Nacional
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La red es un instrumento valioso pero debes saber
utilizarlo
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La torpeza humana
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Por: Carlos Damián 6 de Mayo, 2015
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El mundo no está a favor de la muerte y de la
destrucción con bombas nucleares
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México. - Es un viejo debate en
América de cómo mejorar los medios de expresión y propaganda, donde la
educación apoyará en esta mejora. Esta polémica ya tiene un siglo en el
contexto de la Primera Enmienda de la Constitución, que prohíbe al gobierno
actuar para impedir la publicación. Y nótese que no protege la libertad de
expresión, ni bloquea el castigo por expresarse a diferencia de México. En
realidad no hubo muchos casos relativos a la Primera Enmienda hasta el siglo
XX. Antes de eso la prensa del país gozaba de libertad, y había una amplia
variedad de publicaciones de todo tipo: revistas, diarios, y panfletos. Los
Padres Fundadores de esta gran nación creían en la libertad de información, y
se hicieron muchos esfuerzos por estimular la más amplia variedad posible de
medios independientes. Sin embargo, la libertad de expresión nunca se
protegió con fuerza. Las decisiones sobre la libertad de expresión comenzaron
a tomarse alrededor de la Primera Guerra mundial, pero no en los tribunales.
Apenas en la década de 1960 Estados Unidos instauró un alto nivel de
protección de la libertad de expresión. En el periodo entreguerras hubo
extensa discusión en el marco de lo
que se llamaba libertad “negativa” y “positiva”, siguiendo a Isaiah Berlin,
de lo que la Primera Enmienda significa en cuanto a la libertad de expresión
y de prensa.
Había una corriente, llamada a veces “libertarismo corporativo”, que
sostenía que la Primera Enmienda debería referirse a la libertad negativa;
que el gobierno no puede interferir con el derecho de los propietarios de los
medios a hacer lo que quieran. La otra corriente era de la democracia social,
y salió del Nuevo Trato después de la Depresión y del primer período
posterior a la Segunda Guerra Mundial. Esa corriente sostenía que también
debía haber una libertad positiva; en otras personas, que las personas debían
tener el derecho a la información con fundamento de una sociedad democrática.
Esa batalla se libró en la década de 1940, y el libertarismo corporativo
ganó. Estados Unidos es un país poco común en este aspecto. En ninguna otra
parte del mundo no hay nada como la BBC. La mayoría de los países tienen
algún medio nacional que es tan libre como la sociedad; Estados Unidos relega
eso a los márgenes. Los medios son entregados básicamente al poder privado
para que ejerza sus capacidades como le plazca.
Libertad
de expresión negativa
Esa es una interpretación de la libertad de expresión en términos de
libertad negativa; el Estado no puede intervenir para afectar lo que los
propietarios privados deciden hacer. Existen algunas restricciones, pero no
muchas. Las consecuencias son en gran medida un control de las ideas como el
que describe (George) Orwell, y que
Edward Herman y N. Chomsky examinaron en gran detalle. Una forma de superarlo
es la educación, pero otra forma de regresar al concepto de la libertad
positiva, que significa reconocer que es una sociedad democrática concedemos
gran valor al derecho de los ciudadanos a tener acceso a una amplia gama de
opiniones y creencias. Eso, en Estados Unidos significaría regresar a la que
de hecho era la concepción inicial de los fundadores de la República; que
debe haber, no tanto una regulación gubernamental sobre lo que se dice, sino
más bien apoyo gubernamental a una amplia variedad de opiniones, y a la
recopilación e interpretación de noticias, lo cual se puede estimular en
varias formas. Gobierno significa pueblo; en una sociedad democrática, el
gobierno no debe ser una especie de Leviatán que toma decisiones. Existen
importantes proyectos de la sociedad civil que intentan desarrollar medios
más democráticos.
