martes, 25 de marzo de 2014

Venezuela arde

Nacional El involucramiento indeseable de México Venezuela arde Por: Carlos Damián 18 de febrero, 2014 México ha desatado en América Latina su herencia de país fascista y derechista México. - El ministro venezolano del Interior Miguel Rodríguez Torres (MRT), dijo ayer (2/13/14) que los cruentos enfrentamientos ocurridos el miércoles pasado en su país, los que dejaron tres muertos y decenas de heridos, fueron desatados por grupos de infiltrados entrenados en México, en el marco de un plan denominado ‘fiesta mexicana’. A decir del funcionario, entre 2010 y 2012 se realizaron reuniones dentro y fuera de Venezuela para acordar el entrenamiento de grupos “para generar caos y violencia, y algunos de esos encuentros habrán tenido lugar en nuestro país”. Según MRT, las confrontaciones de la víspera, ocurridas después de varios días de manifestaciones estudiantiles para protestar por la inseguridad, la inflación y la falta de productos básicos, fueron consecuencia de “acciones de carácter conspirativo” planeadas por organizaciones de “extrema derecha”. El señalamiento del responsable venezolano de la política interior puede introducir una indeseable factor de tensión en las relaciones bilaterales entre México y una nación hermana latinoamericana. Resulta imperativo atajar y disipar a la brevedad esa perspectiva; para ello es necesario que ambos gobiernos mantengan una comunicación fluida y de buena voluntad y que ambos empeñen la determinación de esclarecer, y en su caso, desactivar la posible presencia en el territorio nacional de iniciativas desestabilizadoras. Es necesario, en todo caso, impedir que el episodio se traduzca en un deterioro de los vínculos bilaterales oficiales, los cuales estuvieron a punto de ser cancelados durante el gobierno de Vicente Fox y permanecieron, en el de Felipe Calderón en un tono de inocultable animadversión, en buena medida por la injustificable decisión del segundo wikileaks publicado, y tal evento fue documentado en los cables del Departamento de Estado filtrado, y este evento filtrado y publicado por este Blog fue una decisión para atizar las diferencias entre el Palacio de Miraflores y la Casa Blanca estadounidense. Grupos de choque mexicanos “Los hechos violentos ocurridos este miércoles (13/2/14) sólo tenían una intencionalidad política; querían derrotar a un gobierno legítimo, amparado en la legitimidad y en la constitucionalidad”, afirmó este jueves el presidente Nicolás Maduro. Sostuvo que enfrenta un plan “preconcebido” desde Washington para derrocarlo. Más aun, su gobierno denunció que en los enfrentamientos participaron grupos entrenados en México y financiados entre otros por el subsecretario de estado de Estados Unidos, Otto Reich. El ministro del interior MRT, supone que la fiesta mexicana “busca llevar al país a la guerra civil”, añade que “una de las reuniones fue preparar grupos de golpeadores en México”, alrededor del mes de octubre de 2010. En realidad los hechos violentos y tras varios días de manifestaciones estudiantiles contra la inseguridad, la inflación y la falta de productos básicos, fueron actos de “carácter conspirativo” y organizados por Gustavo Tovar Arroyo, a quien calificó de “radical y fascista” y ubicó al frente de la ONG Humano y Libre. Aseguró que estos encuentros han sido financiados por el banquero Eligio Cedeño y el mercenario Otto Reich. Entre los asistentes a las reuniones mencionó a Gaby Arellano que, MRT indicó, “atizó” la protesta de esta semana, así como Vilcar Hernández, Yon Goicochea y el alcalde metropolitano caraqueño David Smolansky, entre otros conspiradores de derecha. Estados Unidos negó tener injerencia en la política interna de Venezuela. La vocera del Departamento de Estado, Marie Harf, rechazó las “teorías de conspiración y rumores”. La crisis política de Venezuela Más allá del ámbito bilateral, es claro que la crisis política venezolana se desarrolla con el telón de fondo del acoso persistente, desde tiempos de Hugo Chávez, de una derecha venezolana e internacional que no está dispuesta a admitir que continúe y se profundice el