lunes, 28 de marzo de 2016

Berta Cáceres

Internacional / Honduras
Tras el golpe se desató una ofensiva contra movimientos populares
Berta Cáceres
Por: Carlos Damián                                             Marzo 17, 2016
Hillary Clinton se recuerda su papel central para minar el retorno de Zelaya al poder
México.-   El asesinato de Berta Cáceres en Honduras es en parte responsabilidad  de la candidata a presidente demócrata, Hillary Clinton (HC),  recordando el apoyo implícito, cuando era secretaria de Estado de Barack Obama,  que brindó a los golpistas de Honduras. Greg Grandin, profesor de historia en la universidad de Nueva York, recuerda que Berta  fue una líder indígena valiente “opositora al golpe hondureño de 2009 que Clinton, hizo posible”. La ex secretaria de Estado fue un papel central en minar el retorno del presidente depuesto, Manuel Zelaya, “al hacerlo, Clinton  se alió con los peores sectores de la sociedad hondureña”, agrega Grandin. Zelaya fue secuestrado por militares hondureños armados quienes lo sacaron del país el 28 de junio de 2009, y aunque el acto fue condenado internacionalmente como un golpe de Estado, el Departamento de Estado nunca lo calificó como tal, lo cual se interpretó  como un apoyo implícito a los golpistas.

Muertes de defensores de los derechos humanos y periodistas en CA
Grandin reporta hoy que, antes de su asesinato, la propia Cáceres señaló a Clinton como una de las responsables de legitimar al golpe en su país. Cáceres fue una de las voces en demanda del retorno de Zelaya, pero señaló que Clinton promovía la elección de un llamado “gobierno de unidad”. Cáceres, recuerda que “advertíamos que eso sería muy peligroso”, entrevista grabada en Argentina en 2014.  Después del golpe se desató  una ofensiva represiva contra los movimientos e intereses populares, incluyendo el de Cáceres y su agrupación  Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH).  Se han documentado incesantes asesinato de activistas, periodistas,    y defensores de derechos humanos en ese país durante los últimos años. Clinton, en su libro Hard Choices, presenta el caso de Honduras como un gran ejemplo de su manejo pragmático de su política exterior.  “Los nombres de los asesinos de Cáceres aún no se conocen. Pero sabemos quién la mató”.  Se señala la ola de represión  contra el trabajo de COPINH, sobre todo su oposición a un gran proyecto hidráulico de una empresa hondureña, DESA, financiada con capital extranjero. Clinton en su libro, describe  que hizo todo como secretaria de Estado para asegurar que Zelaya no pudiera regresar a la presidencia: “En los días subsecuentes (después del golpe) hablé con mis contrapartes alrededor del hemisferio, incluyendo la secretaria Espinosa en México.

Elaboramos estrategias sobre un plan para restaurar  el orden en Honduras y asegurar que pronto pudieran realizarse elecciones libres e imparciales de manera legítima, lo cual dejaría irrelevante la cuestión Zelaya”, señalaba en su libro debido a que ya no aparece en la edición paperback. Sin embargo como recuerda el analista Mark Weisbrot, experto en política exterior  estadounidense  en América: “la cuestión  de Zelaya era todo menos irrelevante”, ya que líderes latinoamericanos, la Organización de Naciones Unidas y otras organizaciones multilaterales condenaron el golpe y exigieron el retorno del presidente legítimo al poder. “La posición desafiante y antidemocrática de Clinton impulsó una deslizamiento hacia abajo en las relaciones estadounidenses con varios países latinoamericanos…” En el debate entre los dos precandidatos demócratas; en ningún momento reconoció Clinton su papel en el golpe que ahora se considera uno de los más violentos del mundo. Más aún, evadió cualquier referencia a la obvia relación entre la situación política que ayudó a engendrar en Honduras con la crisis de refugiados que huyen de ese país, y sólo se presentó como alguien que desea proteger inmigrantes.

