lunes, 28 de marzo de 2016

Matando al gringo

Nacional 
Por una Liga Antidifamación para mexicanos en Estados Unidos
Matando al gringo
Por: Carlos Damián                                             Marzo 14, 2016
La revuelta demográfica de los WASP, encabezada por Donald Trump
México.-   Es increíble que hasta ahora el gobierno de México haya comenzado a repudiar públicamente al candidato estadounidense Donald Trump. Durante meses se guardó silencio sepulcral en torno a las incendiarias y miserables declaraciones del candidato republicano, y él buscaba que el gobierno le contestara para aumentar las posibilidades electorales, para quedar a la cabeza de los nominados por el partido republicano. A pesar de las declaraciones que el gobierno mexicano, la secretaría de Relaciones Exteriores, y otros políticos hacen de sus pronunciamientos sean similares a los de Benito Mussolini, y al de Adolf Hitler. Realmente si nos ponemos a escuchar bien no sabemos a quién están dirigidas, pero queda claro que varían entre el silencio y la estridencia de Trump, el gobierno conservador de Enrique Peña Nieto no sabe qué medidas tomar ante la popularidad del candidato que enarbolas las fobias y filias de los WASP (angloestadounidenses protestantes blancos), como: la expulsión de los migrantes; el muro fronterizo impenetrable para mexicanos; el secuestro de muchos niños latinos en busca de su familia; y la criminalización del indocumentado. El daño hecho por las declaraciones de Trump ha cambiado el panorama político, comercial, social y económico. Aún si pierde el debate migratorio parece ir al fracaso.

En realidad el debate no es si Trump triunfa y es presidente es un político que representa al sector Wasp, y la propuesta es que va a ir a la guerra, se va a ir a la tercera guerra mundial, va a apoyar al cartel religioso del Daesh, y que el imperio del norte se va a dividir en 10 naciones- estado. Todas estas propuestas a nosotros los ciudadanos de México no importan, ya que si es presidente Hillary Clinton va a ser lo mismo. Lo realmente interesante es la propuesta de muchos mexicanos al impulsar la Liga Antidifamación mexicana en Estados Unidos, similar a la del sector poblacional judío formada en 1913 para educar a la población contra el sentimiento  nacional anti-mexicano y el prejuicio  religioso, y desde luego para contrarrestar muchas falsedades que el decadente racista estadounidense mantiene en contra de la población latina. Similarmente debe crearse el brazo jurídico de la cultura latina en Estados Unidos, abocada a llevar a la corte casos de discriminación, asesinato, difamación y consulta legal a los migrantes mexicanos.

La supremacía racista contra el latino
Se puede ver una convergencia de ideas entre el actual impulsor de la supremacía blanca (KKK), Donald Trump y Samuel Huntington, teórico de la guerra permanente de ocho civilizaciones, la diferencia es que Trump es rechazado por el complejo militar-industrial, y Huntington es venerado. Ambos con mexicanófobos, islamófobos, odian todo lo que no sea Wasp, pero Huntington, es un apologista del apartheid de Sudáfrica, fue el coordinador de la planeación de seguridad en el Consejo de Seguridad Nacional con James Carter, y es reconocido por universidades de Harvard, Chicago y Yale. Se dice en el libro “¿Quiénes somos?” que “en 1930, los Wasp son el grupo dominante, y son el mayor en número de la sociedad estadounidense, aunque étnicamente han dejado de ser una sociedad angloestadounidense. Sin embargo los Wasp han ido perdiendo peso proporcional en la población, la cultura anglo-protestante de sus antepasados colonos ingleses ha sobrevivido durante 300 años como elemento definitorio de la identidad”. La cultura anglo-protestante menciona que ha combinado instituciones, prácticas políticas y sociales heredadas de Inglaterra, con los conceptos y valores del protestante disidente religioso que los colonos trajeron de su madre patria.

