jueves, 12 de septiembre de 2013

Los maestros indignados

Nacional Sufren carencias e incomprensión Los maestros indignados Por: Carlos Damián 2 de Septiembre, 2013 Frente a las quejas de residentes de la Capital explican: la lucha sindical “no es un capricho” México.- La disidencia magisterial organizada en la Coordinadora Nacional de trabajadores de la Educación (CNTE) realizó el pasado martes (27/8/13) más movilizaciones callejeras; la más notoria, en Periférico Sur, a la altura de la sede de TVAzteca. En otro contexto, en diversos puntos de Guerrero grupos de lugareños exigieron, en manifestaciones públicas, la deliberación de los guardias comunitarios detenidos en días pasados, especialmente la de la dirigente de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC) de Olinalá, Nestora Salgado García. Las marchas y los consiguientes desórdenes viales generan crispación en algunos sectores de la sociedad que tienden a ver a los manifestantes como una amenaza directa a la normalidad cotidiana. Tales percepciones son alimentadas desde diversos medios informativos, los cuales machacan a sus audiencias con el mensaje de que resulta intolerable la “impunidad” de quienes expresan malestares políticos, sociales y económicos por medio de marchas. El campamento del Zócalo, un laberinto de techos y tiendas Estamos ante una situación inédita que desde el 68 no veíamos, donde los conductores de televisión los linchan y los ponen de ejemplo para golpearlos y reprimirlos con soldados, ya que no es posible tal manifestación en la ciudad de México. Los miles de maestros indignados con la reforma educativa con la que el gobierno federal les receta a espaldas del pueblo y profesionistas de la educación se enfrentan cada día con esta injusticia laboral, en su “plantón en resistencia” en el Zócalo capitalino, todas las carencias materiales que impone la precariedad: desde la falta de agua, baños, letrinas y regaderas hasta inclemencias de las lluvias y las enfermedades. Sin embargo no deja de sorprender su buen ánimo y hasta su capacidad para encarar la difícil situación a golpe de risas, juegos y hasta bromas. Incluso, durante las paradas y plantones, los más jóvenes brincan o juegan, como sucedió ayer en la calle de Bucareli, cerca de la Secretaría de Gobernación. Será esta la condición de actividad sindical del sur, tal vez no, porque aparte de Oaxaca o Guerrero también vienen de Puebla y Michoacán. Algunos vienen espontáneamente de todas partes de la República para enterarse y sin creerlo están dentro de la manifestación, a veces. Destaca la capacidad de organización, movilización, su paciencia y resistencia física, aunque muchos ya han caído presa de males intestinales y respiratorios, como reportan en una de las “tres o cuatro” carpas de servicios médicos que mantienen entre el laberinto de techos y tiendas. Si algún homenaje tuvieran que hacer las bases magisteriales, tendría que ser el mecate, al cartón o al plástico, soluciones mágicas para aparecer de la nada, en unos minutos: casas sobre la piedra, baños sobre coladeras, bodegas para los víveres donados por organizaciones y ciudadanos solidarios. También encontramos algunos auditorios para las asambleas, clínicas, oficinas, dormitorios y hasta salas de proyección de documentales. Con todo lo anterior a cuestas de los maestros, inventar también senderos, plazas y laberintos, tortuosos acertijos aun para ellos mismos. Entrar al plantón por Madero, Moneda, Pino Suárez, o 20 de Noviembre es ingresar a una pequeña ciudad perdida o a un campo de refugiados. Pese a ello, el campamento funciona intensa y animadamente desde hace dos semanas, a contracorriente de la escasez y del amago de las lluvias. Si el aguacero llega de noche, hay que despertar, ponerse de pie o sentarse en el montón de maletas para no mojarse, como un pollo. “Vivimos en resistencia y eso implica un sacrificio e incomodidades que estamos dispuestos a seguir soportando”, dice Charly, tras un momento de desconfianza el profesor de cuarto año de primaria en un pequeño pueblo de Oaxaca. Lo anterior es entendible porque como comenta Eligio Hernández (EH), integrante de la comisión de prensa y propaganda de la sección sindical 22, se ha detectado a “gente extraña” que espía