jueves, 16 de enero de 2014

Madiba

Internacional El libertador del siglo XX Madiba Por: Carlos Damián 5 de Enero, 2014 El camino a la libertad en Sudáfrica México. - Altos jefes de Estado estaban allí en Johannesburgo, 91 en total al igual que docenas de otras “personas eminentes”, entre estrellas del rock, supermodelos, y la élite de la política sudafricana, todos congregados en torno de Nelson Mandela en un acto de memoria y que ha sido descrito como una grande despedida a un estadista internacional en años recientes. Pero ni los planes mejor trazados, incluso en ocasión tan augusta, funcionan a la perfección. Así ocurrió en el Estado de Soweto este martes (10/12/13); dos terceras partes de la esperada multitud que colmaría las gradas no llegaron, y quienes sí se presentaron abuchearon a su manera escandalosa y reiterada al presidente sudafricano Jacob Zuma, retrasando el mensaje que iba a ser la parte medular de la ceremonia. En cambio aplaudieron a rabiar el que acabó siendo el discurso central, el del presidente estadounidense Barack Obama, cuyas palabras superaron en elegancia a las de todos los demás oradores, aún así tuvo que hacerse oír por encima del ahogado sistema de sonido. El otro vencedor del día fue el público mismo, que se negó a dejarse intimidar por los llamados desde del podio a “guardar compostura” y cesar el abucheo. A la vez mantuvo la presión sobre Zuma, aplaudió al predecesor depuesto por éste, Thabo Mbeki. Hubo también una cálida bienvenida a Frederick de Klerck, el presidente blanco que declaró el fin oficial del apartheid. Luego la multitud mostró también su perspicacia crítica hacia políticos internacionales, al aplaudir con frenesí al presidente de Estados Unidos y lanzar una rechifla cuando George W. Bush apareció en pantalla, arriba de los oradores. La actitud de los asistentes evitó que la ceremonia se deslizara hacia la insipidez, como suele ocurrir en tales circunstancias. Sin embargo, fueron mucho menos de los esperados. Se hizo mucho ruido en torno a la grandiosidad de las ceremonias por la muerte de Nelson Mandela. Al igual que los jefes de Estado, el gobierno se ufanó en divulgar que entre la concurrencia había 10 ex gobernantes, 86 jefes de delegaciones y 75 “personas eminentes”. Se esperaba que al funeral asistieran 95 mil personas, pero en realidad asistieron mucho menos de los esperados, ya que había hilera tras hilera de asientos vacíos detrás del recinto destinado a los visitantes distinguidos. Hubo repetidas advertencias de funcionarios para que la gente no asistiera por razones de seguridad, sin embargo las precauciones se aplicaron con torpeza; en algunas puertas de entrada al estadio de futbol de Soweto donde se jugó la Copa del Mundo hace tres años, tuvo su impacto en la asistencia de sudafricanos: en algunas puertas pasaron sin ser sometidos a revisión alguna. La despedida del público y sus reacciones singulares Este día el funeral se vio inundado por la madre naturaleza al llover sin pausa, fue un día realmente húmedo. Cyril Ramaphosa, el veterano dirigente del Congreso Nacional Africano que dirigió el acto declaró: “Así es como Mandela hubiera querido se despedido, de hecho los dioses le dan la bienvenida a uno”. Esta fue una figura polémica y aún fue capaz en la muerte de unir a opuestos, por breves instantes. Barack Obama y Raúl Castro se estrecharon las manos, haciendo a un lado por un momento décadas de confrontaciones por las sanciones estadounidenses a la isla. Ha sido apenas la segunda vez que un presidente de Estados Unidos saluda de manera a un líder socialista. Hace 13 años Bill Clinton lo hizo con Fidel, el hermano de Raúl, después de una asamblea de ONU en Nueva York, y en aquella ocasión la Casa Blanca primero negó tal cosa hubiera ocurrido y luego acusó a Castro de haber tendido una emboscada social por razones publicitarias. Para los que se encontraban en el estadio sentados aguantando la lluvia en las tribunas, era Madiba, la persona que los liberó de las cadenas del apartheid y evitó que un país se hundiera en una cruenta guerra racial. Para los extranjeros que subían al podio era, “el más grande libertador del siglo XX”, en las palabras de Obama, y para Raúl Castro, fue “un