A juicio de Huntington la inmigración “latino-católica” representa una amenaza cultural para Estados Unidos, que puede dividirlo en dos poblaciones, dos culturas y dos idiomas, que en realidad en sus orígenes son más de dos culturas que representan al ciudadano estadounidense. Al ser Huntington un Wasp, protestante episcopalista, se puede ver a un Trump protestante presbiteriano, ignorante de la Biblia católica que a cada momento ve abominable en su caminar a la silla presidencial, pero él pasará a la historia por haber aniquilado a la dinastía Bush, y representa la excrecencia de la tóxica supremacía blanca, Wasp.  En Trump se observa a un político payaso realizando su trabajo en un Reality Show, acompañado de un pastor controvertido Norman Vincent Peale, masón del rito escocés grado 33, quien trató de relacionar la siquiatría y religión mediante la teosicoterapia del “pensamiento positivo”. Mitt Romney es un mormón convertido de la poligámica Iglesia de Utah, que atacó a Trump con mayor sarcasmo. En esta circunstancia se tiene a Brent Scowcroft, mormón y ex consejero de Seguridad Nacional con Daddy Bush y Ford, que en su llegada la CIA y FBI han sido cubiertos los puestos por reclutados  de la Iglesia de Romney. En mi visión estamos ante el arribo de una guerra de religiones, del papa jesuita argentino, y el Wasp presbiteriano Trump de madre escocesa y abuelo alemán. El identificarse con el porcentaje de población blanca (64 %), no es una idea de Trump, esta cifra encontrada es de Baby Bush desde 2006, en la tercera parte de la transfrontera a un costo de 3 mil 400 millones de dólares; con la “enchilada completa” del jocoso y fugaz canciller de Vicente Fox, que después de Calderón optaron por el vergonzoso silencio. En esta diatriba doméstica Trump como Baby Bush tiene muchos seguidores en la clase política del “México neoliberal Itemita”.

Los neoconservadores straussianos están más cerca de Hillary Clinton que de Trump, irónicamente, son los responsables de la línea social y política de Trump, cuando la mayor parte de los estadounidenses son clase trabajadora sin educación universitaria. Si sus valores y sus intereses no están representados seriamente por los think tank, publicaciones académicas, o cualquiera de las facciones políticas, encontrarán alguien que los represente, quizá sea una estrella del Reality Show. En esta línea es Trump quien representa esta circunscripción electoral. Desde un punto de vista horizontal se perdieron las clásicas fronteras electorales, y con unas atípicas elecciones, este payaso atrae a un sector de la clase trabajadora Wasp  que se siente abandonada y que está votando del lado demócrata, pero por el judío “socialista”, Bernie Sanders. Pero por otro lado tenemos a los votantes que apoyan a Hillary Clinton: mexicanos -guadalupanos- (4 %), afro-estadounidenses (12 %), sumados  de Goldman Sachs, y la coalición sionista de George Soros y Haim Saban (dueño de Univisión). Clinton tiene en su bagaje electoral varios cadáveres –desde donaciones espurias hasta el asesinato del embajador de Estados Unidos en Bengasi-, y sobre todo, la ominosa investigación del FBNI y sus “privados” correos gubernamentales. Washington piensa en rescatar in extremis al partido demócrata, con Joe Biden a la cabeza. Al pueblo mexicano no le interesa si es Hillary Clinton, o Donald Trump, ya que cualquier operador del Imperio del Norte nos va a ir igual, siempre hemos perdido. En realidad lo que nos debe preocupar es que los mexicanos deben tener un campeón en la corte estadounidense, una institución que tenga un establo de abogados que sepan ganar y que sepan publicitar. El Estado mexicano tiene recursos para ofrecer servicios a sus ciudadanos, que son cerca del 60 por ciento del total de latinos. Este gobierno de derecha está descubriendo algo tarde la necesidad de defender a los mexicanos en el extranjero y necesita insistir en la responsabilidad y los intereses en el extranjero. No es con diatribas domésticas con el infeccioso Trump como van a resolver el problema. Se necesita apuntalar una política educativa, de medios, de lobbying y judicial, sostenida y coherente La política decadente que echa la culpa de los problemas de la clase media y trabajadora estadounidense es un error histórico, la carga no es del migrante denostado y criminalizado. (La Jornada, mundo, p.p. 18-21, Marzo 9, 2016).

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