversidad Biológica convoque a la Comunidad Internacional para que garantice la integridad de los centros de origen y diversidad genética de los cultivos y derechos de las comunidades indígenas, campesinas y locales. La medida sigue vigente la medida precautoria contra la siembre de maíz transgénico dictada por el juzgado décimo de distrito en octubre de 2013, pues en agosto de este años el décimo tribunal colegiado en materia civil desechó el amparo que interpuso  la empresa Syngenta.

La lucha de los campesinos por la reapropiación de las semillas criollas del maíz, y en defensa de las del frijol, calabaza, entre otros cultivos, seguirá como una de las acciones principales del grupo, acotó ASV. En otro lado de la nación, el director de Agro Bio México, Alejandro Monteagudo afirmó que se espera que en 2015, “México se atreva a sumarse a los 27 países que siembre maíz genéticamente modificado, entre otros cultivos”. Sostuvo que “no significará que el país se vea cubierto de inmediato con ese tipo de cultivo; la adopción será gradual y finalmente serán los productores quienes decidan si la tecnología es útil”; este proceso es el que hemos visto ya que se han otorgado todos los permisos de siembra solicitados por las empresas de transgénicos.  Sostuvo que los procesos jurídicos son largos y ellos han entregado toda la información requerida; pero esperamos que la resolución sea lo antes posible para retomar la siembra experimental y piloto, y avanzar en siembra comercial del grano en el norte del país, donde se empezó a sembrar hace más de cuatro años”. México tiene características particulares, como ser centro de origen del maíz, pero estamos convencidos de que el marco regulatorio existente les permite avanzar en la siembra de maíz transgénico a las trasnacionales.

Trampa de las trasnacionales que comercian transgénicos
A pesar de el viento privatizador que permite con las reformas estructurales entregar hasta el último rincón de los energéticos para envenenar al pueblo mexicano con el petróleo lutita, pero aún se mantiene un leve soplo de esperanza contra el impulso del gobierno federal y estatal a favor del comercio de las semillas tóxicas del maíz y soya para el pueblo mexicano. Se mantiene la suspensión legal contra la siembre de maíz transgénico que un juzgado otorgó ante la demanda colectiva promovida por 53 personas, y 20 organizaciones civiles, ambientalistas y campesinas, representadas legalmente  por Colectivas AC. Desde que se dictó esta suspensión en octubre 2013, las trasnacionales demandadas, Monsanto, Syngenta, Dow  y PHI México (Dupont) y el propio estado Mexicano, a través de las secretarías de Agricultura y Medio Ambiente, han presentado más de 70 recursos legales contra la suspensión y la demanda. Uno de los más destacados casos en contra de Monsanto fue llevado a cabo por el juez Jaime Marroquín Zaleta, quien  en diciembre de 2013 ordenó reinstalar la medida precautoria de suspensión contra la siembre de maíz transgénico,  después de que las empresas habían logrado revertir esta medida por un pequeño lapso de tiempo. Aunque Monsanto oculta su cara monstruosa de envenenadora del mundo como una adolescente con cara angelical, y esta malévola ‘cruela’ acusó al juez Marroquín de ¡parcialidad y falta de ética! Este argumento tonto se desechó ratificando al juez  para seguir interviniendo en el proceso.

En esta guerra sin cuartel que llevan los ciudadanos que defienden el medio ambiente, tuvieron una victoria en la que se le negó a Singenta el amparo contra la suspensión que había presentado la empresa, alegando que debía haber sido consultada antes de dictar la medida precautoria, y el tribunal consideró que el amparo debía desecharse por la gravedad de los daños causado a la siembra a futuro. En cuanto al fondo de la demanda, se plantea que los daños que ocasionará el maíz transgénico, se violan los derechos al disfrute de la biodiversidad,  a una alimentación y ambiente sanos, entre otros factores negativos a la salud. El Estado como siempre se suma al litigio en contra del ciudadano mexicano para envenenarlo, y usa todos los recursos y poder del Estado para favorecer a trasnacionales para domesticar al ciudadano y aceptar su suerte. Por esta razón los tóxicos provenientes de las plantas y semillas transgénicas son una base substancial para dormir al ciudadano que demanda un ambiente, y alimento sano y libre de tóxicos, ya que vivirá enfermo y envenenado toda la vida viviendo confundido, mareado y tratando de quitarse este veneno que lo seguirá toda su vida, convirtiéndose en un mutante dormido y analfabeta funcional.

Como un ejemplo gráfico se lee en el periódico electrónico Los Angeles Press, sobre la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad y Organismo Genéticamente modificados (Cibiogem), que gestiona las solicitudes de transgénicos. En esta Comisión participan, entre otras, las dos secretarías anteriormente mencionadas que están ahora litigando a favor de las trasnacionales. Sol Ortiz es la secretaría ejecutiva denunciada en 2009 por haber tomado los estudios de la contaminación transgénica del maíz nativo en los que participó estando en la UNAM y entregarlos a una empresa comercial que argumentó falsamente que no existía la contaminación. Pero  los hechos no acaban aquí ya que la Cibiogem organizó a una serie de científicos y empresarios allegados al organismo, para refutar, capítulo por capítulo, el libro “El maíz en peligro frente a los transgénicos editado en 2013 por la Unión de Científicos Comprometidos por la Sociedad (UCCS), y la UNAM”, pagado por el Estado. En el libro pudieron participar más de 50 científicos de instituciones todo el país, aportando un amplio panorama crítico de los riesgos de los transgénicos para México, su biodiversidad, su soberanía, su economía,  y su patrimonio genético. Este teatro de marionetas pagadas se realizó en lugar de una discusión pública transparente y directa con participación en igualdad de circunstancias con científicos críticos, y grupos más afectados de la sociedad, y en suma se teme a los debates abiertos. (La Jornada, política, p.p. 3-5, 24 de Diciembre, 2014).

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