viernes, 26 de diciembre de 2014

Pemex muere

Nacional
México preocupa que vaya en sentido contrario a las reformas energéticas de América del Sur
Pemex muere
Por: Carlos Damián                                                                           23 de Diciembre, 2014
Al seguir el camino de México privatizando todo, Bolivia lo hizo por 125 años y fue muy pobre
México. -   Hace años Bolivia abandonó su ancestral sitio entre los países más pobres de Sudamérica. Ahora con el proceso encabezado por el indígena Aymara, Evo Morales, se sitúa entre las tres economías de mayor crecimiento en la región. El año próximo se espera un crecimiento económico arriba de 5 por ciento en Bolivia y parte del éxito se basa en su política de renacionalización de sus recursos naturales, principalmente gas y minería. El vicepresidente Álvaro García Linares (AGL), ve con preocupación cómo México, con su reforma energética privatizadora, camina en sentido contrario, pese a ser potencia petrolera en el continente americano. “Un país que entrega su patrimonio nacional a otras manos y que se llevan las ganancias, tarde o temprano va hacia su empobrecimiento de la sociedad. Ningún país debería dejar en manos de empresas extranjeras la riqueza fundamental de su país. Bolivia lo hizo durante 125 años y nos convertimos en el país más pobre del continente”.

El vicepresidente AGL no dice que el proceso en su país sea un modelo a seguir, pero da cifras que pondrían verdes de envidia a los estrategas de la gestión económica mexicana. La política nacionalizadora de hidrocarburos y minas asustó en un principio a las inversiones extranjeras. Pero luego de un breve tiempo de sequía empezó el auge. En 2013 el promedio de inversión llegó a un mil 100 millones de dólares. En 2014, son un mil 700 millones de dólares, un nivel histórico. “Suena poco, pero hay que tener en cuenta que México tiene una economía 30 veces más grande que la nuestra”.  Otros indicadores: crecimiento, 5.5 por ciento para 2014, reducción de la pobreza, 20 puntos en seis años. Lo que significa que 20 por ciento de los bolivianos han pasado de su condición  a la clase media; reservas internacionales, de 50 por ciento del producto interno bruto (PIB), una de las más grandes de América Latina; una dinámica del mercado interno que les permite soportar la caída de los precios   del gas, que fue de 35 dólares en 2008 a 60 dólares en 2011, y ahora está en 55.

Segundo paso
Pese a todo la nación pluriétnica de los Andes “no es una taza de leche” y su proceso revolucionario está cruzado de contradicciones, de “tensiones creativas”, como prefiere llamarlas. Este personaje de formación matemática en la UNAM, le preocupa la situación absurda y ridícula de nuestro país al regalar al extranjero nuestras reservas naturales energéticas. Añade que Bolivia es un modelo a seguir de cómo negoció sus concesiones y contratos con las empresas trasnacionales en las minas y el gas. En este procedimiento de nacionalización se aplicaron dos procedimientos. En términos  de la propiedad de gas, y petróleo en menor medida, bajo tierra o en el ducto se nacionalizó todo. Ninguna empresa particular puede inscribir los recursos que encontró en nuestro subsuelo en la bolsa de valores como propios, y desde luego los indemnizamos.

Para las instalaciones y la maquinaria se firmaron contratos de servicios. En exploración, las empresas buscan gas  y petróleo. Si encuentran la materia es del Estado. Nosotros decidimos a quién y en cuánto se vende. Por la maquinaria, la tecnología y la mano de obra, se paga lo invertido y remuneramos con un porcentaje de ganancia entre 10 y 154 por ciento de la renta. Se llama el government take. El gobierno se queda con el resto. Además, está el régimen estatal. Hay tres tipos de government take: el petrolero, entre 85 y 95 por ciento; el minero, entre 55 y 65 por ciento, y el banquero, que es de 50 por ciento. Eso nos ha permitido financiar todos los programas sociales. Antes la proporción era a la inversa. La renta por la riqueza nacional salía del país durante 125 años. Y éramos el país más pobre del continente; sus representantes iban cada fin de año a Estados Unidos a pedir préstamos para pagar salarios, porque teníamos una burocracia que nos estaba haciendo marchas, manifestaciones pues no teníamos con qué pagar. Hoy día hasta pagaremos doble aguinaldo.

