jueves, 16 de enero de 2014

México con un régimen totalitario suave

Nacional México sale de la democracia y transita a un régimen totalitario suave México con un régimen totalitario suave Por: Carlos Damián 28 de Diciembre, 2014 El resultado es lógico considerando se ha mantenido neoliberal en 30 años México. - “En México, como en varios países del mundo, la democracia está dejando de existir gradualmente para dar paso a un régimen de “totalitarismo suave”, producto del neoliberalismo”, afirma Tariq Ali (Pakistán, 1943). Él periodista, se encuentra en México invitado por la FIL 13 en el Zócalo del DF. La cita con el cineasta e historiador es en el hotel en el Centro Histórico, y al salir Tarik Ali (TA) a la calle, pide que se le haga una foto con los uniformados detrás y señala: “No me sorprende lo que ocurre ahora en México: es el resultado lógico de las políticas neoliberales que hasta hace no mucho tenían ciertos controles, pero se han perdido todo tipo de restricciones y los neoliberales hoy operan libremente; lo malo es que esto se puede poner aún peor, es un proceso de degeneración”. Apuntó que se estén aceptando como normales los viejos hábitos totalitarios que ya se conocían: “En esta normalización, no importa qué partido gane, si es de derecha o de centro izquierda, pues se trata de un sistema en el que el partido totalitario tiene un control hegemónico y domina todo el sistema”. Todos conspiran contra la memoria del tata Lázaro Estuvo en México en 2007, en la FIL de Guadalajara, e iniciaba el régimen del gobierno de Felipe Calderón, y afirmó en ese entonces que Estados Unidos había trabajado muy duro para que su candidato ganara, (La Jornada, 2/12/2007). “En todo el mundo siempre existe un pensamiento: las cosas no se pueden poner peor, pero sí, sí se ponen peor. Cuando estuve aquí hace seis años, muchas personas esperábamos que ante una elección tan claramente manipulada los ciudadanos se enardecerían y habría protestas, pero eso no sucedió, el proceso continuó”, explica. Por tal motivo, puntualiza: “Para que un sistema cambie se requiere la participación activa de todos los agentes de la sociedad. En el momento en que un grupo o movimiento se rehúsa a participar, como hicieron los zapatistas que entonces dijeron ‘nosotros no nos ensuciamos las manos en asuntos como la política’, en ese momento se imposibilita el cambio. Es la misma posición que están tomando los indignados en España. “Esos argumentos, el decir que la política es sucia y abandonar todo, no nos sirve. Si no se actúa con las herramientas del sistema político se abandona cualquier posibilidad de cambio”. Él es asesor del canal de televisión sudamericano Telesur, con sede en Caracas, Venezuela, y autor del libro Piratas del Caribe. El eje de la esperanza, en el cual presenta una semblanza de Fidel Castro, Evo Morales y Hugo Chávez, afirma que el único país donde hay una autentico avance y cambio de sistema es Venezuela. “No llamo a lo que sucede ahí una auténtica revolución, pero si existe un trabajo real en pro de los pobres; es la única región que se está moviendo hoy día en esa dirección. En México hubo esa posibilidad de cambio. Si el grupo que empujó a Calderón no hubiera manipulado las elecciones, este país estaría marchando en aquella dirección”. Ahora lo que podría funcionar, añade: “es la combinación de un líder carismático con un ideario claro, y un movimiento social que lo apuntale y se encargue de que ese programa sea una realidad. Pero los líderes no caen del cielo, son producto de situaciones muy concretas. México tiene una tradición rica en ese aspecto, ahí está la Revolución campesina de 1910, empujando al país a cambiar, o el modelo de la República de Lázaro Cárdenas, que empujaba a la nación en dirección de la gente más desprotegida. No hay un solo líder, lo importante es que empujen a la nación en la dirección correcta”. Es normal el despojo y el abuso en el régimen neoliberal A propósito de las revelaciones que el ex agente Edward Snowden (ES) hizo al semanario alemán Der Spiegel, difundidas a nivel internacional, respecto de que la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA, por sus siglas en inglés) espió el correo electrónico