jueves, 16 de enero de 2014

Estados Unidos cuida su inversión

Nacional Estados Unidos cuida su riqueza petrolera al expandirse al sur de América Estados Unidos cuida su inversión Por: Carlos Damián 30 de Diciembre, 2013 El resultado es lógico considerando la cleptocracia en legisladores México. - La ciudadanía ha contemplado azorada, la rapidez con la que se modificó el contenido de los artículos 25, 27 y 28 de la Carta Magna. En unas cuantas horas se destruyó, en perjuicio del interés general, lo que al país le costó décadas de lucha y de experiencia productiva. Mediante la consumación del trámite legislativo de la denominada reforma energética, en un proceso acelerado al grado extremo, la clase política mexicana en turno dejó ruinas algunos de los postulados más importantes de nuestro pacto social, entre los que destacan la soberanía nacional y también la de los estados de la Unión. No solo se cambió la norma sino que fueron agredidas de manera perversa varias de las piedras miliares de nuestra convivencia social. Nos indigna la anulación de nuestra democracia en sus términos esenciales y ver que lo que se nos presenta como un proceso democrático es, en realidad, una imposición de carácter oligárquico. Los gobernantes nos hablan como ciudadanos, pero nos tratan como vasallos y esclavos laborales. La retórica vacía del Estado La reforma energética aprobada de manera vergonzosa, significa una transformación estructural del Estado: el Congreso ya no desempeña ningún papel relevante en el diseño de políticas energéticas; al cambiar el carácter de organismo descentralizado a empresas productivas del Estado, no supervisará más a Pemex. El poder judicial no participará en las querellas y conflictos en materia de hidrocarburos, los juicios se desahogarán en tribunales internacionales. El Presidente adquiere más facultades acentuando el presidencialismo autoritario, y además el contenido nacional de la producción petrolera lo determinarán en el marco del TLCAN y otros acuerdos internacionales. El resultado de la reforma privatizadora deja ver claramente que la clase política, es tanto del PRI como del PAN y ellos se subieron al “carro de la globalización”, pero acompañados con la oligarquía mexicana, y los corporativos trasnacionales. De lo anterior podemos aseverar que también participará como postora en la venta de Pemex y la CFE. Uno de los aspectos más nefastos de la reforma de Estado es el otorgamiento de derechos al capital nacional y extranjero sobre el subsuelo y las aguas nacionales. No es difícil inferir, la argumentación y sobre todo las reformas aprobadas presentan como modificación básica la presencia fundamental, por demás ominosa, de las intrusivas compañías trasnacionales. Nuestro país sufrió antaño, muestras de su prepotencia, y de su insaciable rapacidad en desmedro de nuestros intereses y dignidad nacionales. De aquí muy poco, tendremos muchas razones para lamentarlo y una enorme tarea para defender los recursos naturales, no renovables. Además estos entes voraces por sus intereses, y de ningún modo por nuestras aspiraciones de construir un país que, no se ha librado de la pobreza, con una creciente desigualdad, y estamos en la búsqueda del bienestar común de la ciudadanía. A lo que nuestros legisladores se oponen arguyendo ideologías baratas y extranjeras. Los lineamientos han sido impuestos por la historia los cuales son expresos y diáfanos. El expolio federal perpetrado fundamentalmente a nuestros hidrocarburos y a la industria eléctrica nacional es visible. La depredación estatal y federal continuará apropiándose de una riqueza natural propiedad de todos los mexicanos, en olvido de las posibilidades y potencialidades de desarrollo auténtico para el país, para convertirla en los ansiados recursos líquidos, que como botín de Estado se ofrece al capital extranjero. La máquina de mentiras del gobierno federal Los recursos naturales han sido usados por la clase gobernante, una cleptocracia que satisface intereses extranjeros y a la oligarquía nacional, y mas aún a la rapacidad de los corporativos trasnacionales, pagando una moneda de cambio al apoyar a EPN para comprar la silla presidencial. Todavía nos