Internacional / Honduras
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Tras el golpe se desató una ofensiva contra movimientos populares
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Berta Cáceres
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Por: Carlos Damián
Marzo 17, 2016
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Hillary Clinton se recuerda su papel central para minar el retorno de
Zelaya al poder
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México.- El asesinato de Berta
Cáceres en Honduras es en parte responsabilidad de la candidata a presidente demócrata,
Hillary Clinton (HC), recordando el
apoyo implícito, cuando era secretaria de Estado de Barack Obama, que brindó a los golpistas de Honduras.
Greg Grandin, profesor de historia en la universidad de Nueva York, recuerda
que Berta fue una líder indígena
valiente “opositora al golpe hondureño de 2009 que Clinton, hizo posible”. La
ex secretaria de Estado fue un papel central en minar el retorno del
presidente depuesto, Manuel Zelaya, “al hacerlo, Clinton se alió con los peores sectores de la
sociedad hondureña”, agrega Grandin. Zelaya fue secuestrado por militares
hondureños armados quienes lo sacaron del país el 28 de junio de 2009, y
aunque el acto fue condenado internacionalmente como un golpe de Estado, el
Departamento de Estado nunca lo calificó como tal, lo cual se interpretó como un apoyo implícito a los golpistas.
Muertes de defensores de los derechos humanos y
periodistas en CA
Grandin reporta hoy que, antes de su asesinato, la propia Cáceres
señaló a Clinton como una de las responsables de legitimar al golpe en su
país. Cáceres fue una de las voces en demanda del retorno de Zelaya, pero
señaló que Clinton promovía la elección de un llamado “gobierno de unidad”.
Cáceres, recuerda que “advertíamos que eso sería muy peligroso”, entrevista
grabada en Argentina en 2014. Después
del golpe se desató una ofensiva represiva
contra los movimientos e intereses populares, incluyendo el de Cáceres y su
agrupación Consejo Cívico de
Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH). Se han documentado incesantes asesinato de
activistas, periodistas, y
defensores de derechos humanos en ese país durante los últimos años. Clinton,
en su libro Hard Choices, presenta
el caso de Honduras como un gran ejemplo de su manejo pragmático de su
política exterior. “Los nombres de los
asesinos de Cáceres aún no se conocen. Pero sabemos quién la mató”. Se señala la ola de represión contra el trabajo de COPINH, sobre todo su
oposición a un gran proyecto hidráulico de una empresa hondureña, DESA,
financiada con capital extranjero. Clinton en su libro, describe que hizo todo como secretaria de Estado
para asegurar que Zelaya no pudiera regresar a la presidencia: “En los días
subsecuentes (después del golpe) hablé con mis contrapartes alrededor del
hemisferio, incluyendo la secretaria Espinosa en México.
Elaboramos estrategias sobre un plan para restaurar el orden en Honduras y asegurar que pronto
pudieran realizarse elecciones libres e imparciales de manera legítima, lo
cual dejaría irrelevante la cuestión Zelaya”, señalaba en su libro debido a
que ya no aparece en la edición paperback. Sin embargo como recuerda el
analista Mark Weisbrot, experto en política exterior estadounidense en América: “la cuestión de Zelaya era todo menos irrelevante”, ya
que líderes latinoamericanos, la Organización de Naciones Unidas y otras
organizaciones multilaterales condenaron el golpe y exigieron el retorno del
presidente legítimo al poder. “La posición desafiante y antidemocrática de Clinton
impulsó una deslizamiento hacia abajo en las relaciones estadounidenses con
varios países latinoamericanos…” En el debate entre los dos precandidatos
demócratas; en ningún momento reconoció Clinton su papel en el golpe que
ahora se considera uno de los más violentos del mundo. Más aún, evadió
cualquier referencia a la obvia relación entre la situación política que
ayudó a engendrar en Honduras con la crisis de refugiados que huyen de ese
país, y sólo se presentó como alguien que desea proteger inmigrantes.
