lunes, 7 de octubre de 2013

El viento

Nacional A 30 años de la expropiación petrolera, Lázaro Cárdenas dijo que era un acto de soberanía El viento Por: Carlos Damián 18 de Septiembre, 2013 EPN dijo que imita en su venta de Pemex al tata Lázaro México.- Los neoliberales son, el grupo de funcionarios y técnicos de la función pública que trabajan para la ideología conservadora. Estos individuos forman parte de una estrategia de poder que se aplica en la mayoría de países como una estrategia de mercado implementada por el consenso de Washington, y son aquellos países que dependen en su dinámica del capitalismo global. La situación se disfraza en la superficie pero es simple cuando su estrategia de grupo se limpia de toda esta basura. Los neoliberales son una clase de políticos que hablan de libertad en modo restringido. La ideología liberal clásica reconoce como derechos políticos una serie de libertades ciudadanas que supuestamente fortalecen a la democracia. La libertad de pensamiento, la libertad de expresión, la libertad de asociación, la libertad de creencia, y la libertad de mercado. En realidad esta clase política y financiera sólo se quedan con una parte de las libertades mencionadas. Y optan por la liberad del poder a favor de los grandes oligopolios internacionales. En suma las libertades se quedan en un mero discurso político y se aplican siempre y cuando no afecten el proyecto de los mercados mundiales. Los principios de la libertad económica son más amplios que las ideas cortas neoliberales. Este sistema económico reducen a su favor las ideas del liberalismo. Adam Smith (AS), a finales del siglo XVII, padre de la ideología liberal, definía a la libertad de mercado como un marco de participación ciudadana dentro de un sistema justo. Para Smith, el Estado quedaba liberado de su intervención en el mercado y el ciudadano podía intervenir libremente con su capital, siempre y cuando “no se violaran las leyes de la justicia”. En la Teoría de los sentimientos morales, AS dimensiona lo que entiende por justicia cuando expresa: “donde exista una gran propiedad habrá una gran desigualdad…, la fortuna de los ricos supone la indigencia de la mayoría”. Los neoliberales suprimen esta alusión a una justicia política que es externa a la economía y proponen que el mercado puro con sus leyes de la oferta y la demanda, representa la justicia misma. El mercado es para el neoliberalismo la representación de lo justo. Podemos significar que el mercado es justo al distribuir los servicios públicos sólo entre aquellos que pueden pagarlos; los que no pueden pagarlos habrán de aceptar su condición de pobres y deberán consolarse con ser ayudados con programas asistencialistas, y es natural que en un mundo de desigualdad y desempleo la clase de los pobres hayan tomado carta de naturalización. En esta teoría económica se propone que todas las economías capitalistas haya una tasa “natural” de desempleados y ninis. Desde luego es una condición normal en el juego del mercado. Estos “neoliberales conservadores” al tomar control del Estado impulsan a desmantelar la participación del Estado-nación en la economía, esta acción es ideológica, y lo hacen “participando desde adentro”, y al tomar el control del gobierno no les importa las necesidades de los ciudadanos ni que la energía sea una posición geoestratégica. Estos neoliberales conservadores pugnan por la conservación de los intereses de las élites globales y nacionales, a su vez hacen política en franquicias comerciales llamados partidos (PRI, PAN, PVEM, y PANAL), para desmantelar la intervención de la política como reguladora de las injusticias del mercado. Mensaje de estos partidos de derecha es: con respecto a la distribución de la riqueza los mercados son siempre mejores que los Estado. Bajo esta premisa respaldan muchas de las prácticas de concentración de los grandes oligopolios trasnacionales que generan el verdadero valor agregado. La verdadera riqueza de la producción mundial: son las empresas que producen la alta tecnología informática, la biotecnología y la robótica, además de las empresas petroleras y de energéticos, entre otras; todas ellas generadoras de grandes ganancias que no son distribuidas, porque son ganancias privadas y por lo tanto “lícitas”. Punto de vista del mercado. Milton Friedman propuso que la distribución desigual de la riqueza es un riesgo “normal” del mercado, y nos comenta que un mercado libre no puede ser un mercado oligopólico. Este profesor