las actividades del campamento”. Incluso, durante la charla con Charly, unos vecinos comentaron sobre el robo de sus pertenencias, otro de los riesgos. EH abandona un rato su trabajo frente a una laptop, se talla los ojos y comenta que en el campamento hay comisiones de seguridad, higiene, salud, alimentos, volanteo, y brigadeo, como las que van a las calles y escuelas a informar sobre el movimiento. Maestros de Guerrero explican que esta protesta “no es un viaje de placer ni mucho menos es un capricho”, pues “con los planes privatizadores está en riesgo el futuro de la educación pública, laica, gratuita y humanista”, así como “los derechos laborales logrados a lo largo de la historia mexicana”. Mantener una actitud digna, agregan, “tiene su precio”, cotizado en incomodidades, riesgos de represión y el enojo de muchos capitalinos, “a los que les pedimos disculpas y su comprensión”. Desde la entrada de la calle Madero parte una especie de zona comercial. Las ventas de los maestros son en realidad muy pocas. La mayoría en mallones, suéteres, cinturones, dominós, lamparitas de mano, refrescos, tortas y demás son ofertados, a todo pulmón, por los ambulantes de siempre, quienes ya han invadido la ciudad de plástico. Aunque en el área de Michoacán los maestros ya han instalado, un puesto de carnitas y en la parte oaxaqueña otro de ‘tlayudas’, los mentores son, ante todos, compradores de bienes y servicios. Si su grupo no ha organizado una cocina o no los invita algún vecino, tienen que buscar desayunos, comidas y cenas (entre 100 y 120 pesos en total, al día). El mayor problema es la escasez de sanitarios y baños públicos, en los que siempre hay fila. De los primeros hay varios en los alrededores, como negocios en sí (5 pesos) o en restaurantes, aunque el gobierno capitalino instaló algunos portátiles en la esquina de Moneda. De los segundos, los más socorridos son los baños Marbella cerca de la sede de la sección 9, en Belisario Domínguez, donde cobran 45 pesos. Hay familias que les rentan sus regaderas particulares (20-30 pesos) y les sirven desayunos y comidas. “La vida del plantonista comienza a las 6 de la mañana y termina pasada la medianoche; al despertar lo primero es ir al baño y asearse”, comparte Charly bajo un techo de plástico amarrado a la reja oriente de la Catedral Metropolitana, a las 22 horas de una noche lluviosa. En todo el día, agrega, cada docente gasta en promedio unos 150 pesos, que cada quien pone de su bolsillo. Recuerda que el gobernador oaxaqueño Gabino Cué ha dicho que sus pagos, retenidos, serán liberados “cuando regresen”. Pero otro docente saca la cara de entre los cobertores y aclara: “Si en 2006 aguantamos seis meses sin cobrar, ahora también podemos hacerlo”. Aunque los legisladores gritan y exigen cuentas al gobierno como los maestros en huelga sacan el dinero para mantenerse en la gran plaza de la Constitución. Las razones del maestro sindicalista Los mensajes del gobierno son en parte sacados de una fábrica de mentiras y otros son paradójicos, vertidos en un entorno de puertas cerradas y oídos sordos en el que la verdadera impunidad beneficia a los asesinos de decenas de miles de personas, y podemos mencionar que cuál sea el número de las muertes ocurridas en el contexto de la estrategia de seguridad implantada por Felipe Calderón y que, en lo que va de la administración federal actual, no ha variado en forma significativa, a quienes saquean las arcas nacionales mediante “comisiones” ilegales y a quienes, desde el poder político o empresarial, tuercen cotidianamente, en su provecho , la letra y el espíritu de las leyes. Con todo lo antes mencionado pintamos un marco de violencia, impunidad e injusticia que empuja los manifestantes a salir de las calles y carreteras del país no es un afán por perjudicar a los ciudadanos de la capital, sino la imposibilidad de lograr, en el cauce de las instituciones, justicia, seguridad, representación legítima y otras demandas; por decir lo menos, que se manifiesta por medio de marchas, bloqueos y otras movilizaciones es el alarmante colapso institucional en curso en el país en todos los ámbitos. (La Jornada, los maestros indignados, p. 2, 28 de Agosto, 2013).

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