del ex presidente, AT bromea: “Hay que decirle a ES que lo que realmente nos interesa saber no es cuántos tequilas se echaba Calderón, sino cómo y qué intereses manipularon esas elecciones”. Este personaje ha sido activista político desde los años 60; estudió Ciencias Políticas y Filosofía en Oxford. En 1990 empezó a escribir ficción, y su obra The Shadows of the Pomergranate Tree, un estudio sobre la decadencia de la civilización musulmana, fue galardonada en 1994 en España como la mejor novela extranjera. Insiste en que “vivimos en un mundo dominado por lo que llamó el ‘extremo centro’, una corriente que apoya las guerras, el combate, el abuso, el despojo y el comportamiento neoliberal que se ve en todo el mundo”. “En México, el enemigo es doble: no sólo la oligarquía local, sino el gran imperio estadounidense, pues es un país estratégicamente muy importante, por eso el vecino del norte siempre va a invertir y gastar lo que sea necesario para que la oligarquía aquí se mantenga donde está”. En sus palabras, “la izquierda, cualquiera que ésta sea, tiene que entender que cuando ataca los intereses de la oligarquía local, ataca al imperio. Los actos simbólicos son muy importantes, pero por sí solos no logran mucho. Todo esto se ha visto en Europa.” “El único país donde los movimientos de izquierda tienden hacia algo distinto es en Grecia. La clase media está aterrada con la Coalición de la Izquierda Radical (Syirza), que ha fusionado en un partido único las facciones y organizaciones que hasta ahora la componían, con el propósito de reforzar sus posibilidades de convertirse en alternativa de gobierno”. “El líder de este partido, Alexis Tsipras, con quien hablé la semana pasada, es un tipo muy inteligente y capaz. Le preguntaron que a quién admiraba en el mundo y respondió Hugo Chávez; de inmediato todos los medios europeos se fueron sobre él. Pero no cambió su discurso. “Se necesitan líderes como estos. Hugo Chávez fue una persona con mucha pasión, no tenia miedo a decir lo que pensaba. Combinado con un movimiento social fuerte empujó al cambio. Su ausencia es un golpe duro, se pierde mucho, pero tampoco debemos pensar que un movimiento depende de una sola persona, estaríamos condenados al fracaso”. Venezuela dependía demasiado de Chávez “La gran debilidad del movimiento bolivariano en Venezuela es que dependía demasiado de Chávez, y eso se lo dije. Le molestaba, pero lo reconocía y me explicaba: ‘Ese es el problema que enfrentamos, pues toda la clase media es hostil a nuestro proyecto, si no lo entiendes es que no estás viendo el cuadro completo’. Era cierto, Chávez y su grupo estaban muy aislados de ese sector que tradicionalmente produce a los intelectuales y a los voceros de la sociedad. Un intelectual de izquierda de una universidad, amigo mío, al preguntarle por qué no apoyaba a Hugo Chávez, me respondió: ‘Es que nosotros no apoyamos a un zambo, alguien que tiene sangre de esclavo’. Nunca he visto un racismo tan marcado como el que hay en Venezuela. El odio que generaba Chávez en algunos sectores de la sociedad era terrible, en los medios de comunicación lo llegaron a llamar mono, debido a ese racismo profundo. Por eso tuvo que trabajar desde cero para integrar a la sociedad en su proyecto, ese fue su gran problema. Hoy, el otro (lado del poliedro) es que Nicolás Maduro no sólo no es Chávez, sino que pretende un error, política y sicológicamente, grandísimo, tratando de serlo”. TA acaba de escribir un guión sobre Vladimir Ilich Ulianov (Lenin) -1870-1924-, para conmemorar el centenario de la revolución bolchevique, y tal vez es un proyecto con una visión diferente: “vivimos en un mundo en el que todos conspiran contra la memoria, pues la historia ofrece soluciones a los ciudadanos. Sin el enorme sacrificio del pueblo ruso y las victorias claves del ejército rojo la guerra no hubiera acabado como terminó. En muchos lugares no lo niegan, pero tampoco hablan de esto”. “También es necesario recordar que el imperio estadounidense no ha terminado, es fuerte. Que la izquierda diga lo contrario es peligroso” y falaz. (La Jornada, política, p.p. 6a-7a, 16 de Diciembre, 2013).

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