viernes, 19 de septiembre de 2014

México se mueve

Nacional
Se debe de aplicar salario mínimo al presidente de la República
México se mueve
Por: Carlos Damián                                        26 de Agosto, 2014
El salario ‘Maruchan’ del trabajador mexicano
México. -  Con la elevación a rango constitucional de las reformas estructurales y la aprobación de las leyes secundarias en materia energética está por culminar el largo proceso mediante el cual, las estructuras que sustentaban el modelo de desarrollo estabilizador, vigente hasta la década de los setentas del siglo XX, han sido desmontados para dar lugar a un régimen económico y social excluyente caracterizado por una profunda subordinación al Consenso de Washington y México se rinde en todos los ámbitos a las corporaciones trasnacionales y los centros financieros trasnacionales. Se han derrumbado los mitos como: La tierra es para quien la trabaja, sufragio efectivo no reelección, el petróleo es propiedad del pueblo mexicano. Estos mitos urbanos y rurales han sido tomados como botín por la actual clase política mexicana. Al presidente le preguntan sus cómplices políticos comerciales, los financieros y las trasnacionales que sigue después de este regalo al extranjero. Sin embargo a pesar del triunfalismo gubernamental que supone se incrementarán significativamente los flujos de inversión extranjera gracias a las reformas aprobadas, las estimaciones realizadas por los principales centros de investigación y análisis indican que se mantendrá el mediocre desempeño de la economía nacional, cuyo índice de crecimiento para el presente año será inferior a 3 por ciento.

En este contexto, las centrales sindicales independientes y democráticas requieren construir alianzas con los más amplios y diversos sectores sociales para revertir las contrarreformas estructurales, mediante un conjunto de instrumentos como la consulta popular vinculante, la movilización social, la propuesta y la interlocución social, entre otros, con la finalidad de recuperar los derechos y el bienestar perdidos por los mexicanos tras varios décadas de políticas neoliberales. Se requiere la formulación de proyectos de políticas alternativas de desarrollo socioeconómico. Reactivar el mercado interno es l gran prioridad nacional, para ello es necesario establecer políticas de fomento agropecuario e industrial concertadas con los distintos factores de la producción  para generar empleo con plenos derechos y la construcción de una política de recuperación y mejora de los salarios. Es en este sentido que la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) respalda la iniciativa de diversos actores políticos y sociales, en torno a la urgente necesidad de revertir la pérdida acumulada por el poder adquisitivo de los trabajadores, particularmente los que perciben el salario mínimo.

Después de Haití tenemos el peor salario de América
Nuestro país requiere de un amplio acuerdo nacional con el propósito de mejorar de manera gradual, sostenida y progresiva, los ingresos de los trabajadores, fomentando el empleo formal de conformidad con los lineamientos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) respecto del trabajo digno. De acuerdo a las cifras del Banco de México, los salarios mínimos han acumulado un rezago respecto a la inflación de alrededor del 74.5 por ciento desde 1977, del 93 por ciento desde 1982 en el caso de los salarios contractuales. Ello es consecuencia de las políticas neoliberales que han convertido al salario mínimo  en el único factor de la producción sujeto a control, ya que los demás variables dependen de las condiciones de mercado. El principal problema a resolver es definir una estrategia viable y responsable para corregir dicho rezago. Hasta este momento predomina una inercia que siempre destaca las objeciones para mejorar los ingresos de los trabajadores, sin buscar alternativas para resolver la decreciente participación del trabajo en el reparto del PIB.

Debemos combatir el dogma de que los aumentos son necesariamente inflacionarios, por lo que la única manera de atender la pérdida del poder adquisitivo de los mismo en supeditarlos al incremento de la productividad de las empresas y al crecimiento económico del país. De acuerdo a esta posición, primero es necesario generar riqueza para luego repartir los beneficios. Para la UNT, el crecimiento económico sostenido y sustentable con base en la innovación y desarrollo tecnológico, la competitividad de las empresas, la productividad del trabajo, el incremento de los salarios reales, así como una distribución más equitativa de la riqueza son ingredientes que se construyen simultáneamente. Dentro de esta dinámica la mejora salarial no es inflacionaria y se convierte en una palanca de la reactivación económica. Como señala el documento fundacional de la UNT relativo a la reforma Social y Democrática del Estado, es necesario propiciar un círculo virtuoso que, con la generación de empleos estables y bien remunerados, consecuencia directa de las acciones para fomentar el desarrollo agropecuario e industrial, se conforme una población cada vez más amplia de contribuyentes y consumidores que fortalezcan a su vez la actividad económica y que pueden convertirse, además, en el soporte de los sistemas de seguridad social de corte solidario, gracias a las aportaciones obrero - patronales.

Asimismo los sindicatos, las uniones de campesinos y las organizaciones de la sociedad civil manifestamos desde hace varios años que estamos por la conformación de políticas económicas que detonen la creación de empleos bien remunerados, que recuperen el poder adquisitivo de nuestros salarios y que establezcan seguros de desempleo financiados con recursos públicos. La restitución gradual, sostenida y progresiva del poder adquisitivo de los trabajadores implica la articulación de varias acciones que incluyen incrementos sostenidos de los salarios por encima de la inflación, la libre negociación de las organizaciones sindicales con las empresas, así como otras políticas concertadas entre los factores de la producción para obtener ingresos adicionales a través de instrumentos como los programas de productividad, paquetes de prestaciones total o parcialmente desgravadas, los apoyos fiscales directos, las fusiones entre categorías y las retabulaciones salariales. Necesitamos una política salarial distinta basada en una nueva institucionalidad del mundo de trabajo. Entre otras medidas, debe desaparecer la obsoleta Comisión Nacional de Salarios Mínimos para ser sustituida por un Instituto Nacional de los Salarios Mínimos, la Productividad y Reparto de Utilidades de carácter autónomo e independiente.

Además de ampliar las prioridades del Banco de México para incluir la protección del empleo y el salario; integrar órganos como el Consejo Económico y Social no corporativo para concertar con los diversos sectores productivos las políticas de fomento al desarrollo agropecuario e industrial; establecer un salario mínimo nacional y nuevas normas que auspicien el desarrollo y la capacitación de la fuerza de trabajo; y sobre todo, impulsar un proceso de recuperación del poder adquisitivo de los salarios que salvaguardar el ingreso de los asalariados frente a la inflación, a través de mecanismos pactados bilateralmente, con el fin de participar equitativamente del aumento de la productividad. Dicho programa tendrá  como objetivo garantizar el precepto constitucional del salario suficiente y remunerador. El mejoramiento de la capacidad de compra, permitirá frenar la precarización y sobre-explotación para construir un nuevo México justo y democrático, con un modelo económico que integre las cadenas productivas y los mercados, que promueva la mayor vinculación de la educación con el aparato productivo y fortalezca el empleo. La mejora sostenida de los salarios permitiría  trazar un horizonte de crecimiento económico con inclusión y participación social dentro de un nuevo Pacto Social. (La Jornada, política, p. 46, 21 de Agosto, 2014).

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