Es una gran batalla por el enorme poder del capital concentrado, el
cual, por supuesto, intenta impedirlo de todos los modos posibles. Pero es
una batalla que lleva mucho tiempo, y existen asuntos fundamentales en juego,
entre ellos los referentes a la libertad negativa y positiva. Tal vez haya
intentos de hallar información con el propósito de subvertir a los medios, y
se menciona que puede ser debido al impacto de los algoritmos y burbujas de
búsqueda. Todo mundo usa motores de búsqueda y usa el internet; pero su
utilidad existe más o menos en la medida en que se tienen privilegios.
“Privilegiado” es una persona con suficientes estudios previos y con recursos
para saber lo que se busca. La gran red es una biblioteca y sabemos qué
buscar y a veces no sabemos interpretar lo que vemos dependiendo de nuestra
formación profesional y técnica. En el caso del sistema Google, no es neutral
y refleja los intereses de los anunciantes al determinar qué es prominente y
qué cosa no lo es, y para poder abrirnos paso por el laberinto de la
información debemos usar la educación y a la organización que nos permita
salir adelante.
El
público no está a favor de la destrucción con bombas atómicas
Eso está allí, así que en principio podemos ser biólogos, pero claro
que no tiene ninguna utilidad si no sabemos qué buscar y no sabemos
interpretar lo que vemos, todo esto
vemos que como individuos estamos limitados en lo que podemos llegar a
entender, las ideas que desarrollamos, incluso cómo pensar. Así que si
estamos aislados, eso restringe en mucho nuestra capacidad de tener y evaluar
ideas, ya sea por ser un científico creativo o un ciudadano funcional. Existe
una razón por la que el movimiento laboral siempre ha estado a la vanguardia
contra la supresión de la información, por ejemplo con programas de educación
para trabajadores, que en un tiempo tuvieron gran influencia tanto en Gran
Bretaña como en Estados Unidos. La decadencia de lo que los sociólogos llaman
“asociaciones secundarias”, en las que la gente se reúne para buscar e
inquirir, es uno de los procesos de atomización que conducen a que las
personas se aíslen y se enfrenten solas a esta masa de información. Así, la red es un instrumento valioso, pero
como en todos los instrumentos, necesitamos estar en posición de poder
utilizarlo, y eso no es tan sencillo. Requiere un significativo desarrollo
social. En cuanto a las instituciones deberían ser menos estúpidas que lo de
siempre.
En este contexto depende de la institución que se trate. Se
mencionaron dos: una es el gobierno en control de una capacidad nuclear; la
otra es el sector privado, que en gran medida está controlado por
concentraciones bastantes cerradas de capital. Requieren enfoques diferentes,
con respecto a la situación del gobierno, requiere desarrollar una sociedad
democrática funcional, en la que una ciudadanía informada desempeñe un papel
central en la determinación de políticas. El público no está a favor de la
muerte y la destrucción con armas nucleares, y en este caso sabemos en
principio cómo eliminar la amenaza. Si el público participara en el
desarrollo de la política de seguridad, creemos que esa estupidez
institucional podría superarse. Existe una tesis en la teoría de las
relaciones internacionales respecto a que el primer interés de los estados es
la seguridad. En realidad si sacamos una lupa veremos que el Estado busca la
seguridad de los sectores privilegiados de la sociedad: los sectores que
posee en poder del Estado. Existen abrumadoras pruebas, pero por desgracia no
tenemos tiempo de revisar. (La
Jornada, Noam Chomsky).
Si se construye una sociedad democrática funcional se podrá superar
esta disfuncionalidad y desde luego el tema de la concentración del poder
privado también existe básicamente un problema de democratización. Una
corporación es una tiranía, ya que el poder reside en la cima y las órdenes
se envían abajo nivel por nivel, y en la parte más baja uno tiene la opción
de comprar lo que produce. La población y los accionistas no pueden decidir
lo que el corporativo hace. Todo esto es el resultado de la lucha de clases,
y es cuestión de democratizar la vida social, política y económica de las
instituciones. (La Jornada, política, p. 2, 18 de
Abril, 2015).
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jueves, 28 de mayo de 2015
La torpeza humana
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