viernes, 26 de diciembre de 2014

COP20

Nacional
Calderón defiende la agenda ambiental pero en su gestión aumenta los gases efecto invernadero
COP20
Por: Carlos Damián                                        16 de Diciembre, 2014
El mayor emisor de gases contaminantes es Estados Unidos, China y países europeos.
México. -   En Lima Perú acaba de terminar la Conferencia de la ONU sobre el cambio climático, llamada COP20 (por sus siglas en inglés). Su objetivo era elaborar un esquema para lo que debe ser el nuevo orden mundial sobre el calentamiento mundial que remplace al protocolo de Kioto. Al ser aprobada en París en 2015  entre sus prioridades debe tener como objetivo modificar el sistema actual de producción, causante del aumento de un 2.2 por ciento anual en gases de efecto de invernadero. A este ritmo el planeta subirá cuatro grados Celsius al final de siglo con los efectos ya conocidos y terribles. Estos efectos son: mayor calor en las ciudades y campo, migraciones masivas del campo invadiendo las ciudades por la falta de agua, oportunidades de trabajo y hambre debido a que la producción de alimentos se dejó de generar por un falso comercio internacional, nuevas plagas y enfermedades terribles que no solamente las poblaciones africanas están sufriendo, derretimiento de glaciares, las tierras cultivables se reducirán debido a las sequías y excesivo calor.

En esta vigésima conferencia que concluyó en Lima después de 13 días de negociaciones y 36 horas después de lo previsto se adoptó un documento que establece la estructura que deberá tener el futuro acuerdo global sobre reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, se adoptará otro en sustitución del obsoleto realizado en Kioto. En el texto de Paris se reconoce una responsabilidad común y “diferenciada” de los países frente al calentamiento global y se insta a cada gobierno a asumir la responsabilidad de reducir sus emisiones de gases contaminantes. Aunque los organizadores dicen que fue un éxito, la mayoría de las organizaciones que dieron seguimiento a las negociaciones manifestaron una gran decepción al término de los trabajos. Los ambientalistas señalan que el producto de las dos semanas de discusión no alcanza a formular ninguna acción específica y que deja todas las decisiones importantes para el 2015 y sostienen incluso que los participantes de las naciones antepusieron la conveniencia política sobre la evidencia científica.

Tenemos tres grandes corporativos que tanto en, China, como Estados Unidos y los países europeos con sus industrias además de Canadá y Japón generan las dos terceras partes de los gases que contaminan al mundo y se esperaba que esta reunión terminara bien a fin de asegurar la firma de un acuerdo vinculante en París divulgando sus compromisos para reducir sus emisiones de gases. El acuerdo se esperaba que fuera una limitación a dos grados Celsius el calentamiento climático global pero sólo dijeron más de lo ya conocido aunque el país sede hizo inversiones para que participaran más de once mil visitantes pertenecientes a las organizaciones ambientales, delegaciones oficiales y científicos enviados por sus países. Una de estas facilidades fue un espacio dedicado a más de 200 reuniones, un cuartel militar donde el gobierno de Perú se gastó casi 60 millones de dólares, en tal recinto el ex presidente F. Calderón afirmó que el cambio climático debe terminar el tema ambiental y declararlo como un tema de desarrollo, pues “no hay manera de resolver el tema ambiental sin crecimiento económico”, declaró que “el mayor enemigo de los bosques es el hambre”, y añadió, “la única manera de desarrollo económico a largo plazo es solucionar el riesgo climático”.

Decepción
Este presidente en su discurso vacío, decía que se necesita establecer un modelo económico enfocado en los riesgos climáticos, pero durante su gobierno se deforestaron los bosques a un mayor ritmo, fallaron los programas mediáticos de la reforestación de las selvas, se destruyeron grandes manglares para construir hoteles españoles, y la corrupción siguió como un cáncer en evolución. El modelo económico que él impulso aumentó la desigualdad social y se concentró aún más la riqueza en el pequeño círculo de poder económico. En resumen se dice que los acuerdos de COP20 son tan limitados que eluden ir al fondo del problema, ya que desde que se estableció el protocolo de Kyoto para atacar las causas básicas del calentamiento, el sistema económico de generación de gases no fue modificado en ninguno de sus términos al contrario fue consolidado para dejar sentir sus influencias hasta en las zonas más recónditas del planeta azul.

El encuentro realizado en la capital peruana fallo con respecto a las expectativas que generó, pero debe entenderse el hecho de que el fenómeno climático que se está combatiendo tiene trasfondos complejos tanto políticos como económicos y que las medidas no sólo son ambientales y científicas. Es pertinente recordar, al respecto, el enorme desequilibrio que impera en el mundo en materia de contaminación y degradación de los recursos naturales; mientras Estados Unidos cuenta con 4 por ciento de petróleo, consume cerca de 25 por ciento del petróleo y carbón, es uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero. Desde esta perspectiva no es difícil percibir  como puede  establecerse un instrumento internacional que asuma su rol y norme la contaminación ambiental de los países dentro del modelo de capitalismo salvaje que impera en buena parte del planeta, que implica la sumisión de los gobiernos a los intereses de los grandes conglomerados empresariales, para los cuales contaminar es un gran negocio que permanece al margen de regulaciones públicas que les restarían rentabilidad, y poder económico.

Miedo al futuro
En este devenir del capitalismo salvaje tenemos una de las campañas del miedo recurrentes usadas por la burguesía, los empresarios y las compañías trasnacionales, es el miedo al comunismo, el marxismo-socialista y las políticas distributivas. Su discurso es sencillo, el triunfo político de tales propuestas conlleva la aniquilación de la propiedad privada, que supone la esclavitud moderna del obrero, y el control de sus sentimientos. El obrero y campesino tienen a ser controlados por un sistema totalitario donde  las libertades personales y la iniciativa privada son un estorbo. Estos cyber-humanos piensan lo mismo y se visten igual con marcas ya conocidas, y se visten de negro y blanco. En este contexto de autoritarismo desaparece la alegría, dolor, sufrimiento, dictadura y mediocridad. Con este esquema futurista y decepcionante   se tendrán que inventar acciones tendientes a combatirlo y cambiarlo. Se descalifican otros modelos económicos y se odia al marxismo,   socialismo y comunismo; hay una agresión sistemática y metódica hacia sus militantes, y sus propuestas son combatidas y desechadas. Si no se obtienen resultados firmes se hacen planes de campañas de publicidad de la derecha en tiempos electorales, y el miedo institucional se orienta hacia estrategias  donde el golpe de estado es la solución para frenar un futuro complicado y horrible. A fin de cuentas la sociedad es secuestrada en nombre de la salvación eterna y dulce.

En esta circunstancia resulta difícil suponer a un gobierno dispuesto a las normas y negociaciones entre gobiernos e ir a París en la COP21 y puedan modificar sus intereses económicos globalizadores y depredadores de los países que tienen este poder. Ante esta sucia situación visualizamos a los ciudadanos en conjunto en su acción colectiva para derrotar a la indolencia gubernamental contra la acción devastadora  de los corporativos financieros como el único curso de acción posible para frenar la destrucción ambiental y para inducir un modelo obligando a que las naciones más prosperas cambien su consumo y producción de sus grandes industrias para que evitemos todos la catástrofe climática global. (La Jornada, política, p.p. 2-24, 13 de Diciembre, 2014).

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