Internacional
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China es agresiva con sus vecinos por sus
disputas territoriales
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Asia en su ruta económica
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Por: Carlos Damián 10 de Junio, 2015
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La nueva política es promover el desarrollo de
infraestructura
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México. - El gobierno chino
impulsa una combinación de iniciativas
de largo plazo diseñadas para aumentar el papel económico y el liderazgo
mundial de su nación. Llamada por algunos observadores extranjeros el “Plan
Marshall chino”, la nueva estrategia imita el modelo estadounidense posterior
a la Segunda Guerra Mundial de ganar influencia mediante el comercio y la
ayuda al desarrollo. Sin embargo, es probable que la versión china cree
apenas una afiliación distante, pues
los países vecinos buscan proteger sus apuestas profundizando al mismo tiempo
vínculos con otras potencias. La versión china del Plan Marshall ha
evolucionado por una serie de vagas analogías retóricas que poco a poco se
han conjuntado bajo un título unificado. En septiembre y octubre de 2013, el
presidente chino Xi Jin-ping comenzó a flotar ideas de un “Cinturón Económico de la Ruta de la
Seda”. La idea básica detrás de la frase es promover el desarrollo de
infraestructura en Asia, y así facilitar una cooperación económica más
profunda. Mediante esta estrategia China puede incrementar su influencia y a
la vez, de manera indirecta, apoyar su economía nacional impulsando el
comercio y creando oportunidades de negocio en el extranjero para sus
empresas.
Algunos también ven en esto un medio de usar la capacidad industrial
interna sobrante, y trazan paralelos con la forma en que el Plan Marshall
mantuvo ocupados a las compañías de Estados Unidos después de la Segunda
Guerra Mundial. Durante la cumbre de Cooperación Económica Asia- Pacífico
(APEC) en noviembre, Xi comenzó a esbozar números más concretos para la
estrategia, revelando un fondo para infraestructura por 400 mil millones de
dólares que ayudará a conectar las provincias chinas con mercados
extranjeros. Como complemento de la
política , Un cinturón, una ruta, el gobierno chino también ha expuesto las
bases del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII), que se usará
para promover la construcción de infraestructura de transporte y
comunicaciones en países asiáticos más pobres. El BAII ha encontrado
resistencia de Estados Unidos y Japón, pues al parecer competiría con la influencia
que ejercen a través del Banco Mundial y el Banco Asiático de Desarrollo
(BAD). Los aspectos específicos de la política Un cinturón, una Ruta
permanecen vagos. Un mapa publicado por la agencia noticiosa Xinhua muestra
14 “paradas” en la ruta terrestre de la seda a través de Asia Central, y
otras 14 en la parte marítima. Sin embargo, 10 del total están en ciudades
chinas, lo cual muestra que la política puede ser influida por sectores domésticos
para favorecer ciertos proyectos de inversión.
Ruta pragmática
En la ruta por tierra, las ciudades no chinas incluidas son Almaty
(Kazajstán), Bishkek (Kirguizia), Samarcanda (Uzbekistán), Dushanbe
(Tayikistán), Teherán (Irán), Estambul (Turquía), Moscú (Rusia), Duisburgo
(Alemania), Rotterdam (Holanda), y Venecia (Italia). La ruta marítima también
incorpora Atenas (Grecia), Nairobi (Kenia), Colombo (Sri Lanka), Chittagong
(Bangladesh), Kuala Lumpur (Malasia), Yakarta (Indonesia) y Hanói (Vietnam).
La lista de ciudades es reveladora. Es notable, por ejemplo que la ruta
terrestre no parezca seguir el plan de desarrollar infraestructura para
acelerar el envío de productos de
ciudades interiores de China, como Chongqing, a Europa continental vía Rusia.
En otras partes, autoridades chinas han presentado esta iniciativa bajo la
rúbrica de la “ruta de la seda”. De modo similar, la ruta marítima no abarca
lugares como Gwadar (Pakistán), o
Kyaukpyu (Myanmar), donde las inversiones chinas han suscitado temores de que
el país intente construir un “collar de perlas”, puertos que proyecten su
poderío naval hacia el Océano índico. Estas ausencias sugieren que la
política Un Cinturón, una Ruta está aún vagamente definida. Parece un
esfuerzo por intentar dar un giro estratégico a lo que en el fondo es todavía
un revoltijo de iniciativas bilaterales y regionales. No con esto se quiere
disminuir la escala de los planes involucrados.
