jueves, 21 de abril de 2011

México es una potencia zozobrante

Nacional
México en el escenario mundial
México es una potencia zozobrante
Por: Carlos Damián 1 de Enero, 2011
México con la retórica hacia América Latina
México. – La historia contemporánea de México en el escenario mundial tiene un punto álgido en los años ochenta. Fijemos entre 1930 y 1980. México fue un campeón de los principios de no intervención, asilo político, autodeterminación de los pueblos y varias causas del Tercer mundo. Al colocar este período como referencia la industrialización basada en la sustitución de importaciones. México recordemos fue líder en América Latina.

Sin embargo México abandonó el liderazgo que mantuvo algunos años con el PRI en el poder, y adoptó con la moda del neoliberalismo, en los 80, el consenso de Washington que requiere que los países de la periferia adopten las políticas dictadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y los países dominantes en la escena internacional. En este paso crítico para nuestra nación pasamos de la autodeterminación a la subordinación, la obediencia y la dependencia.

Al suscribir el Acuerdo de libre Comercio (TLCAN), sin el consenso de los trabajadores y empleados en el sistema económico. México se distanció de las causas comunes de América Latina y del Tercer Mundo. Con esta acción México se observa que no puede estar casado con Estados Unidos y ser un país importante en América Latina al mismo tiempo. En materia social, México se convirtió justamente de las tendencias de privatización iniciadas por la dictadura de Pinochet en los años 70, que en un líder.

México como muchos otros países copió a falta de creatividad, las reformas de seguridad social de Chile que reemplazaron la solidaridad intergeneracional con capitalizaciones individuales. (Alrededor de los 90). También copió la política de eliminar subsidios generalizados a bienes básicos y sustituir una política preventiva universal con una compensatoria, selectiva y curativa. Por lo que debido a lo anterior debería considerarse a México como una potencia zozobrante y no como una potencia media emergente.

Sobre el papel de México en los organismos multilaterales, podemos añadir lo siguiente, ’la impresión generalizada es la de una pérdida del brillo y la influencia de otras épocas, nuestro país ya no tiene poder de iniciativa, lo que caracteriza en los foros multilaterales cuando fue activo promotor de proyectos centrales para la vida internacional de los años 70 y 80.’…’el país no aparece como promotor de algunos de los grandes temas de discusión… ni como líder reconocido de algunas negociaciones… (México y el mundo: Cambios y continuidades, MAP-ITAM, México, 2006, p. 199 y p. 13, de Olga Pellicer ‘OP’).

La autora señala que deben de tomarse tres factores: La posición geopolítica; la pertenencia a la categoría de país intermedio (economía emergente); y el proyecto de líder de política exterior. Añade la autora, “estos tres factores se conjugan para desdibujar la ubicación de México en la política internacional. Lo que redunda en que nuestro país no tenga una identidad regional definida; somos un país intermedio sin aspiraciones para convertirnos en una potencia media, pero tampoco tenemos estrategias ni objetivos de política exterior por parte del liderazgo político”. (p.p. 21-22).

Pellicer escribe en su libro, México por su cultura y situación geográfica no pertenece a la cultura estadounidense (ni es un país aliado), y que tampoco pertenece a Estados Unidos (aunque se esfuercen nuestros gobernantes), por lo que abreviaríamos que no tiene ningún nexo ni alianza estratégica con algún país de América Latina. Continua OP, “México cuenta con diplomacia profesional, sin embargo esto no es suficiente. El liderazgo de las potencias medias depende de otros factores”. Digamos tamaño, peso demográfico, participación económica internacional, capacidad militar y voluntad de influencia, expresada en estrategias claras en asuntos internacionales. Pellicer concluye que, “México tiene algunas limitaciones, pero sobre todo carece de un proyecto concreto de política exterior. (p.23).

En este punto habría que añadir que también carece México de un proyecto de nación, y la autora lo escribe así, “si algo define las relaciones de México con el exterior es la falta de rumbo, la improvisación temática… sin una línea conductora que dé sentido al conjunto. (p.p. 23-24). También la autora nos aclara, “emergencia de potencias medias que buscan ocupar un lugar en la política internacional: India y Brasil. Son indicios de un viejo proyecto claro y bien estructurado para obtener presencia e influencia internacional”. El caso de México el proyecto de México como líder regional, no existe. En los hechos el discurso político mexicano de la hermandad latinoamericana y la alianza con los países del sur para contrarrestar el peso de Estados Unidos, es sólo retórica. Las relaciones de México con América Latina son débiles y erráticas tanto en el discurso político como en lo económico. (p. 69). (La Jornada, economía, p.p. 34, 10 de Diciembre, 2010).

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