viernes, 7 de noviembre de 2014

Ayotzinapa

Nacional
Las preguntas sin contestar y golpeteo de los políticos
Ayotzinapa
Por: Carlos Damián                                        19 de Octubre, 2014
Las fosas clandestinas y asesinatos masivos, cotidiano en Guerrero
México. -   El titular de la Procuraduría General de la República (PGR), Jesús Murillo Karam, hizo oficial ayer (14/10/14) que los restos humanos encontrados en fosas clandestinas el pasado 4 de octubre en las inmediaciones de Iguala no pertenecen a ninguno de los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa secuestrados ocho días antes por efectivos policiales de ese municipio. Falta por realizar, se infiere, el cotejo de ADN de los familiares de los normalistas desaparecidos con los cuerpos descubiertos en los días subsecuentes. Si bien lo informado por el funcionario aporta esperanza a los parientes de los estudiantes desaparecidos y entregados, de acuerdo con la información oficial, a un grupo de la delincuencia organizada, el dato, lejos de resultar  tranquilizador, deja ver que la barbarie en Iguala, Guerrero es aún más extensa y grave de lo que dejaba ver la agresión policial y perpetrada entre la noche del 26 de septiembre y la madrugada del 27. Ahora es necesario sumar a los seis asesinados y a los 43 secuestrados de esas horas, 28 muertos desconocidos, más lo que han sido hallados en otros cementerios clandestinos, y rendirse ante la evidencia de que en ese  y otros municipio de Guerrero y del país impera un estado de terror y muerte que no guarda relación alguna con la normalidad que se presume desde las cúpulas institucionales.

En forma paralela se multiplica la tarea de las autoridades estatales y federales: a la obligación de encontrar a los estudiantes desaparecidos, localizar a la totalidad de los responsables intelectuales y materiales de estas desapariciones y de los seis homicidios de septiembre pasado, esclarecer el crimen de Arturo Hernández Cardona y otros dos activistas sociales asesinados por el edil prófugo José Luis Abarca Velázquez en mayo del año pasado, las autoridades estatales y federales tienen ante sí la obligación de identificar los restos que se han ido encontrando en estas dos semanas. Más aún es inocultable la necesidad de esclarecer, explicar y actuar legalmente ante la cadena de indolencias, fallos y posibles encubrimientos que permitieron, tanto en el ámbito estatal como en el federal, la entronización de la delincuencia organizada en el ayuntamiento de Iguala. El panorama se complica en que tanto el gobierno de Guerrero como la PGR, que son instancias que resultan fundamentales para realizar las investigaciones del crimen masivo realizado por el escuadrón de asesinos, y se encuentran en un fuego cruzado de señalamientos por omisiones y negligencias en el asunto.

Patología del poder
Como Adolf Hitler, Mao Tse Tung, y Joseph Stalin, nosotros tenemos algunos ejemplos de una patología generalizada, ellos tienen el poder y están facultados para tomar medidas drásticas contra todos aquellos que denuncian, critican, y se oponen a los actos abusivos, sin embargo los criminales, corruptos, y políticos rateros que desvían para su usufructo personal millones de dólares, que son generados por el sistema son protegidos por las élites que gobiernan nuestro país. En estos momentos estamos impactados por el asesinato masivo de los 43 chicos adolescentes y vivimos bajo un sistema económico- social bárbaro y salvaje, todavía conmocionados que no atinamos a reaccionar con normalidad. En la tarde-noche de la masacre, la esposa del alcalde de Iguala, rendía un informe de labores frente al DIF municipal, acompañada de una gran fiesta con fines políticos electorales y del cual su esposo al día siguiente presentaría su informe oficial de actividades. Los estudiantes como parte de sus actividades cotidianas llevaban a cabo un activismo social que ponía en riesgo estas ceremonias oficiales, la fuerza policíaca recibieron órdenes tajantes para frenar a los indeseables y a su vez imponerles castigos “ejemplares”, para que no se volviera a repetir estos hechos que agredían a la noble pareja presidencial de Iguala.

