viernes, 30 de septiembre de 2016

El poder de la corrupción

Internacional/ política
Brasil ante el golpe de Estado por legisladores corruptos y reaccionarios
El poder de la corrupción
Por: Carlos Damián                                           Sept 14, 2016
El escenario detrás de los telones en el teatro de la democracia
México. -  Ante el golpe de Estado pasivo que se consumó en Brasil la segunda quincena de agosto., con la destitución del senado en contra de la presidenta Dila Rousseff, el gigante entra en una difícil etapa de democracia. En realidad las posibilidades de que Rousseff vuelva por la vía institucional a su anterior puesto son prácticamente nulas, aunque su abogado pidió a la Corte Suprema que suspenda los efectos de la decisión del Senado y ordene un nuevo juicio, la medida parece un mero trámite para agotar el camino legal y se da prácticamente por descartado que el máximo tribunal acceda a la petición. Pero la perspectiva de una consolidación en el cargo del ahora presidente Michel Temer tampoco parece probable, no solo por la ínfima popularidad  de quien hasta hace poco era vicepresidente, sino también por el programa económico antipopular que su gobierno ha establecido desde que ocupó el puesto en calidad de interino, y que incluye la pérdida de derechos laborales, el incremento de la edad mínima para la jubilación y el recorte o la eliminación de los programas sociales establecidos por las presidencias de Inazio Lula da Silva y la propia Rousseff.

En la destitución del país más importante en el Cono sur, tenemos a Brasil ante una inflexión terrible en el corto plazo, donde los conservadores bien organizados imponen su agenda. En este contexto tenemos que las políticas de la derecha reaccionaria aliada con el capital financiero de Estados Unidos nos muestra un dinamismo poco usual a corto plazo. Al hacer un análisis de esta acción en contra de la línea progresista que sostiene el PT, nos remontamos a 1990, manipulado por el triunfo del Consenso de Washington, el derrumbe del bloque socialista y el triunfo del neoliberalismo en América. Tal vez estamos ante las pérdidas de las conquistas sociales de los trabajadores, pero en realidad estamos frente a una sociedad desigual, que busca generar más ganancias para los patrones y las trasnacionales, generando el antiguo sistema de lucha de clases, y crea un choque generacional y social entre generaciones. Este desenlace es global y se avizora un futuro terrible para la humanidad. Sin embargo este suceso ya se venía venir en México cuando los progresistas dominaban la región pero esto ser revertiría por la creciente alianza entre la clase media y los más ricos impulsada por la cultura consumista, conservadora y generando una cultura que crea en los jóvenes una falta de cultura política.

El brusco viraje de la política económica con respecto a los gobiernos del partido de los trabajadores (PT) es una de las razones por las cuales se gestó la trama que culminó con la destitución de la ahora ex presidenta. El otro motivo es el afán de buena parte de los legisladores de ambas cámaras por sepultar la investigación -llamada Lava Jato.- que apunta a ellos como partícipes en actos de corrupción y que la mandataria depuesta nunca intentó detener. En el frente externo destacan, por un lado, la propuesta de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) de celebrar una reunión  extraordinaria para analizar los impactos que tiene en la región la interrupción del mandato popular en Brasil, y que en lo inmediato ha llevado ya a Ecuador, Venezuela y Bolivia a retirar sus embajadores de Brasilia. Por el otro, el portavoz del Departamento de Estado estadounidense, John Kirby, se apresuró a calificar el golpe de cuello blanco como “una decisión del pueblo brasileño” y una actuación “de las instituciones democráticas dentro de su marco constitucional”. Semejante pronunciamiento marca claramente el agrado de Washington ante una maniobra legalista que no tuvo nada de democrática y ante un proceso montado sobre una acusación sin substancia legal: la de que el gobierno de Dilma Rousseff atrasó algunas trasferencias de partidas en el contexto de reordenamientos presupuestales.

Se ha consumado en suma, el tercero de una serie de golpes de nueva generación que empezó en junio de 2009 en Honduras, cuando una conspiración oligárquica depuso al presidente Manuel Zelaya, y siguió en Paraguay tres años más tarde, cuando el mandatario Fernando Lugo fue desalojado del poder mediante un juicio parlamentario carente de pruebas en contra del acusado. Como en esas acusaciones, la destitución de Dilma Rousseff constituye la anulación del elemental principio democrático de la soberanía del mandato popular y representa el gravísimo acceso al poder de redes de corrupción oligárquica. Por otra parte estamos ante un escenario político en la que la derecha reaccionaria es la indicada para mantener estado de cosas y no tiene escrúpulos legalistas, tampoco está dispuesta a respetar las democracias de la región, y pretende arrasar con los sistemas de salud y educativos progresistas. En el cono sur está presente el movimiento Escola Sem Partido, que agrede a la educación pública popular, pretende controlar al docente en su totalidad, y desaparece el legado de Paulo Freire.

En este punto nos lleva a polemizar con respecto a la educación, e instrucción, y se tiene un panorama que marca tendencias, en la cual el magisterio nacional podría ser sancionada por “adoctrinamiento ideológico”, si se aplicaran los proyectos de ley pendientes en el parlamento brasileño. Se avizora en rigor un fuerte control de la libertad de expresión, un impulso en leyes que olvidan la violencia que hay en contra de las mujeres. Son estas las políticas de la derecha reaccionaria y conservadora hacia la que transita la línea política de la oligarquía, y trasnacionales. Se tiene en este siglo la tiranía abierta y se vuelca la violencia en contra del pueblo como una norma para controlarla y domesticarla. Es así como aparece en el escenario a Theresa May, primera ministra británica, asegura estar dispuesta a usar armas nucleares aunque cueste la vida a inocentes (The Guardian, 18/07/16); y en este contexto se tiene a Hillary Clinton que se vuelca en expresiones agresivas colocando en perspectiva a Vladimir Putin el “nuevo Hitler” , y todas estas no son declaraciones furtivas, sino es el estado de ánimo de la derecha reaccionaria, que está dispuesta a arrasar naciones enteras y terminar con culturas enteras, como la están haciendo en Medio Oriente y Asia incluida. 

Pero se perfilan dos fuerzas antagonistas para que haya lucha, si en esta inflexión consideramos las luchas sociales y juveniles en Brasil, las organizaciones sociales en disputa en Colombia, y el surgimiento de las resistencias negras, la renovada fuerza de los campesinos en Paraguay; la resistencia en contra de la siembra de soja en Argentina. En este escenario también se considera el gobierno de Macri en contra de las conquistas sociales, y prestaciones sociales de los trabajadores  (Argentina); las movilizaciones sociales de las mujeres en contra de la violencia que el estado no controla es descuidada en contra de ellas (Perú, en agosto); y la tozudez de los movimientos indígenas presentes en Bolivia y Ecuador. Movilizaciones sociales en Chile en contra del fraude del sistema de pensiones(Afp), clave de un sistema favorable a la acumulación de riqueza en el régimen después de Pinochet. Por lo que nueve de cada 10 jubilaciones son menores a 220 dólares, reciben un 60 por ciento del salario mínimo, y en México las pensiones que reciben son una miseria (Afores), y las nuevas generaciones no recibirán pensiones dignas.  (La Jornada, política, p.p. 17-20, Septiembre 2, 2016).

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