lunes, 6 de diciembre de 2010

Brasil independiente del FMI

Nacional
A segunda vuelta electoral el PT de Brasil
Brasil independiente del FMI
Por: Carlos Damián 20 de Diciembre, 2010
México sigue aferrado al pasado, sin inteligencia ni futuro
México. – Independientemente de lo que ocurra en las urnas electorales y de que Dima Rousseff logre sumar a su caudal electoral el 5 por ciento adicional que requiere para convertirse en la sucesora de Lula, es pertinente te examinar las razones de la aparente paradoja: que el mandatario más popular y exitoso en la historia de la mayor nación latinoamericana no haya logrado convencer a la mayoría absoluta de los brasileños de la pertinencia de la continuidad.

Un factor importante en este sentido es el creciente descrédito de la clase política, incluido el Partido del Trabajo (PT) del propio presidente da Silva, organización que se ha visto sacudida por diversos escándalos. Otro elemento insoslayable es la adversidad de los medios informativos, casi todos en manos de una oligarquía que dista mucho de respaldar la acción gubernamental del actual mandatario, por más que los saldos positivos de los pasados ocho años resulten benéficos también para el empresariado.

En este contexto nadie discute que el proyecto de gobierno que encabeza Lula ha transformado para bien del país, el cual ha conseguido disminuir significativamente la pobreza y el desempleo, ha incrementado notablemente la cobertura y la calidad de la educación, ha cancelado su deuda externa pública, ha logrado elevar el poder adquisitivo de la mayoría de la población en más de 50 por ciento (en ese mismo lapso, el indicador correspondiente en México ha sufrido una reducción superior a 40 por ciento) y ha colocado a Brasil como líder regional indiscutible y como un actor de primera importancia en la diplomacia mundial.

Acusado de neoliberal y de claudicante desde las izquierdas radicales, depreciado por las clases altas al principio de su gestión por su origen obrero, tolerado sin más remedio por los gobiernos de George W. Bush y de Barack Obama, Lula ha sido, con todo, un estadista ejemplar y visionario, y su desempeño obliga a reflexionar sobre la relevancia personal de los gobernantes en los procesos de desarrollo como es el caso de México.

El caso singular de Brasil
Está por concluir el ciclo presidencial de Lula, y todo apunta a que por primera vez en la historia de Brasil una mujer, Dima Rousseff. Casi ocho años han transcurrido desde que el obrero metalúrgico asumió el poder, el primero de enero de 2003 y de “acuerdo con encuestas nacionales y extranjeras, a estas alturas tiene una aceptación ciudadana superior al 80 por ciento. Ningún político en el mundo “democrático” y en medio de la crisis global, cuenta con un reconocimiento siquiera cercano”. Dice Carmen Lira.

En la entrevista de Carmen Lira (La Jornada, 3 de octubre de 2010), cuando Lula llegó a la presidencia de Brasil, el gobierno saliente le heredó una tasa anual promedio de crecimiento ligeramente superior a 2 por ciento, a su vez Lula da Silva pasará su estafeta con una tasa anual cercana a 4 por ciento. Además, “… en los últimos ocho años el gobierno que él encabeza ha sacado de la miseria absoluta a 27 millones de personas; (…) simultáneamente ha elevado a la clase media a 36 millones de brasileños pobres (…) ha creado, en sus dos mandatos de cuatro años a 15 millones de empleos”.

Lula explica este salto económico, “… si yo hubiese insinuado continuar la política de mi antecesor en la presidencia de la República, Fernando Henrique Cardoso, Brasil hubiera quebrado. Nosotros solo llegamos “adonde llegamos porque hicimos las cosas de manera diferente. Sólo quería decirte que cuando yo asumí la presidencia Petrobras valía 13 mil millones de dólares de su valor patrimonial. Y hoy Petrobras vale 220 mil millones de dólares. Algo cambió cuando llegamos al gobierno, la consigna era que el gobierno no podía gastar, no podía hacer inversiones porque todo tenía que garantizar el superávit primario. Y había que cuidar el déficit”.

Al continuar con su plática, explica, “nosotros que estábamos subordinados al FMI, nos libramos del FMI. Nosotros que no teníamos ninguna reserva, vamos a llegar al final del año con 300 mil millones de dólares de reservas. Nos volvimos acreedores del FMI. Y la situación cambió radicalmente; incluimos a los millones de excluidos que no eran tomados en cuenta. Éramos un país de economía capitalista sin capital, sin crédito, sin inversión”.

En este peregrinar del presidente de Brasil, Lula da Silva hizo exactamente lo contrario que los gobiernos neoliberales que le antecedieron, y allí están los resultados, posteriormente dejara la presidencia con un país mirando hacia el futuro. En México por el contrario se empeñan en mantener al país dado vueltas a la noria, atado al pasado y al FMI. De la diferencia entre gimnasia y magnesia mientras Lula sostiene que “en poco tiempo seremos la quinta potencia del mundo, porque las condiciones están dadas”, el inquilino de los Pinos promete lo mismo, pero para 2050. Ésa es la diferencia entre hechos y retórica. (La Jornada, Economía, p. 26, 5 de Octubre, 2010).

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