La muerte de Zelaya tiene que ver con el apoyo de EU al robo de tierras
Tampoco recordó su labor como secretaria de Estado cuando justificó regresar a menores de edad que huían de Honduras y otros países centroamericanos para intentar frenar la ola de migrantes a Estados Unidos. Beverly Bell, colaboradora en proyectos con Cáceres durante más de 15 años, comentó al instituto para la Precisión Pública que, más que nada, el asesinato de Cáceres tiene que ver con “el continuo apoyo estadounidense y del gobierno de Honduras al robo de tierras, ríos, y la inversión multinacional”. Por otra parte, la organización School of the Americas Watch recordó, que el golpe hondureño fue llevado a cabo por egresados de los antes se llamaba la Escuela de las Américas, institución castrense estadounidense para la capacitación de militares latinoamericanos. La pregunta obligada es: “si Clinton está orgullosa del infierno que ayudó a hacer rutinario en Honduras”, concluye Grandin. 

Berta Cáceres, la ambientalista asesinada, se convirtió en la principal figura de denuncia social de las manifestaciones el Día Internacional de la Mujer, que este martes (08/03/16) se realizaron no sólo en su país, sino en Nicaragua y El Salvador. Centenares de manifestantes y ambientalistas marcharon en Tegucigalpa y otras ciudades de Honduras para exigir justicia por el asesinato de la dirigente indígena y para que una comisión internacional investigue  a la empresa Desarrollo Energéticos S. A. (DESA), por el asesinato de Cáceres.”El gobierno tiene que investigar el asesinato y a DESA porque es la empresa que amenazaba a Berta” como coordinadora del Copinh, afirmó Suraya Martínez, del Centro de Estudios de la Mujer. Cáceres fue asesinad el 3 de marzo en la ciudad de La Esperanza por encapuchados que entraron a su vivienda en una acción en la que resultó herido el mexicano Gustavo Castro. “Está claro quiénes eran los que amenazaban a Berta por defender el río Gualcarque, pero la investigación tiene que ser de una comisión internacional porque el gobierno lo que ha hecho es criminalizar y tratar de ocultar culpables”, denunció Martínez. Al momento del asesinato, Cáceres libraba una batalla contra un proyecto de DESA fue construir una hidroeléctrica sobre el río Gualcarque, que alimenta de agua a comunidades indígenas.

Las movilizaciones se extienden a Nicaragua y El Salvador
Integrantes de diferentes organizaciones indígenas se reunieron frente a la casa presidencial y marcharon hacia el Congreso, donde exigieron a los diputados que “declaren al río motivo de la disputa, patrimonio nacional para que nadie ambicione sus aguas, como DESA y Sinohydro (empresa china)”, que han pretendido construir una hidroeléctricas en el afluente. Las organizaciones clamaron también por el cese de homicidios. En Nicaragua, la figura de Berta Cáceres fue el eje de marchas y protestas. En este contexto, el activista social, Gustavo Castro Soto, mexicano testigo del asesinato, él denunció en una carta que autoridades hondureñas alteraron la escena del crimen mientras estaba detenido y aseguró que los asesinos siguen libres. El mexicano acusó que el gobierno pretende “presentar ante la opinión pública que el asesinato de Berta se debió a conflictos internos, cuando hay demandas contra quienes la habían querido asesinar, vinculando a la empresa hidroeléctrica   protegida por el Estado”. Gustavo Castro detenido el sábado pasado cuando pretendía regresar a su país, con el argumento de que tenía que testificar, alegó que las “amenazas son cosa que el gobierno hondureño no quiere ver e intenta retenerme para controlar la información de mis declaraciones”. Amnistía Internacional denunció las fallas en la investigación del asesinato, y criticó las medidas a las que es sometido el mexicano, cuya vida, corre peligro porque “no existen condiciones para garantizar su seguridad”, más información en www.otrosmundoschiapas.org.  (La Jornada, mundo, p.p. 20-22, Marzo 9, 2016).

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