lunes, 28 de marzo de 2016

General Villa en 1916

Nacional /Historia 2/2
Implícita la guerra fría con los gringos.
General Villa en 1916
Por: Carlos Damián                                             Marzo 14, 2016
Francisco Villa muerto por el carnicero de la revolución: Alvaro Obregón
México. -  La historiografía no se limita a hechos concretos, la persona que se dedica a esta actividad busca signos, acciones, intenciones que no se expresaron en su tiempo claramente, y no dejaron huella profunda en ese momento, pero el investigador busca las huellas de la historia nacional y local, como un eco, no se escucha plenamente, y esto es lo cierto que encuentra el historiador aquello que no aparece de manera concreta. Es de vital importan cia para América Latina el ataque a Columbus que realizó el centauro del Norte, Francisco Villa, con “los dorados”, el 9 de marzo de 1916.  Es la primera vez en la historia de Estados Unidos que un general mexicano con 480 soldados amenazó y cumplió al reclamar a los judíos que le habían vendido el embarque de armamento fallido y había perdido por tal razón varias batallas cruciales. Aunque ya muerto los gringos lo hayan decapitado con cobardía para estudiarlo con rencor y odio racista Wasp. Con esta acción los yanquis sintiéndose humillados, declaran la guerra fría, dándole apoyo militar a Venustiano Carranza en el combate de Agua Prieta, Sonora. Wilson demuestra claramente sus intenciones, al reconocer a Carranza el 5 de noviembre de 1915, pero Villa lo denosta al publicar un extenso manifiesto declarándolo “traidor a la patria”, y anticipa que no se va a consolidar su gobierno vendido a los “yankees”.  Villa reconoce que nunca ha buscado puestos políticos, ni sus jefes del ejército “los dorados”.

Al continuar con el relato del general Villa, escribe: “A medida que continué  mi avance hacia las plazas situadas a lo lardo de la frontera en Sonora, las fuerzas regulares de Carranza se movilizan por territorio americano con el objeto de atacarme y ocuparlas antes que yo. En Nogales, con un cinismo y descaro que hace estallar en cólera, los soldados americanos, al acercarse las fuerzas regulares de Carranza, y aprovechándose de la confusión, hicieron los americanos fuego sobre nuestras tropas. Al encontrarme en Hermosillo supe que el enemigo, contaba con la ayuda de los americanos, y se movilizarían por territorio americano para tomar Ciudad Juárez.  En base a lo anterior traté de impedirlo, ya que me perjudicaba mi aprovisionamiento, me dirigí al estado de Chihuahua a través de la Sierra Madre. Por muchos motivos que me encontré en el camino me rezagué y al llegar supe que Ciudad Juárez estaba en poder del enemigo.  Aunque contaba con fuerzas aguerridas y en buen número para emprender una enérgica batida en contra del enemigo y arrojarlo fuera del estado, que ha sabido ser heroico cuentas y cada vez que lo reclama el bienestar del país, quise tratar este asunto en junta de generales para estudiarlo detenidamente.”

Carta de Villa a Zapata
“En dicha reunión todos los generales y jefes del ejército que están a mi mando quedamos convencidos plenamente de que el enemigo común para México es actualmente Estados Unidos y de que la integridad e independencia de nuestro país está a punto de perderse, si antes todos los mexicanos no nos unimos y con las armas en la mano impedimos que la venta de la patria sea un hecho. Porque ya ha de conocer usted los tratados que Carranza celebró con el gobierno de Washington. En ellos se compromete a ceder a Estados Unidos la bahía Magdalena por el término de 99 años, así como los ferrocarriles del Istmo de Tehuantepec y Nacionales, y las concesiones solicitadas en la zona petrolífera. Además los ministros de Hacienda, Gobernación y relaciones Exteriores del gobierno mexicanos deben ser nombrados a gusto de la Casa Blanca. A cambio se le hará un préstamo a Carranza de 500 millones de dólares, que cubrirá con los impuestos que recauden en las aduanas terrestres y marítimas y con las fuentes del ingreso público, para lo cual deberán ser nombrados interventores  por el gobierno americano.”