La muerte de Zelaya tiene que ver con el apoyo de
EU al robo de tierras
Tampoco recordó su labor como secretaria de Estado cuando justificó
regresar a menores de edad que huían de Honduras y otros países
centroamericanos para intentar frenar la ola de migrantes a Estados Unidos.
Beverly Bell, colaboradora en proyectos con Cáceres durante más de 15 años,
comentó al instituto para la Precisión Pública que, más que nada, el
asesinato de Cáceres tiene que ver con “el continuo apoyo estadounidense y
del gobierno de Honduras al robo de tierras, ríos, y la inversión
multinacional”. Por otra parte, la organización School of the Americas Watch
recordó, que el golpe hondureño fue llevado a cabo por egresados de los antes
se llamaba la Escuela de las Américas, institución castrense estadounidense
para la capacitación de militares latinoamericanos. La pregunta obligada es:
“si Clinton está orgullosa del infierno que ayudó a hacer rutinario en
Honduras”, concluye Grandin.
Berta Cáceres, la ambientalista asesinada, se convirtió en la
principal figura de denuncia social de las manifestaciones el Día Internacional
de la Mujer, que este martes (08/03/16) se realizaron no sólo en su país,
sino en Nicaragua y El Salvador. Centenares de manifestantes y ambientalistas
marcharon en Tegucigalpa y otras ciudades de Honduras para exigir justicia
por el asesinato de la dirigente indígena y para que una comisión
internacional investigue a la empresa
Desarrollo Energéticos S. A. (DESA), por el asesinato de Cáceres.”El gobierno
tiene que investigar el asesinato y a DESA porque es la empresa que amenazaba
a Berta” como coordinadora del Copinh, afirmó Suraya Martínez, del Centro de
Estudios de la Mujer. Cáceres fue asesinad el 3 de marzo en la ciudad de La
Esperanza por encapuchados que entraron a su vivienda en una acción en la que
resultó herido el mexicano Gustavo Castro. “Está claro quiénes eran los que amenazaban a Berta por
defender el río Gualcarque, pero la investigación tiene que ser de una
comisión internacional porque el gobierno lo que ha hecho es criminalizar y
tratar de ocultar culpables”, denunció Martínez. Al momento del asesinato,
Cáceres libraba una batalla contra un proyecto de DESA fue construir una
hidroeléctrica sobre el río Gualcarque, que alimenta de agua a comunidades
indígenas.
Las movilizaciones se extienden a Nicaragua y El
Salvador
Integrantes de
diferentes organizaciones indígenas se reunieron frente a la casa
presidencial y marcharon hacia el Congreso, donde exigieron a los diputados
que “declaren al río motivo de la disputa, patrimonio nacional para que nadie
ambicione sus aguas, como DESA y Sinohydro (empresa china)”, que han
pretendido construir una hidroeléctricas en el afluente. Las organizaciones
clamaron también por el cese de homicidios. En Nicaragua, la figura de Berta
Cáceres fue el eje de marchas y protestas. En este contexto, el activista
social, Gustavo Castro Soto, mexicano testigo del asesinato, él denunció en
una carta que autoridades hondureñas alteraron la escena del crimen mientras
estaba detenido y aseguró que los asesinos siguen libres. El mexicano acusó
que el gobierno pretende “presentar ante la opinión pública que el asesinato
de Berta se debió a conflictos internos, cuando hay demandas contra quienes
la habían querido asesinar, vinculando a la empresa hidroeléctrica protegida por el Estado”. Gustavo Castro
detenido el sábado pasado cuando pretendía regresar a su país, con el
argumento de que tenía que testificar, alegó que las “amenazas son cosa que
el gobierno hondureño no quiere ver e intenta retenerme para controlar la
información de mis declaraciones”. Amnistía Internacional denunció las fallas
en la investigación del asesinato, y criticó las medidas a las que es
sometido el mexicano, cuya vida, corre peligro porque “no existen condiciones
para garantizar su seguridad”, más información en www.otrosmundoschiapas.org. (La Jornada, mundo, p.p. 20-22, Marzo 9, 2016).
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lunes, 28 de marzo de 2016
Berta Cáceres
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