Los policías llevaron a cabo su operación dominados por una banda del crimen organizado, y  al escuadrón asesino pertenece como gerente uno de los hermanos de la esposa del alcalde. En esta sarta de complicidades entre aspirantes políticos, candidatos y autoridades que enviaron esta papa caliente al gabinete federal y con una crisis política y estado fallido se tiene arriba de este polvorín al gobernador Ángel Aguirre Rivero.  Este modelo de estado autoritario producto de 80 años de estar gobernados por el PRI-PAN, se reproduce a nivel federal, estado y municipio en todo el país, con mandos medios y altos ejerciendo con una obsesión compulsiva esta jefatura aplastante, y draconiana a los ciudadanos mexicanos. Podemos ver un pequeño reflejo de la imagen nacional en el estado de Nuevo  León que gobierna Rodrigo Medina, quien rendirá su “informe” anual de labores, pero en este hermoso episodio se levanta el fantasma del activismo social de los estudiantes de universidades del estado al hacer presencia en puentes viales de Monterrey de su protesta social. Estos estudiantes decidieron colocar mantas denunciando una pequeña “pillería”, cometida por una firma, Gafelek, y conforme a los datos oficiales de que dispone esta fuente ha conseguido contratos hormiga, sin licitación, y con actividades empresariales exageradamente diversas, que le habrán reportado utilidades de aproximadamente 10 millones de pesos, en este contexto  de cifras saqueadas al erario público es una bicoca.

En la capital de Nuevo León los policías de la Fuerza Civil se apresuraron a atender la orden y aprendieron a los estudiantes que estaban sujetando la manta con la leyenda: “De estado millones a empresa todóloga”. A escala nacional ninguna fuerza policíaca está capacitada para detener y golpear a los que cuelgan mantas con leyendas del narco, a quienes colocan cadáveres desnudos colgando de complejos viales, lanzan seres vivos en tambos llenos de diesel, o incineran casi vivos a los estudiantes de Ayotzinapa – y borrando para siempre sus cenizas porque son arrojadas al río, según el sacerdote Solalinde- aquí se atrevieron valientemente a meter a la cárcel a 21 estudiantes que fueron “paseados” durante horas por la ciudad –desaparecidos-, y llevados a los separos policíacos en una agencia de investigaciones del orden jurídico cerca de la penitenciaría local por la avenida Abraham Lincoln. Desde luego tendremos al gobernador con retórica vacía denunciando las libertades de que gozamos los regiomontanos; tenemos respeto a la ley y honestidad en el manejo de los recursos públicos, en su quinto informe de gobierno.

En este contexto vendrán las candidaturas, las elecciones y con el PAN en su casino favorito esperando recuperar la plaza perdida, pero acompañado de Margarita Arellanes, quien es alcaldesa de Monterrey, y el PRI todavía indeciso para anotarse en una contienda política de lucha de sexos, apuntándose en primer lugar a Ivonne Álvarez, Marcela Guerra o en su caso de Cristina Díaz que en este momento se encuentra encerrada en el CEN del PRI en el Distrito Federal pero con ganas de participar y volver a la contienda electoral de su estado. La última política se ha sacrificado en servicios al sistema nacional, pero en el PRI Nacional se habla de una candidata femenina o en su caso tendremos al secretario federal de economía, Ildefonso Guajardo Villarreal.

Las súbitas indignaciones, las exigencias destempladas de justicia, y las dudosas muestras de empatía con los estudiantes de Ayotzinapa, se usan contra adversarios electorales, y se omite, en todos los casos las responsabilidades propias. Sin contar que cada una de los tres segmentos políticos identificados claramente han generado un clima de hostilidad durante años contra los estudiantes de la escuela normal ocupada por gente pobre y del área rural pero con ganas de educar a los niños de México, y también son culpables de consentir la infiltración de carteles de criminales y mafias en todos los niveles de institucionalidad nacional. (La Jornada, política, p.p. 2-10, 15 de Octubre, 2014).

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