Nacional
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En Baja California se practica un nuevo
esclavismo
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La paz porfiriana
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Por: Carlos Damián 2 de Mayo, 2015
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Las rebanadas del pastel son para los extranjeros
y los indígenas americanos que se pudran
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México. - Al estar flotando en
esta neblina que a todos nos cubre y nos impide otear no sabemos si es por
las ríspidas circunstancias o sea una actualidad que nos rebasa a todos, y la
clase política se enfrasca en un pleito interminable de posiciones en su
plataforma política que nunca cumplen. Estas pugnas de políticos son para
asegurar el triunfo de la facción o tribu que representan y no es para
mejorar a la sociedad y menos recuperar el patrimonio del energético que
están entregando al extranjero para que los mexicanos carezcan del petróleo y
limosneen en el futuro para poder mover a su industria. Buscan encarecer los
servicios estatales, municipales y federales, que no se tenga dinero para
pagar a los burócratas, maestros y se encarezca el dinero para darle
mantenimiento a los puentes, avenidas y carreteras federales. Quedan fuera del foco de atención las
candidaturas a los congresos locales y
presidencias municipales, emplazándose a un plano secundario. Los acuerdos de
la oligarquía son tamizados para que se cumpla la cuota presidencial y el
interés de la clase burguesa prevalece y se convierte en el objetivo
primordial.
Se encuentra en el trajín electoral, dañado por los acontecimientos de
Ayotzinapa, Tlatlaya, el status quo
y a pesar de las acciones para sostenerlo el tobogán de los problemas
subyacen con señales de agotamiento y daño, y muchas aéreas de la nación se
han convertido en tierra de nadie. En este contexto surgen cotos donde los
escuadrones de los paramilitares envían mensajes obscuros y la vigencia de la
autoridad no establece su mando. Los mexicanos tratan de salir de esta
captura de la sociedad de estos carteles criminales sin conseguirlo ya que el
Estado los protege y el ciudadano trata de continuar de manera civilizada sus
actividades y apegado a derecho y con reglas establecidas. Por lo que entra
la sociedad en conflicto y no consigue superar estas etapas de lucha y muerte
por lo que la valoración de la democracia cae a los índices más bajos y genera descredito colectivo. Este medio
ambiente ha sido generado por los partidos políticos en su vida interna y en
sus elecciones internas donde se refleja este cáncer de la sociedad. Aunque
no dejemos caer en saco roto el juego del gobierno que no adopta soluciones y
en su lugar aumenta las diferencias y pierde el precario equilibrio sin
recato ni inteligencia. Si se observa a los partidos políticos se nota la
falta de honestidad al dibujarse a sí mismo en el mosaico electoral como un
reflejo de la sociedad con una concentración de la posición al repartirlas a
su gusto de acuerdo a las traiciones y posiciones cupulares que han
negociado. Aunque la transparencia, y la rendición de cuentas se estrellan
ante la impunidad que surge del sistema establecido.
No los
oigo traen tenis
Los jornaleros en su largo peregrinar buscando soluciones y justicia a
su precaria situación en Baja California. En particular en San Quintín se
enfrentan al status quo que les
impide el muro de impunidad y en México se criminaliza el activismo político
como arma social para defender sus derechos humanos y su salario que se ve
gravemente mermado. Sin embargo el poder político y económico les impide
tener respuestas y estas las encuentran disfrazadas con garrotazos y más
represión valorándose sus derechos laborales como peccata minuta. Todo este escenario se cambiaría si hubiera sido
el reclamo de la oligarquía, se tendría al gobierno federal defendiendo como
un perro a este grupo cupular. Al más puro estilo de Carlos Salinas se genera
un paquete se seguridad con la ‘Gendarmería’ y la ‘Comisión Nacional de
Seguridad’ para reprimir con lujo de crueldad para “actuar de manera
inmediata en casos de cobros de derecho de piso y otros delitos”, Ildefonso Guajardo.
Aunque si se remiten a los hechos se tienen
a los trabajadores mineros, con tres huelgas desde hace ocho años contra el
Grupo México (Larrea) responsable del daño ambiental de Sonora.
