sábado, 28 de abril de 2012

La política antidrogas

Nacional
Es “inaceptable” el saldo de trece mil muertos el año pasado
La política antidrogas
Por: Carlos Damián 20 de Marzo, 2012
Por un cambio de enfoque de la guerra antidrogas
México. - En su comparecencia ante el Senado de Estados Unidos, el Jefe del Comando Norte de ese país, Charles Jacoby (CJ), sostuvo el pasado Martes 13 de marzo que es prematuro afirmar si las autoridades mexicanas “están ganando o perdiendo la lucha contra el crimen organizado” y calificó de “inaceptable” el saldo de trece mil muertos que dejó el año pasado la violencia atribuida a los choques entre cárteles o entre éstos y las fuerzas públicas. El senador republicano John McCain (JM), tras escuchar la ponencia del jefe máximo CJ, dijo que Washington debe “evaluar si estamos teniendo éxito o estamos fracasando, y si el gobierno mexicano está siendo exitoso o no, porque a partir de eso tendremos que valorar nuestras estrategias”. Añadió JM al insistir en que casi 50 mil ciudadanos mexicanos han perdido la vida desde 2006, y que a la vez se han emitido alertas diplomáticas a viajeros para zonas norteñas mexicanas por el gobierno estadounidense.

Se pretende hacer consensos entre amplios sectores de la población mexicana y crecientes de la opinión pública internacional ya que corresponde a los mexicanos determinar si la política realizada por el gobierno federal de su país es exitosa y aceptable para la vigencia de la legalidad en México. Tales planteamientos, que en sí mismos constituyen una extralimitación en las funciones de quienes los formularon, ocurren en un momento en que se extiende, en sectores amplios y crecientes de la opinión pública internacional, un consenso de la llamada “guerra contra las drogas” declarada por Estados Unidos en 1971, en el gobierno de Richard Nixon, con la promesa de obtener “un mundo libre de adicciones”.

Los cárteles al combatirlos “no ha tenido un efecto positivo apreciable”
Jacoby (CJ) ha dicho que México a pesar de la “decisión valiente” de poner a los militares en la calle, para combatir y desmembrar a los cárteles de las drogas. El general CJ, jefe de Northcom (siglas, en ingles), encargado de asuntos militares estadounidenses en América del Norte, incluido Estados Unidos, Canadá y México, se presentó hoy 13 de marzo ante el Comité de Servicios Armados del Senado y se le pidió evaluar la situación de seguridad en México. Indicó que “la violencia se incrementó de nuevo en 2011; empezó a reducirse al concluir el año, pero no pienso que hay ninguna conclusión que se pueda derivar de eso. Entonces, los mexicanos están en lucha difícil con un enemigo brutal, y adaptable, y a mi parecer, no han titubeado.

Jacoby (CJ), el veterano de combate en Irak y Afganistán, al intentar establecer seguridad, recomienda “reducir la violencia a través de las comunidades, del noreste, y esa es la estrategia correcta a seguir”. En la misma audiencia también compareció el par del general JC, el general Douglas Fraser (DF), jefe del Comando Sur (Southcom), encargado de relaciones militares y asuntos de seguridad en Centro y Sudamérica y el Caribe. Fraser (DF) señaló que “al incrementar México su presión vemos que las redes, de los cárteles de los Zetas y el cártel de Sinaloa, están ingresando en Centroamérica”.

Cambio de enfoque
Los participantes de este foro entre los que podemos mencionar: el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos; los ex presidentes de México y Brasil Vicente Fox y Fernando Cardoso, respectivamente; el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, el escritor Misha Glenny, entre otros. Este debate fue
organizado el martes 13 de marzo, por Google y la organización británica intelligence2, y la mayoría de los participantes coincidieron con diversos matices, en que la actual política de combate al narcotráfico ha arrojado saldos desastrosos: las drogas están hoy más al alcance de la población que hace cuatro décadas, las organizaciones dedicadas al trasiego y venta de estupefacientes son más poderosas, y el número de muertos aumenta como resultado de los esfuerzos gubernamentales por combatirlas se ha multiplicado por cientos de miles.

En el mencionado debate se hizo evidente la debilidad argumental del defensor de la prohibición, el director general de la oficina de la Organización de Naciones Unidas para el Control de las Drogas y el Crimen, Antonio María Costa, quien no encontró mejor argumento para oponerse que decir que los estupefacientes “son perjudiciales para la salud y deben ser regulados”, postura que no se contrapone con su despenalización. Ante semejante ausencia de razones tras las políticas prohibicionistas, las propuestas de despenalización de las drogas han ido aflorando y ganando adeptos en las comunidades científicas y académicas, así como en los ámbitos políticos de diversos países, habida cuenta de que las estrategias basadas en la prohibición simplemente no han logrado eliminar ni atenuar el problema.

Con este telón de fondo, resulta inadmisible y desolador que mientras en un sector mayoritario de la opinión pública internacional cobran fuerza los intentos por articular en forma coherente un nuevo enfoque del fenómeno del narcotráfico y por reformular las estrategias para hacerle frente, en nuestro país continúa desarrollándose un baño de sangre, prosigue la caída de las instituciones en nuevas simas de descomposición, avanzan la militarización de la vida pública, la desintegración social y la degradación humana, se mantiene la vigilancia del país de las barras y las estrellas por mantener un enfoque de combate a las drogas ineficaz, contraproducente y caduco. (La Jornada, política, p.p. 2 - 6, 31 de Enero, 2012).

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