domingo, 25 de noviembre de 2012

La reforma del patrón

Nacional Legisladores por hora La reforma del patrón Por: Carlos Damián 26 de Septiembre, 2012 El salario del presidente será desde ahora salario mínimo México. – Los promotores están cansados de repetir la fórmula para aumentar los empleos en el país tratando de impulsar a este presidente que va a ocupar la silla presidencial con el título de “presidente del empleo”, y recuerdan a los ciudadanos que esta reforma es “impostergable la necesidad de adecuar” la ley Federal del Trabajo (LFT), a “nuestra realidad”. Pues que bien que se acuerden de su existencia, porque poco más de cuatro años de décadas de vigencia tal ordenamiento ha sido sistemáticamente violado por patrones y gobierno; en estas violaciones a la LFT es digno de mencionar que las administraciones panistas se han llevado el premio por agredir a los trabajadores. Para esos legisladores y para el presidente Calderón la palabra “modernizar” no es nada más legalizar esas prácticas violatorias al derecho internacional, aunque sea contraria al espíritu constitucional a los intereses de los trabajadores, que forman la mayoría nacional. Ciertamente los patrones y el gobierno deben estar orgullosos, porque dicha transgresión no la han limitado a la ley que ahora pretenden “modernizar”. Por el arco del triunfo se han pasado todas las normas laborales existentes: desde la obligación de inscribir en el IMSS al total de sus trabajadores (con esta laxitud de leyes, sólo quedan uno de cada tres empleados), con el salario que realmente pagan (los patrones suelen registrarlos con menor ingreso), y cubrir íntegramente las cuotas respectivas (que evaden con afán los patrones), hasta las más elementales medidas de seguridad e higiene laboral (recuerden la minera Pasta de Conchos), sin olvidar las del Infonavit y a la Constitución misma, en su capítulo relativo al salario mínimo, además de hacerlos firmar dos hojas de papeles en blanco, de su despido anticipado sin prestaciones. De hecho nadie sabe de qué se quejan los patrones, pues con tales violaciones sus utilidades han crecido velozmente, a la par de la precarización del empleo y la pobreza de los mexicanos. Ellos todavía quieren que los trabajadores les agradezcan, porque según ellos “todo es en su beneficio”. Este tecleador se pregunta si así es, ¿por qué San Lázaro se encuentra rodeado por miles de trabajadores que protestan contra la mencionada “modernización”? Al continuar con el texto de Carlos Fernández Vega, México S.A. “A lo largo de cuatro décadas los patrones, en connivencia con el gobierno, han hecho lo que han querido con la “obsoleta” y “arcaica” Ley Federal del Trabajo (LFT), entonces habrá que imaginar hasta donde llegarán con una “reforma laboral” expedita, “moderna” y a exigencia de los patrones”. Los promotores comerciales (llamados con eufemismo, los legisladores) exigen a los mexicanos que les agradezcan los ciudadanos porque ellos van a ser los ganadores de la reforma laboral impulsada por los empresarios. De acuerdo a esta, tenemos que ahora podrán contratarse por hora. La hora es de siete pesos con 50 centavos, antes de “modernizarse” la legislación vigente; después habrá que esperar una paga menor. Este salario de miseria no ayuda para pagar el Tren Metropolitano, y en cuanto a la seguridad social mejor ni se enfermen. Ellos van de la mano para violar sistemáticamente la Constitución, su mencionada ley laboral, y los derechos humanos. De acuerdo a la Constitución nos dice que “los salarios mínimos generales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural y para proveer a la educación obligatoria de los hijos; los salarios mínimos profesionales se fijarán considerando, además, las condiciones de las distintas actividades económicas”. Pero, en términos nominales el salario mínimo promedio nacional es de 60 pesos, y en términos reales de 10 pesos, de acuerdo con la información de la Comisión Nacional de los Salarios mínimos, es decir, la institución encargada por ley de atender el citado ordenamiento constitucional y vigilar que se cumpla. La “moderna reforma laboral” generaría cualquier cosa menos crecimiento y el empleo que requiere el país: apenas de 150 a 200 mil anuales inscritos en el IMSS, de acuerdo con el Centro de Investigación en Economía y Negocios. Los demás, a la informalidad, la cual de por sí, es abundante: casi 15 millones sobreviven en ese sector. De acuerdo al centro académico, con las modificaciones a la ley, los miserables salarios disminuirían hasta 10 por ciento, cuyo efecto inmediato sería que cada año 500 mil mexicanos adicionales se sumaran a la pobreza de ingresos, un sector ahora “habitado” por un ejército de 60 millones de personas. Se recuerda que esta reforma fue escrita por un grupo de empresarios, que la han impuesto sin haber realizado antes un proceso de diálogo y análisis con los trabajadores. Al incorporar a esta LFT los “contratos a prueba” y los de capacitación inicial. Así como al retirar cualquier prestación a los contratos por hora y legalizar la tercerización (outsourcing), se ataca de múltiples formas la estabilidad laboral, modificando, “con una precipitación irresponsable”, un aspecto central de la vida económica del país. También se señala que la supuesta “rigidez” que frena la creación de empleos y el crecimiento económico, son en realidad las leyes que protegen a los trabajadores. Estas fórmulas han aumentado sus ganancias a costa del desempleo, la desigualdad, y la precarización del mercado laboral. Aunque el mercado laboral ya está suficientemente flexibilizada al tener 70 por ciento de rotación anual en los puestos de trabajo, y se pretende causar más cargas excesivas de trabajo y abatimiento salarial. Esta reforma provocará contracción económica y recesión a largo plazo. Además pretende causar jornadas discontinuas sin indemnizaciones y los trabajadores quedan a merced del empleador, y al quedar los trabajadores con un precario salario provocará menor consumo. Como apunta el CIEN, “el sólo hecho de abaratar la mano de obra no detonará los empleos ni la competitividad esperados, sino que se requiere aumentar la productividad, hacer más eficiente el gasto público y realizar una reforma hacendaria que impulse la inversión y simplifique y modere la carga tributaria”. (La Jornada, economía, p.p. 22-38, 26 de septiembre de 2012).

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