domingo, 25 de noviembre de 2012

La discriminación fiscal en el país

Nacional El pueblo de México espera que ya se corrija la injusticia fiscal La discriminación fiscal en el país Por: Carlos Damián 3 de Septiembre, 2012 Se ha impulsado el freno de los salarios por ser inflacionarios México. – De acuerdo con un estudio elaborado por el Centro de Estudios de Finanzas Públicas de la cámara de Diputados (CEFP), los impuestos aplicados a los salarios en México son de los más bajos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), a la cual pertenece el país. A continuación, el documento afirma que esa situación, que es presentada como “ventaja competitiva” del país, por el gobierno neoliberal. Esta situación se conjuga como uno de los menores niveles salariales entre las naciones que integran la citada organización, circunstancia por la cual “un trabajador mexicanos percibe la quinta parte de lo que puede ganar en naciones como Holanda”. Se espera que haya corrección salarial Por principio de cuentas, la afirmación de que el nivel impositivo del ingreso en México es de los más bajos a escala internacional resulta engañosa al cotejarse con la profunda inequidad fiscal que prevalece aún en el país, y con la existencia de un gravamen correspondiente, y mencionaremos al impuesto sobre la renta (ISR), que parece diseñado para cobrar con eficiencia y rigor a los asalariados, a los profesionistas, a las microempresas y pequeñas empresas. Sin embargo es inaceptable la discriminación fiscal que se cobra con laxitud a los corporativos, y a las grandes fortunas personales. En efecto en contraste con la imperdonable complacencia que caracteriza al Ejecutivo Federal desde hace varios sexenios frente a los grandes magnates nacionales y extranjeros, y a sus consorcios, los contribuyentes cautivos padecen una suerte de sobre explotación fiscal. Significativamente mientras un asalariado promedio debe entregar hasta 30 por ciento de sus ingresos por concepto de ISR, en 2010 las 30 principales empresas que operan en el país sólo pagaron en promedio el equivalente a 10 por ciento de sus utilidades. Por lo que se refiere a los salarios en México, es pertinente recordar que su ubicación en los niveles más bajos a escala internacional es consecuencia de una política deliberada de contención del ingreso, puesta en práctica por las administraciones del ciclo neoliberal, que empezó siendo de razón anti-inflacionaria, después se presentó como vía para impulsar la rentabilidad, la productividad, y para atraer inversiones. Ahora se mantiene como inercia que no requiere de argumentos racionales, y se ha vuelto uno de los obstáculos principales para una reactivación efectiva del mercado interno y una recuperación económica perceptiva y sólida. El marco laboral lesivo y artero para los mexicanos La iniciativa de reforma laboral enviado el pasado sábado (1/9/12), por el presidente Felipe Calderón al Congreso de la Unión, con “carácter preferente”, propone cambios que acabarían con derechos fundamentales de los trabajadores, como el de huelga: además, da carta blanca a la tercerización (outsourcing), plantea contratos temporarios, y abarata aún más las remuneraciones para el sector laboral; incluso, los patrones podrían contratar por hora a los trabajadores a razón de 8 o 9 pesos, si la plaza es de salario mínimo. “Es decir, se podrá decir contratada una persona que se lleve a su casa 18 pesos diarios, o mejor aún, 27 pesos por dos o tres horas de labor. Es inaudito el cinismo laboral de este gobierno”. Especialistas laborales sostuvieron que el cinismo laboral y las palabras amables a los obreros en los encabezados de la reforma no dejan de ser buenos propósitos del gobierno neoliberal, y alertaron que dicha iniciativa evidencia que lo único que le importó al mandatario en este sexenio fue “acabar con los derechos de los trabajadores”, así como pavimentarle el camino al sector patronal para eliminar el pago de prestaciones laborales. La reforma laboral ha sido bautizado como “iniciativa Lozano”, impulsado a iniciativa por el anterior secretario de trabajo Javier Lozano Alarcón, resulta ser un proyecto reciclado de las presentadas por el PAN y luego por el PRI. La esencia es la misma: atacar los derechos laborales, imponer contratos por tiempo indefinido para quitar la seguridad en el empleo, dejar sin protección alguna a los trabajadores, acabar con el derecho de huelga, abaratar los despidos, imponer un máximo de un año de pago para salarios caídos cuando los juicios se alarguen, hacer imposible cambiar la titularidad de los contratos colectivos y algunas cosas más lesivas a los trabajadores. La reforma laboral es un trabajo sucio encargado a Calderón El especialista en temas laborales Manuel Fuentes expone que el pago por horas acabaría con el pago de indemnizaciones, introduciría un esquema de jornadas reducidas y de partición del salario, así como la contratación sin compromisos ni obligaciones por parte de los patrones. Además impulsa, que los trabajadores no pueden cobrar un año de salarios caídos en los conflictos que se van a juicios largos. En realidad la reforma tiene la finalidad de acabar con el concepto de huelga y el derecho de libre asociación, recortando con una tijera la Ley Federal del Trabajo. En momentos en que la inauguración del nuevo ciclo legislativo es acompañada de un renovado empeño por avanzar en la aprobación de las llamadas “reformas estructurales”, incluidas las que conciernen a los ámbitos fiscal y laboral. Aunque es pertinente plantearse si lo que el país requiere es una profundización de las mismas directrices que han conducido a la economía nacional al estado de postración e inequidad en que se encuentra. Si pudiera el pueblo tener opción exigiría, un cambio de modelo económico que se ha seguido por treinta años, y ha sido dictado, principalmente por las cúpulas empresariales locales, los organismos financieros internacionales y los capitales trasnacionales. Aunque esta posibilidad es remota tendría que incluir, en forma obligada, la corrección de la injusta política discriminatoria fiscal vigente, y la aplicación de alzas salariales significativas, y no precisamente para que el país mejore en los comparativos internacionales, sino para que tenga bases sólidas y asegure su viabilidad. (La Jornada, política, p.p. 4-8, 3 de septiembre de 2012).

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