Tercer paso
Todavía a la fecha hay gente que considera caducas nuestras ideas nacionalizadoras. Aunque es digno decir que la nuestra no es una mirada estatizante. Sabemos que en muchas cosas es mejor que el Estado no se meta porque es demasiado burocrático, y a veces inoperante. Es bueno dar paso a la iniciativa individual y extranjera. Pero está claro que en cosas decisivas de la riqueza de un país,  como son recursos naturales, tiene que ser el país el que sujete las riendas, porque si no se le escapa de las manos la conducción de su destino y el usufructo de unas riquezas que no son renovables. Por otra parte nuestro país muestra a diferencia del modelo mexicano de vender todo a los extranjeros, que hay otro modo de hacer las cosas. No tendríamos estas tasas de crecimiento, de superación de la extrema pobreza, de expansión, de bienestar colectivo de una sociedad secularmente llevada a la miseria, si no hubiéramos tomado esa decisión, que es, además, competitiva eficiente y atrae inversión extranjera. 

En nuestro país están invirtiendo, Total de Francia; Repsol, de España; Petrobras, de Brasil, y recientemente, han desembarcado Synopec, de China, y Gazprom, de Rusia. Tenemos a las cinco grandes en Bolivia.  El segundo rubro de inversión es minería, estaño y cobre. En el estaño hay dos minas estatales, pero ahora vamos a pasar al área de fundición y darle valor agregado. Evo Morales comenzó su primer período presidencial en 2006 y su segundo en 2011. En enero asume por tercera ocasión. Ha expulsado al embajador de Estados Unidos, y ha enfrentado intentos de golpes de Estado por conspiración de grupos de conservadores. Pero también ha chocado con sus propias bases: hace dos años enfrentó levantamientos de los indígenas del Tipnis/Territorio indígena del Parque Nacional Isiboro-Sécure, en la Amazonia. También, hace un año, a los mineros del estaño en Huanuni. Todo ello producto de las contradicciones naturales en un proceso que pretende ser revolucionario, “que necesariamente tiene que dar uno o dos pasos atrás para avanzar de nuevo”; resultado de tener una “sociedad en movimiento” donde la gente, además de sus preocupaciones cotidianas, tiene un poco de tiempo para dedicarle a la política.

“De pronto tenemos que en Bolivia hay 10 millones de especialistas en gas, esto es toda la población, que tienen conocimiento técnico en fondos de pensiones. La gente se ha politizado y eso es una virtud. Marxista clásico y gramsciano, integrante del Ejército guerrillero Tupaj Katari (EGTK), y preso político durante cinco años, ha formado mancuerna con el presidente Morales desde que se lanzaron a la lucha política a partir de las guerras del gas, el agua y la coca, en 2000, ahora que ejerce el poder pero se ha topado con situaciones que no encontró previstas en la literatura política. Una de sus experiencias con los Huanuni fue cuando se nacionalizaron las minas de estaño, se controló la mina y se armó lo que llama “la autogestión más radical del continente”. Ahora resulta que los mineros son los que deciden, en que se gasta el dinero, pero también deciden qué hacer con las ganancias, el ahorro y las minas después de todo son de los ciudadanos bolivianos. Qué lástima que el gobierno de México vaya en contra de todas las experiencias americanas y en contra de la evolución natural económica de un pueblo, aunque Bolivia le enseña un modelo que funciona ellos insistirán en su modelo fallido de seguridad, energético y financiero. Un mal cómico metido a político. (La Jornada, política, p.p. 12-13, 22 de Diciembre, 2014).

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