preguntamos, más allá de la retórica vacía del Estado, ¿cuál es el propósito de este robo a la nación? Haciendo caso omiso de las indudables ventajas de utilizar los recursos del subsuelo para convertirlos en palancas de la transformación nacional, se ha optado desde hace treinta años, por utilizarlo para sufragar una parte sustancial del gasto corriente del Estado, además de cometer la insensatez de exportar petróleo crudo al extranjero con el propósito de dotarse de recursos monetarios, en lugar de darle mayor valor a los hidrocarburos y transformarlos en productos refinados, de mayor valor que el crudo, o en los miles de productos que pueden salir de la industria petroquímica, de mucho mayor valor que los refinados. La falta de cordura de esta visión ha hecho caso omiso de las inmensas capacidades transformadoras de estos frutos del subsuelo. Esto dicho particularmente en el caso de las olvidadas y deformadas actividades de la petroquímica. En rigor, el planteamiento ya aprobado continuará ese diseño con mayor intensidad en el futuro. Para colmo, en realidad se ignora de modo permisivo la inmensa y paradigmática corrupción que aqueja las actividades de las industrias petrolera y eléctrica. Nada de esto es casual, sino por el contrario, es el síntoma de una tergiversación y parte de un proceso de liquidación sistemática de las actividades encomendadas básicamente a los entes del Estado responsables de su ejecución y desarrollo. Un cambio de paradigmas, dada a escala mundial reforzó las carencias y torceduras que permitieron presentar, a lo largo del tiempo, una situación de desastre cuya solución mágica está dada, según los autores mismo del propósito perverso, con la privatización de la actividad. Esto será, aunque hoy lo nieguen, uno de los objetivos cumplidos, de los que han atropellado las normas constitucionales, que dieron razón de ser a un pacto social. El cual ha sido agredido, y haciendo caso omiso de nuestros intereses nacionales e hitos históricos. La agresión al México profundo Al extendernos en nuestra explicación, tenemos en el Plan Nacional de Desarrollo no existe el programa energético a seguir y de paso se ignora la consulta permanentemente que habrá de hacerse conforme a la Ley de Planeación del Desarrollo. La tarea que se nos presenta a los ciudadanos para enmendar este atropello es descomunal. Pero, al mismo tiempo es algo que resulta necesario e irrenunciable emprender. Los vastos recursos sociales albergados en nuestro ser nacional deben ser puestos en movimiento. Las tareas tocan al mismo tiempo la necesidad de construir formas de democracia directa que hoy ya se encuentran presentes en otras naciones, y al mismo tiempo, ser capaces de abrir los cauces para lograr que los ciudadanos, lejos de contemplar pasivamente los atentados de la clase gobernante en contra de nuestros intereses y hasta de nuestra dignidad, deben ser consultados antes de que los poderes formales de la Unión, de manera que no se consulta al pueblo y de manera arbitraria y artera, nos impongan su voluntad. Todo ello a título de una supuesta representación nacional que les permite arrogarse todo género de discrecionalidades que ponen al servicio de sus particulares sesgos ideológicos, equivocadas cuestiones culturales, y de sus intereses mezquinos y bastardos. Finalmente, este escrito trata de poner coto y detener las expresiones plutocráticas, y de la cleptocracia nacional que nos avasallan y nos han rendido al vender nuestro petróleo y electricidad al capital trasnacional. No es el caso aceptar el destino inexorable que nos han marcado nuestros legisladores corruptos y cínicos. Por el contrario, aunque hoy pareciera que la suerte está echada, la necesidad del análisis, la crítica razonada y la organización de la resistencia y de la respuesta, debiera ser la tónica de la orden del día. Por lo que proponemos sea obligatorio un referéndum popular en cuestiones fiscales. Este escrito se basa en parte del evento académico sobre reforma energética realizado en la Facultad de Economía en la UNAM, en trece sesiones del 15/8/13 al 14/11/13. (La Jornada, política, p. 9, 20 de Diciembre, 2013).

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