proceso de revolución social y de lucha soberanista iniciados por el fallecido mandatario y continuados por su sucesor. Lejos de expresar su descontento por cauces institucionales y democráticos, la oligarquía venezolana ha hecho uso sistemático de la violencia, la ilegalidad y la desestabilización como medios para defender sus intereses e históricos privilegios, y por ellos resultan verosímiles las acusaciones que vinculan a las recientes manifestaciones con conjura para derrocar al gobierno de Nicolás Maduro, actual presidente de Venezuela. La actuación del gobierno por su parte, no ha estado exenta de excesos, especialmente verbales, y las autoridades han mostrado falta de habilidad, pero están resueltos para hacer frente a las expresiones de descontento antigubernamental. Es significativo que las denuncias del gobierno venezolano son sustentadas por la difusión de un audio entre el ex jefe de la Casa Militar de Venezuela Iván Caratú Molina y el ex embajador de ese país en Colombia Fernando Gerbasi, en el que ambos personajes afirman, 24 horas antes de los hechos del pasado miércoles, que “mañana vendrá un escenario muy similar al del 11 de abril”, en alusión a la intentona golpista ocurrida en abril de 2002, y esta fue con respaldo y afrentoso apoyo mal encubierto de Estados Unidos, esta situación alejó al ex presidente Hugo Chávez del gobierno por unas horas. Por su parte, se encuentra en persistente acoso el gobierno por la derecha venezolana en contra del gobierno de Maduro, y se confirma el patrón de desestabilización y golpismo oligárquicos que viene afectando a diversos gobiernos y países latinoamericanos desde 2002, con la referida deposición temporal y secuestro militar del presidente Hugo Chávez. Ese patrón se repitió en escala menor en Bolivia en 2008; logró un año más tarde subvertir el orden democrático en Honduras; se reprodujo, sin éxito, en la sublevación policíaca contra Rafael Correa en Ecuador, en 2010; consiguió en 2012, el derrocamiento del gobierno de Fernando Lugo en Paraguay, con un golpe al estado disfrazado de juicio político, y se ha expresado recientemente en Argentina con la embestida empresarial, agroexportadora y financiera que enfrenta el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Después de una tensa calma tras los violentos incidentes ocurridos la víspera en el centro y este de la capital, que dejaron tres muertos, 66 heridos incluidos 17 militares y policías, con un balance de 69 detenidos según la fiscal general, Luisa Ortega. En oposición en la capital algunos estudiantes repudiaron en forma pacífica, así como un puñado de chavistas respondieron a una convocatoria del presidente Maduro con la consigna: “Venezuela unida contra el fascismo”, y Venezuela ha respondido al líder de derecha opositor Leopoldo López y a la pandilla de criminales opuestos al gobierno, con paciencia al intento golpista de “civiles” paramilitares. La subversión de la institucionalidad democrática en los países que han emprendido proyectos políticos de corte progresista y soberanista puede resultar sumamente costosa, incluso para los intereses nacionales y foráneos que la impulsan, en la medida en que conlleva el riesgo de generar escenarios de ingobernabilidad y violencia incontrolables. Es pertinente, en suma, que la comunidad internacional demande a los opositores venezolanos que cesen en su intento por subvertir un régimen democráticamente electo, así haya sido por estrecho margen, como el de Maduro, y que expresen sus inconformidades por los cauces estrictamente institucionales y legales. El gobierno venezolano, por su parte, debe entender que uno de los efectos más saludables de la Revolución Bolivariana ha sido la consolidación de una democracia en la que, más allá de los intentos desestabilizadores, existen además de las oposiciones promovidas por afanes injerencistas, disensos políticos y sociales legítimos. Y que el papel de las autoridades es reconocer esas diferencias y tender los puentes necesarios para resolverlas. (La Jornada, política, p.p. 2 - 22, 14 de Febrero, 2014).

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