campeón de la libertad y la igualdad”, que luchó “toda su vida” por los oprimidos. Entre otros personajes presentes; Tony Blair, Gordon Brown y John Major, ingleses que acompañaron a David Cameron en el viaje. También estuvieron Bill y Hillary Clinton, François Hollande y su predecesor Nicolas Sarkozy, el cantante Bono, Naomi Campbell. Pero la estrella fue Obama, y fue presentado al público como “hijo del suelo africano”, como también se conocía a Mandela, puso al estadio de pie. Madiba seguía insistiendo, en su lecho de muerte, y se oía resonar sus palabras en el estadio: ‘No soy un santo’, dijo, ‘a menos que para ustedes un santo sea un pecador que sigue esforzándose’. Para cerrar la ceremonia, el arzobispo Desmond Tutu demandó cesar el clamor y los ocasionales abucheos y dijo que no daría la bendición final hasta que pudiera oír, “la caída de un alfiler”. El ruido cesó por instantes después de algunas risas lejanas. “Esto es lo que Nelson hubiera querido”, dijo el clérigo a la multitud. La revolución mediática A todos los concurrentes al acto funerario, el protocolo diplomático fue desplegado en todo su esplendor, rodeando a absurdos personajes y mediocres de un manto protector que les hace verse como dirigentes respetados. Exaltan al personaje central como el prócer de la libertad que los acerca a la legitimidad que no tienen en su país. Pero en un análisis del legado de Nelson Mandela nos deja ver la razón de que Madiba sea explotado por las clases gobernantes de todo el mundo. Mandela tuvo el privilegio de ser un símbolo de la lucha en contra del régimen racista y xenofóbico de Pretoria durante algunas décadas. Aunque tengamos que reconocer sus alcances limitados de la lucha emprendida por este personaje y el partido del Congreso Nacional Africano (ANC, por sus siglas en inglés). Recordemos cuando se estableció la Unión de Sudáfrica en 1910 la minoría blanca gozaba de todo tipo de libertades, holandeses y después parte del reino británico, la población negra estaba impedida de legislar dentro de los escaños del parlamento. Para 1913 los habitantes de raza negra estaban impedidos de comprar tierra fuera del espacio destinado a ellos. Al transcurrir el tiempo, en 1923 representó el apartheid con sus mecanismos de segregación racial a nivel domiciliario. Alrededor de 1948, el partido Nacional Unificado ganó las elecciones con una sorpresa para los votantes al incluir en su plataforma político y económica mecanismos para disolver la segregación racial. En este contexto la población negra no estaban cruzado de brazos y el ANC, fundado en 1923, al mantenerse activo políticamente buscaba la emancipación racial y política del estado, que había mantenido con candados una fuerte discriminación económica, impidiendo un acceso a actividades económicas claves para el Estado y a la propiedad de la tierra. El régimen de Pretoria seguía con el sistema de apartheid, esclavizando a la mano de obra de miles de habitantes confrontándose con los mínimos requerimientos de libertad y fuerza de trabajo. Recibiendo de la comunidad internacional demandas de libertad, ya que al finalizar la segunda guerra mundial se había establecido como un estado totalitario. Sin embargo el ANC se había convertido en un interlocutor de la minoría blanca debido a sus movilizaciones sociales con mucha base popular de Sudáfrica. Esta situación de la demanda internacional y los movimientos sociales internos, dieron lugar a un sistema de “una persona, un voto”, y pusieron coto al régimen de apartheid. Ya para las elecciones de 1994 pudo tener acceso Nelson Mandela junto con el Movimiento social del ANC, a la presidencia de la República de Sudáfrica. Aunque en manos de la minoría blanca se encuentra la propiedad de la tierra, y los recursos del subsuelo en poder de las trasnacionales. Mandela alcanzó la gloria pero no pudo acabar totalmente con el estado del régimen de Pretoria. En Sudáfrica, la idea de que la dicha y felicidad de la civilización depende de la pirámide regida por un Dios, piadoso, terrible y excluyente, continúa latente en esa región de África. (La Jornada, camino a la libertad, p. p. 4 - 10, 11 de Diciembre, 2013).

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