de los Chicago boys fue profesor de la Universidad de Chicago en los 70 y es considerado fundador de la escuela económica neoliberal, nos comenta que un mercado que queda en manos de unos cuantos actores poderosos: el mercado libre debe permitir la existencia de suficientes actores económicos en la competencia, de lo contrario no hay mercado libre. Los neoliberales más reduccionistas que su propio ideólogo no comparten su postura de combatir los oligopolios, al contrario: los favorecen. Con este pequeño análisis no deja dudas que el neoliberalismo es un sistema injusto que genera pobreza y destruye la solidaridad social al desmantelar el papel regulador del Estado en la economía. El viento mexicano El escenario mexicano esta marcado por imponer la mentira, la verdad a medias, con una violenta ofensiva mediática que se acerca al fascismo, pero si funcionó para tomar el poder de la silla presidencial ahora como praxis de gobierno nos confunde, desinforma y utiliza el odio social como instrumento de dominación. Tomemos las políticas gubernamentales del sistema neoliberal sobre la energía eléctrica, y la energía eólica como fuente renovable de energía y factor de autosuficiencia energética. En realidad las energías renovables y la transición energética se han convertido por las trasnacionales en oportunidad para millonarios negocios calificados como “verdes” (no estamos de acuerdo con este concepto), por lo que el viento se ha transformado en una codiciada mercancía y México en lo particular se le ha despojado de los potenciales beneficios sociales. Este país ha sido bendecido de grandes corrientes eólicas siendo un país señalado por el neocolonialismo empresarial. Con el presidente Carlos Salinas en 1992, Zedillo en 1997, Calderón en 2008, se impusieron el camino de la privatización del sector eléctrico nacional. El Estado ha otorgado a los particulares facultad de generación, abastecimiento y garantías para la compra de excedentes eléctricos por parte de la CFE, lo cual supuestamente era para disminuir la compra a la CFE, y hacer productivas a estas empresas, al tener espacio libre. Sin embargo en realidad tenemos 31% de energía eléctrica comprando a estas empresas (energía eléctrica cara), despreciando la producción de la CFE, quedando las hidroeléctricas, las geotérmicas, y otras sus facilidades, oxidándose las máquinas y aparatos generadores de energía eléctrica, olvidados por darle espacio a estas empresas particulares y trasnacionales. La CFE se enfocó en el corredor del Istmo de Tehuantepec, que permitió en 1994 instalar el primer campo de siete generadores de aire produciendo 1.5 Megawatt, pero en lugar de seguir en esta línea para ser autosustentable en energía eólica y beneficiar a las comunidades del Istmo, se entregó este recurso energético renovable a empresas trasnacionales para producir bonos de carbono. El Estado abandona su posición social y desmantela la infraestructura propiedad del Estado para beneficio del pueblo de México, sin tentarse el corazón a favor de los ciudadanos. En esta coyuntura de energía renovable y autosustentable los indígenas son despreciados por el sistema económico neoliberal, se convierten en cosas y es usufructuada sus tierras las trasnacionales para la instalación masiva de aerogeneradores. Se han dado ya enfrentamientos por el despojo de sus recursos y aquellas personas que por su pobreza deciden entregar por 30 años sus tierras a las trasnacionales a cambio de una miserable renta, y olvidando el bien comunitario, causando a su vez daños sociales y ambientales. La supuesta limpieza de la energía eólica es un mito: Ya que de origen mercantil y masivo tiene como origen y destino a las industrias depredadoras del medio ambiente. Las trasnacionales han comprado a funcionarios públicos como la honesta Georgina Kessel, ex secretaria de Energía de Calderón, que sirve actualmente a Iberdrola; cabildeos políticos para modificar la Constitución y consolidar la privatización del sector energético; inducción de conflictos comunitarios y violencia social; despliegue de organizaciones no gubernamentales trasnacionales y mercenarias para penetrar comunidades, como es el caso de Barefoot College al servicio de la italiana Enel en Oaxaca, etc. Esperamos que se recupere las relaciones sociales y económicas acompañadas de pérdida de soberanía política y energética. (La Jornada, política, p.p. 2 -20, 14 de Septiembre, 2013).

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