jueves, 12 de septiembre de 2013

Los indignados en Sudamérica (1/3)

Internacional La derecha política busca desgastar al gobierno actual Los indignados en Sudamérica (1/3) Por: Carlos Damián 3 de Julio, 2013 Es tiempo de que el pueblo se alíe con el gobierno: MST México. - El miembro de la directiva del Movimiento de Trabajadores Rurales sin tierra, Joao Pedro Stédile, habla sobre las perspectivas de las movilizaciones en Brasil. Tenemos diversas evaluaciones del por qué están ocurriendo manifestaciones de descontento. Me sumo al análisis de la profesora Erminia Maricato, la mayor especialista en temas urbanos y que actuó en el Ministerio de Ciudades en la gestión de Olivio Dutra. Ella defiende la tesis de que existe una crisis urbana instalada en las ciudades brasileñas, provocada por la actual etapa del capitalismo financiero. Hubo una enorme especulación inmobiliaria que elevó 150 por ciento los precios de los alquileres y de los terrenos en los últimos tres años. “Sin ningún control gubernamental, el capital financió la venta de automóviles y el envío de esos dineros al exterior, lo que transformó nuestro tránsito en un caos. Mientras, en los últimos 10 años no hubo inversión en el transporte público. El programa habitacional, Mi Casa, Mi Vida, empujó a los pobres hacia las periferias, sin adicionar condiciones de infraestructura. “Todo eso generó una crisis estructural y que las personas estén viviendo en un infierno en las grandes ciudades, perdiendo tres o cuatro horas por día en el tránsito, cuando podrían estar con sus familias, estudiando o participando en actividades culturales. A eso se suma la pésima calidad de los servicios públicos, en especial los de salud y también los de educación, desde la escuela primaria y la enseñanza media, de la que los estudiantes salen sin saber redactar. Y la enseñanza superior cambió locales de ventas de diplomas por una de prestaciones donde están 70 por ciento de los estudiantes universitarios”. Plasticidad del político brasileño Los sucesos se debieron a que, los 15 años de neoliberalismo, más los últimos 10 años de un gobierno de convivencia de clases, transformaron el modo de hacer política en apenas un referente de los intereses del capital. Los partidos políticos envejecieron sus prácticas políticas y se transformaron en meras siglas que aglutinan; en su mayoría, a oportunistas que quieren ascender en sus cargos o entrar a la disputa por los recursos públicos. “Todos los jóvenes nacidos después de las “directas ya’ -alrededor de 1984, al final de la dictadura-, no tuvieron oportunidad de participar en política. Hoy, para disputar cualquier cargo; ejemplo, de edil, el candidato precisa tener más de 3 millones de reales (20 millones de pesos); un diputado cuesta alrededor de 10 millones. Los capitalistas pagan y después los políticos obedecen. La juventud está ‘hasta la madre’ de esa forma de hacer política burguesa, mercantil. Pero lo más grave fue que los partidos de la izquierda institucional, todos ellos, se amoldaron a esos métodos. Envejecieron y se burocratizaron, Por lo tanto, generaron en la juventud ojeriza, distanciamiento, con esa forma de actuar. Ellos tienen razón: la juventud es política, al contrario de lo que se cree; tan es así que sacó la política a las calles, aunque no tuviera definida conciencia de su significado. Sin embargo, está diciendo que no aguanta más a ver en la televisión esas prácticas políticas, que secuestran el voto de las personas basándose en la mentira y la manipulación. Es que los partidos de izquierda precisan reaprender que su papel es organizar la lucha social y politizar a la clase trabajadora. Si no caerían en la fosa común… de la historia.” Los partidos políticos son meras siglas que aglutinan a oportunistas Las manifestaciones probablemente estallaron hasta ahora debido a la suma de diversos factores del carácter debido a la psicología de las masas, más que una decisión planeada. Se sumó todo el clima que se han comentado, más que las denuncias de la súper-facturación de las obras de los estadios, lo que resultó en un acicate para el pueblo. Si no es así obsérvense algunos episodios. La red noticiosa, O’ Globo recibió del gobierno del estado de Río de Janeiro y del municipio de la ciudad 20 millones de reales de dinero público para organizar el pequeño show de apenas dos horas del sorteo de la Copa de Confederaciones. ¡El estadio de Brasilia costó un mil 400 millones, en tanto no existe transporte público en la ciudad! La dictadura de la FIFA y la Confederación Brasileña de Futbol (CBF) es explícita y se impuso con sus pillerías, y los gobiernos se sometieron. La reinauguración de Maracaná fue una venda que intentaron poner al pueblo. Las fotos eran claras: ¡en el mayor templo mundial no había ningún negro o mestizo! Entonces, lo del aumento de las tarifas de ómnibus fue apenas la chispa para encender el sentimiento generalizado de revuelta, de indignación. La gasolina para la chispa vino del gobierno paulista de (Geraldo) Alkmin que, protegido por los medios de comunicación que financia, está acostumbrado a golpear al pueblo impunemente, como hizo en (el barrio de) Pinheirinho (en la ciudad de San José dos Campos) y en otros sitios rurales y urbanos, mandando a la policía a cometer una barbarie. Ahí fue que todo mundo reaccionó. “Ahora bien: la juventud despertó. En eso hay mérito del Movimiento Pase Libre (MPL), que supo capitalizar esa insatisfacción popular y organizó las protestas en el momento justo”. La clase trabajadora aún no ha salido a las calles a protestar debido a que ellos se consideran como clase media, clase media baja y también se incluyen algunos jóvenes que André Singer llamaría subproletariados, que estudian y trabajan en el sector de servicios, que vieron mejoradas sus condiciones de consumo, pero que además quieren ser oídos. Estos últimos aparecieron en algunas capitales estatales y de la periferia. “La reducción de la tarifa del transporte público interesaba mucho a todo el pueblo y ese fue el acierto del MPL, que supo convocar movilizaciones en nombre de los intereses más generales. Y el pueblo apoyó esas manifestaciones y eso está expresado en los índices de popularidad de los jóvenes, sobre todo cuando fueron reprimidos”. “La clase trabajador demora en moverse, pero cuando lo hace afecta directamente al capital, lo cual todavía no ha sucedido. Creo que las organizaciones que hacen los enlaces con la clase trabajadora aún no han comprendido el momento y tienen un comportamiento tímido. Pero la clase, como clase (social), creo que está dispuesta a luchar. Fíjese que las huelgas por temas reivindicativos salariales ya recuperó la ocurrencia de los 80. Entiendo que se trata de una cuestión de tiempo para que los enlaces con la clase trabajadora acierten en las banderas que la hagan mover. En los últimos días se percibe que en algunas ciudades menores y en las periferias de las grandes (ciudades) comienzan a haber manifestaciones con banderas de reivindicaciones bien formalizadas. Eso es muy importante”. Todavía no hemos tomado en cuenta a las voces del MST y a los campesinos, pero en las capitales donde tenemos asentamientos y agricultores familiares más próximos a lo urbano, ya estamos participando. Incluso damos testimonio de que fuimos muy bien recibidos con nuestra bandera verde y nuestra reivindicación de reforma agraria, alimentos saludables y baratos para todo el pueblo. Se entiende que en las próximas elecciones podrá haber una adhesión mayor, incluso realizando manifestaciones de campesinos en las terminales y un municipios del interior. Entre nuestra militancia está todo el mundo loco por entrar a la lucha y movilizarse. Espero que se muevan rápido… (La Jornada, Los indignados de Brasil, p. 2, 25 de Junio, 2013).

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