lunes, 6 de diciembre de 2010

Aumenta el gasto federal destinado a reparar daños naturales

Nacional
Fenómenos naturales y desastres humanos
Aumenta el gasto federal destinado a reparar daños naturales
Por: Carlos Damián 06 de Diciembre, 2010
La sequía SG: la cifra de 24 mil millones; 4 veces más que el año pasado
México. – Aunque hay alrededor de 20 millones de mexicanos que residen en zonas sensibles a huracanes, faltan por desarrollarse programas de alerta temprana o sistemas de monitoreo ante inundaciones así como contra sequía, a pesar de que son pilares del Sistema Nacional de Protección Civil, señalan expertos. En total se trata de un territorio de 800 mil kilómetros cuadrados que enfrenta riesgos por los huracanes.

De acuerdo con datos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos naturales, divulgados en la Estrategia Nacional de Cambio Climático, los daños que ocasionan los fenómenos hidrometeorológicos se duplicaron en décadas recientes, tan sólo “durante los años 90 del siglo pasado más de 90 por ciento de las personas que fallecieron por efectos de los fenómenos naturales, perdieron la vida en huracanes, sequías, tormentas e inundaciones”.

Se indica que “parte del problema para llevar a la ciencia del clima a la gestión de riesgo ante condiciones meteorológicas extremas es la existencia de un sistema meteorológico incapaz de dar respuesta las crecientes necesidades de monitoreo, pronóstico y alerta para la planeación en agricultura, desarrollo urbano o la protección civil adecuada a la modernidad y a los cambios y necesidades de un país tan heterogéneo”.

Actualmente dada la condición extrema de los ecosistemas, ya es una ilusión suponer “que podemos manejarlos sustentablemente, aun sin las tendencias climáticas que experimentamos y que continuarán, de acuerdo con cualquiera de los escenarios climáticos moderados”. Además consideran que “los ritmos de cambio se están acelerando más rápido de lo que se pensaba hasta hace unos años como sucede, por ejemplo, en el caso del aumento del nivel medio del mar o el deshielo de los polos”. Por tanto, las estructuras productivas y de gobierno tienen poco tiempo para enfrentar el problema.

Fenómenos naturales
El 19 de septiembre se conmemoran 25 años de los sismos que sacudieron al centro del país y que causaron una inconmensurable destrucción humana y material en la ciudad de México. Por una cruel coincidencia, la fecha encontró al país ante una nueva situación de emergencia, esta vez por la entrada del huracán Karl a Veracruz, a la que se sumaron lluvias pertinaces en varias entidades de la República. Hace un cuarto de siglo, el terremoto dejó al descubierto a un gobierno indolente, pasivo e inercial, que no fue capaz de reaccionar en forma adecuada ente las circunstancias, pero puso también en evidencia viejas lacras humanas: la voracidad de empresas inmobiliarias y constructoras que fabricaron edificaciones endebles.

Los sismos, los huracanes y otros fenómenos no son predecibles, pero sí previsibles. En 1985 se sabía que la ciudad de México está asentada en una región de gran movimiento geológico y, sin embargo se toleró la proliferación de construcciones inadecuadas y se permitió la falta de mantenimiento a edificaciones antiguas y recientes. Significativamente, la mayor parte de los inmuebles que se vinieron abajo habían sido construidos en la segunda mitad del siglo XX. De la misma forma; en la extensa franja de territorio nacional que está expuesta a huracanes, año con año se producen afectaciones considerables a la población, por más que se conozcan de antemano las probabilidades de incidencia de tales fenómenos. Otro tanto puede decirse de los asentamientos en terrenos con riesgo de deslave o inundación.

El estado y las instituciones no tienen capacidad de respuesta ante eventos de tal magnitud, que no satisfacen las necesidades de todos, que aprovechan los desastres naturales para cooptar políticamente a las personas y organizaciones, que tiene una visión de corto plazo e inmediata, que les gusta aparecer en los medios de comunicación como los grandes protagonistas, que intentan aglutinar a su alrededor cualquier tipo de organización social y desde allí, marcar las directrices, que son incapaces de entender las demandas ciudadanas y les resulta incomprensible que la gente se salga de los esquemas paternalistas y que renuncie a ser tratado como damnificado y que asuma su papel de sujeto social. En muchas ocasiones las personas tienen conciencia social de su papel en la sociedad y exigen libertad e independencia, y que la clase política debería respetar sus procesos y hacer lo que ellos les exigieran.

En este contexto, las trágicas circunstancias actuales en Veracruz, Tabasco, Puebla, Hidalgo y otras entidades anegadas, como fue el terremoto de 1985 en el valle de México, un desastre humano. La contingencia inmediata demanda una rápida y solidaria reacción de la ciudadanía para auxiliar a los damnificados por Karl y por las intensas lluvias precedentes. Sea cual fuere el grado de efectividad de las autoridades federales, estatales y municipales para hacer frente a la catástrofe, la población no puede inclinarse hacia la indiferencia y debe apoyar a los connacionales que han resultado afectados. Asimismo debe exigir que la ayuda fluya a quienes más lo necesitan y que su reparto sea ajeno a lógicas corporativas, clientelares y facciosas. Sin embargo en una perspectiva histórica reflexionemos sobre la incapacidad y la falta de voluntad de los gobernantes para la previsión del pueblo de México. (La Jornada, Sociedad y Justicia, p. 42, 14 de Octubre, 2010)

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