viernes, 19 de octubre de 2012

El engaño de la reforma laboral

Nacional Los sastres en el horno para hacer pan El engaño de la reforma laboral Por: Carlos Damián 18 de Julio, 2012 La utopía de la élite iluminada México. - Según los sastres de la Comisión de Trabajo y Previsión Social, los trabajadores deben estar agradecidos por la reforma laboral, de acuerdo a los sastres manejados por Javier Lozano Alarcón, y Felipe Calderón Hinojosa (FCH), estos trabajadores están felices con los patrones, porque las modificaciones hechas a la Ley Federal de Trabajo (LFT), van a “incentivar el desarrollo empresarial, el crecimiento de las empresas y la generación de empleo”, sin descuidar “las conquistas laborales y los derechos establecidos en el artículo 123 constitucional”. No se trata de “un traje a la medida para sólo beneficiar a uno de los lados”. Hay un pequeño inconveniente ya que en las últimas tres décadas no se ha concretado una sola de las muchas “reformas modernizantes” que se han aterrizado en el país si que sus promotores presuman que la intención de los cambios legales es “la justicia social y el bienestar de todos los mexicanos para superar la mediocridad en la que se encuentra el país”. Los resultados no nos pueden engañar: el país estancado, la mayoría cada día más miserable, la minoría en la opulencia, el desarrollo está como los presos fuera de la prisión en fuga permanente, y el sello general del gobierno gerencial es la mediocridad. En donde creen que se encuentran los sastres y promotores de la reforma laboral, tal vez se encontraban estimulando la violación permanente a la LFT, pero ahora hasta prometen el paraíso a los felices trabajadores. Como los empleados “están ciegos” sólo “reformando” la LFT pueden “alcanzar” los objetivos sagrados mandados por la élite. La iniciativa “retrógrada” será impuesta a los trabajadores “No nos engañemos. La iniciativa preferente de reforma laboral presentada por el presidente FCH ha sido elaborada al margen de los trabajadores y en contra de ellos”. Ha sido concebida por los promotores del modelo económico neoliberal, que ha dejado como saldo el aumento desproporcionado de la desigualdad y la pobreza en México, y es impulsada por el sector que más se beneficia del control político y de la concentración del ingreso, la riqueza y el poder en nuestro país: los dueños del capital. En esta circunstancia es claro que los intereses que promueven esta reforma “retrógrada”, podrían imponerla si el sector laboral no se organiza y actúa de manera conjunta y unitaria, como un solo frente para impedirla. Los sindicatos independientes alertaron que los verdaderos propósitos de la iniciativa son la flexibilización salvaje y agresiva de las condiciones laborales del país, y que de aprobarse el proyecto se acabará con el empleo estable en el país, los trabajadores tendrían que conformarse con perder derechos fundamentales, como el de la huelga y el de libre sindicalización. La iniciativa que promueve Calderón (FCH) está claramente diseñada para incrementar los controles corporativos sobre el mundo del trabajo para precarizar los salarios, vulnerar los derechos de los trabajadores y legalizar prácticas socialmente depredadoras y pauperizadoras, como la subcontratación, destruir la estabilidad en el empleo, la bilateralidad obrero-patronal y para vulnerar la contratación colectiva auténtica. El propósito de la iniciativa que fue enviada al Congreso no busca, en forma alguna la democratización del mundo del trabajo, sino alentar al sindicalismo de protección personal para controlar y limitar cada vez más la organización de los trabajadores, y legalizar con ellos la simulación de la negociación obrero-patronal y sus relaciones, mediante figuras como la subcontratación. Los sastres de San Lázaro Todas estas palabras amables para presentar como una panacea la “reforma” para aumentar la productividad gravando los salarios de los trabajadores, y su contratación. Sin embargo esta iniciativa su real enfoque es “ahorcar”, en lo posible a la masa trabajadora, e incrementar la ya elevada tasa de ganancia del capital, con la anuencia del gobierno gerencial. Al acudir a la referencia del Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la UNAM, “es vital para los grandes capitales la realización de la riqueza y la desvalorización de la fuerza de trabajo; ese es el mecanismo por medio del cual logran tal objetivo, lo que consignen por dos vías: la primera, con el incremento del desempleo de forma desproporcionada, para abaratar la fuerza de trabajo, pues no es lo mismo tener 100 empleados que pueden hacer una labor, que tener millones; la segunda, mediante un proceso intensivo, y extensivo a través de la productividad y la flexibilización del trabajo, por ejemplo con la implementación de la subcontratación (outsourcing), entre otras modalidades. Cada día que pasa los trabajadores mexicanos destinan más tiempo a laborar para poder sobrevivir: actualmente se necesitan de 23 horas con 34 minutos trabajadores para poder adquirir los alimentos de la canasta alimenticia recomendable (CAR); en contraste, en apenas 9 minutos generan su salario en la jornada laboral. “La aplicación de políticas económicas capitalistas en el mundo ha incrementado el grado de explotación de los trabajadores. El deterioro de las condiciones de vida, la mutilación de los contratos colectivos, y la “flexibilización” de las condiciones laborales, que se ha legalizado con las llamadas “nuevas reformas” laborales, han traído un incremento en la cantidad de mercancías producidas y no pagadas a los trabajadores, así como un crecimiento del numero de horas que tiene que laborar un trabajador para poder cubrir sus necesidades básicas”. Los estadounidenses dicen que México “tiene una ventaja competitiva” respecto de China en la “carrera” por captar inversión del coloso del norte, pues aquí los salarios son cada día más reducidos, mientras crece la productividad. Es así que con la asesoría de los estadounidenses la única “fórmula” que aplican gobierno y empresarios nacionales para ser internacionalmente “competitivos” es la de abaratar, a nivel de hambre, la mano de obra. (La Jornada, sociedad y justicia, p.p. 16 - 30, 14 de Julio, 2012).

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