En este conflicto y represión laboral al más puro esclavismo de
Porfirio Díaz se tienen a los jornaleros de San Quintín con un mes de
hartazgo y poco salario pero nadie les hace caso, esperando la autoridad que
ellos mismos acaben con el paro al dejarlos en el desamparo y abandono. En
estos tiempos de campañas políticas ningún partido les echa un lazo, a menos
que sea para la foto, y del presidente ni sus luces, y como en la época de
Salinas nadie los ve ni los oye, esta actitud es la misma de siempre del
gobierno federal. Este botón gráfico
que nos han regalado los indígenas se observa que la paz porfiriana que desde
los 70 se ha roto después de muchos años, el centro agrícola se está
resquebrajándose lentamente. Este disgusto surgió entre los más de 35 mil
campesinos de origen indígena en un 70 por ciento, y es debido a las
condiciones de explotación extrema y sin servicios indispensables. Esta
situación que sufren los indígenas no dista mucho de la que persistía antes
de la Revolución de 1910: jornadas de trabajo extenuante con la participación
de toda la familia de origen mixteca de la entidad de Oaxaca; empleos para
niños, de aproximadamente seis años usados en las pesadas labores de
recolecta y siembra. Todo esta situación es vigilada por guardias
blancas con cercados altos, habitando
entiendas de lona, sin luz, sin agua potable y sin excusados.
“Por más de dos décadas han laborado y pese a las denuncias de
organizaciones indígenas y de derechos humanos, nada se hace para sacarlos de
la miseria y la marginación. Debió
ocurrir una verdadera revuelta, la que protagonizaban el pasado día 6 los
jornaleros del rancho Santa Anita, para que el problema saliera a la luz y
trascendiera más allá de San Quintín, 300 kilómetros al sur de Tijuana.
Angustiados por no recibir su salario desde hace dos semanas atrás, los
jornaleros, los ‘oajaquitas’ (tono despectivo usado para los indígenas). Se
atrevieron a manifestar públicamente y
de manera espontánea su reclamo de pago por horas bajo el polvo y el sol, en
la recolección de tomate destinado a exportación. Se oye un grito en el campo; ¡Hambre!
Gritaban en español que medio hablan. Al no haber respuesta, los
inconformes trataron de ocupar las
oficinas de la empresa, propiedad del rico empresario Arturo Lomelí
Villalobos de Jalisco y ligado al poderoso grupo del banquero Carlos Cabal
Peniche, y sin embargo fueron desalojados por agentes de la policía
municipal”, estás líneas fueron escritas 20 años atrás (La Jornada, 11/07/96
Andrea Becerril y Jorge A. Cornejo).
En los hechos la explotación es histórica, siendo la violación a los
derechos humanos y laborales sea narrada desde 1976, del gobierno federal de
Luis Echeverría Álvarez, y nadie ha hecho nada por resolver la crítica
situación de hambre y explotación de estos ciudadanos mexicanos, engañados
por el sistema capitalista. Todavía se recuerda aquel julio de 1996, cuando
los jornaleros irrumpieron en negocios y restaurantes del poblado Lázaro
Cárdenas buscando su comida, porque su dueño, Arturo Lomelí Villalobos, por
tercera semana consecutiva no les pagó sus salarios porque “no tuve tiempo de
cambiar dólares a pesos lo suficientemente rápido para pagarles”. El barón de
la zona de San Quintín se da el lujo de despreciar a estos ciudadanos y
dejarlos morir de hambre. En contraste el gobierno con el disfraz de Ernesto
Zedillo pudo “rescatar” al empresario Lomelí Villalobos y echar su mierda
financiera a la barriga del dinosauro llamado Fobaproa y este robo nacional
aún es pagado por todos los mexicanos.
Esta misma instancia por órdenes de Zedillo se usó para pagar los
salarios de estos explotados hambrientos para resolver la violación de sus
derechos laborales, se usaron 969 mil 995.18 pesos para pagar nóminas. San
Quintín es una de las propiedades del Grupo Lomelí, y no se pagó la nómina de
otros lugares de Baja California. Se sufrió el incendio el 7 de julio y fue
provocado por los jornaleros según los voceros del latifundista y puede verse
esta acción como una medida de presión para que se aprobara el Fobaproa y se
den los recursos que se quieren” para el latifundista de San Quintín. (La Jornada, política, p.p. 27-28, 17 de Abril, 2015).
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jueves, 28 de mayo de 2015
La paz porfiriana
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