“Por todo lo anterior verá usted, y en tales circunstancias y por las razones antes expuestas decidimos no quemar un cartucho más con los mexicanos, nuestros hermanos. Prepararnos y organizarnos debidamente para atacar a los americanos en sus propias madrigueras y hacerles saber que México es  tierra de hombres libres y tumba de tronos, coronas y traidores. Con el objeto de poner al pueblo al tanto de la situación y para organizar y reclutar el mayor número posible de gente con el fin indicado, he dividido mi ejército en guerrillas, y cada jefe recorrerá las distintas regiones del país que estime convenientes, mientras se cumple el término de seis meses, que es el señalado para reunirnos todos en el estado de Chihuahua con las fuerzas que se haya logrado reclutar y hacer el movimiento que habrá de acarrear la unión de todos los mexicanos. Como usted es mexicano honrado y patriota, ejemplo y orgullo de nuestro pueblo y corre por sus venas sangre india como la nuestra, estoy seguro de que jamás permitirá que nuestro suelo sea vendido y también se aprestará a la defensa de la patria. Como el movimiento que nosotros tenemos que hacer así los Estados Unidos sólo se puede llevar a cabo por el norte, en vista de no tener barcos, le suplico me diga si está de acuerdo en venirse para acá con todas sus tropas y en qué fecha, para tener el gusto de ir personalmente a encontrarlo y juntos emprender la obra de reconstrucción y engrandecimiento de México.”

Cuidado con el gringo
“Pudiendo desafiar y castigar a nuestro eterno enemigo, al que siempre ha de estar fomentando los odios y provocando dificultades y rencilla entre nuestra raza. El señor general don Eduardo  Ocaranza, persona de mi aprecio y estimación, es el comisionado para hacer llegar esta carta a sus manos y por el mismo conducto ruego contestarme. Deseando tener el placer de darle pronto un estrecho abrazo, me repito de usted compañero, atento amigo y seguro servidor. Francisco Villa”. Esta carta se publicó en 1979, la edición estuvo a cargo de la Sociedad Chihuahuense de Estudios Históricos. El doctor Rubén Osorio fue el encargado de la traducción, (La Jornada, Jesús Vargas). José Doroteo Arango Arámbula, nació el 5 de junio de 1878, en una pequeña población llamada La Coyotada, perteneciente al municipio de San Juan del Río, Durango. Villa tuvo una infancia pobre y carente de instrucción básica, tuvo en su infancia trabajar en el rancho y obligado a pagar las deudas del padre. Al fallecer su progenitor se hizo cargo de la familia trabajando de arriero en la hacienda “El Gorgojito”, propiedad de Agustín López Negrete. Villa logró sorprender al dueño de la hacienda hiriéndolo al ultrajar a su hermana de 16 años, en 1894. Al huir de la justicia, permaneció escondido en la sierra, y el hambre lo obligó a reunirse con el grupo de bandidos encabezados por Ignacio Parr, cambiando su nombre a Francisco Villa. Al combatir en la Revolución Mexicana se cambió el nombre a “Centauro del Norte”.  Al iniciar el evento  revolucionario en 1910, se unió a Francisco Villa para combatir al eterno líder conservador Porfirio Díaz, destacando en varias batallas contra el gobierno federal. Al colocarse Francisco I. Madero en la silla presidencial, se puso a las órdenes del general Victoriano Huerta, y desconfiando del centauro del Norte le condenó a muerte por insubordinación, enviándolo a la penitenciaría de Lecumberri, estando de junio a noviembre de 1912. 

Hasta diciembre fue trasladado a Santiago de Tlatelolco, prisión en la que aprendió a leer y escribir. Al tener la oportunidad de escapar fue a Estados Unidos, regresando al ser asesinado Madero, y encontró como presidente a Huerta (1913). Con Venustiano Carranza se unió al “Ejército constitucionalista”, y se hizo del mando de Chihuahua, formando la “División del Norte”. Cuando entra a la ciudad de México, lo hace junto a Emiliano Zapata en 1914, pero rechaza de forma automática la autoridad de Carranza. Sus mejores triunfos fue la toma de Zacatecas, Torreón y Ciudad Juárez. Con el general Álvaro Obregón sufrió la grave derrota de Celaya, y tuvo que aceptar retirarse al estado de Chihuahua. Una de sus mejores y festejadas batalla fue el ataque a la ciudad de Columbus, Nuevo México, logrando el odio racista Wasp, lo cual impidió muchos años que México no colocara su nombre en letras de oro en la Cámara de legisladores, debido a que reconocerían la deuda de los yanquis. Al ser derrocado Carranza en 1920, el general Adolfo de la Huerta le exige deponer las armas. Al aceptar la amnistía  firma el Convenio  de Sabinas, 1920. Posteriormente recibe en propiedad el Rancho de Canutillo de 25 mil hectáreas, cerca de la población Hidalgo del Parral, Chihuahua, que la habitó y trabajó junto a sus antiguos compañeros de armas, Los Dorados. (La Jornada, sociedad, p. 30, Marzo 12, 2016).

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