Incluso antes de que se revelara el fondo de 40 mil mdd, acuerdos
firmados en Asia Central y otras partes comprometían a Cina a invertir
grandes sumas de dinero. También es posible que con el tiempo surja un
enfoque más coherente en la política de Un Cinturón, una Ruta, es obvio que
esta obra está en proceso aún. Mientras el Plan Marshall generó buena
voluntad hacia Estados Unidos, que sirvió para fortalecer su influencia
estratégica, no está claro que China vaya a gozar del mismo dividendo
diplomático por sus esfuerzos. Muchos países asiáticos están felices de aceptarle dinero, pero es probable que a
desconfianza en sus objetivos estratégicos socave la cooperación más profunda
que algunos gobernantes vislumbran. China
ha alimentado las sospechas de sus vecinos al tomar posturas agresivas
en disputas territoriales en años recientes, mencionando repetidas veces la
posibilidad de colusiones militares a
reclamos de tierras con Japón, Filipinas, Vietnam e India. Los estados de
Asia Central temen reemplazar el dominio económico de Rusia con una versión
china, además, la enorme población de China causa cierto nerviosismo sobre
una emigración potencial en la región.
Generosidad china
Incluso al mismo tiempo de disfrutar los beneficios de la política de
Un Cinturón, una Ruta, muchos gobiernos buscarán contrarrestar su dependencia
económica de China fortaleciendo vínculos con otras potencias, en particular
Estados Unidos. En términos de poder blando, Estados Unidos sigue siendo
mucho más influyente que China en Asia. En algunos países esto se basa en
valores compartidos pero la distancia geográfica y el sentido de que Estados
Unidos es un actor conocido también tiene su parte. Aunque los gobiernos
asiáticos a veces llegan a percibir al país estadounidense como entrometido,
sus objetivos estratégicos se consideran por lo general relativamente
definidos y limitados. El ascenso chino, en suma es desconocido. A mediano
plazo, la capacidad financiera para sostener su proyecto dorado se restringe
cada vez más. En sus experiencias en Venezuela, y México los bancos chinos
comienzan a volverse más cautelosos.
Entre tanto, las experiencias en Myanmar y Sri Lanka han mostrado que
los vínculos económicos se han fortalecido las relaciones bilaterales, los
sucesos políticos pueden socavar con rapidez lazos que llevó años construir.
A medida que las presiones fiscales internas se eleven en años por
venir, el gobierno se volverá más precavido en el uso de su dinero en el
exterior. Con todo esto, si la política de su proyecto dorado, logra incluso
en parte elevar los niveles de desarrollo de infraestructura en Asia Central
y a lo largo de la ruta marítima de la seda, habrá tenido un impacto
importante. A largo plazo, la mejora de vínculos ayudará a apoyar el
crecimiento económico y el comercio en esas regiones, y por tanto a reducir
las tensiones políticas. Para China, esto es un buen resultado estratégico
(Economist Intelligence Unit). Por otra parte en Estados Unidos el
presidente, propuso en su iniciativa
de presupuesto para 2016 un nuevo impuesto de 14% al capital acumulado
por las grandes multinacionales estadounidenses en el exterior, aquellas
“demasiado grandes para caer”. Consiste en gravar los beneficios que las
compañías obtienen en el extranjero. Están en el plan todas aquellas empresas
con más de 50 mil millones de dólares en activos, como General Electric,
Microsoft, Pfizer o Apple. Existe una laguna fiscal que les permite a las
compañías no pagar por las ganancias que no sean ingresadas a Estados Unidos.
La medida tiene potencial para
recaudar 238 mil millones de dólares, que serán destinados a mantenimiento de
infraestructura carretera. Pero y las que tienen su capital en México, ¿qué
pasa? Tal vez nuestro país les sirve de protección para no pagar en su país
de origen y aparte les cobran el servicio, digo es pregunta. (La Jornada,
economía, p.p. 27-28, 3 de Febrero, 2015)
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miércoles, 24 de junio de 2015
Ruta económica
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