Nacional
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Se presenta con testimonios en la mano las
ejecuciones y desapariciones forzadas
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La impunidad en la guerra sucia
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Por: Carlos Damián 15 de Octubre,
2014
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El combate a la guerrilla en los 60 derivó en crimen
de Estado
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México. -
En vísperas de que se dé a conocer el informe final de la Comisión de
la verdad (Comverdad) sobre las secuelas de la guerra contrainsurgente en
Guerrero entre 1963 y 1979 –Chilpancingo, Guerrero-, los comisionados Pilar
Noriega García (PNG) y Nicomedes Fuentes García (NFG), reflexionaban sobre la
situación actual en ese convulso estado: “La impunidad subsiste hoy se gestó
desde aquellos años”, la ejecución sumaria y sin corte federal a los 43
estudiantes de la Escuela Rural de Ayotzinapa, que fueron muertos por el
crimen organizado y quemados ipso facto. Durante 30 meses, cinco comisionados
–el presidente, Enrique González Ruiz; Aquiles González, Hilda Navarrete,
Pilar Noriega García (PNG) y Nicomedes Fuentes, este último secretario-
removieron viejos archivos, hicieron excavaciones y peritajes, realizaron
foros en las comunidades afectadas por los años de conflicto, para generar
confianza y encontraron, nos cuenta Nicomedes Fuentes, que a pesar de las cuatro décadas transcurridas, en las
comunidades afectadas y entre los sobrevivientes subsiste el miedo.
Vuelos de la muerte
“Pero al final fue más fuerte la necesidad de
saber qué fue lo que pasó, donde quedaron sus padres, sus esposos y hermanos.
Y pensar que de todo esto lo podríamos evitar solamente si la Secretaría de
la Defensa Nacional (Sedena) se decidiera a contar la verdad, que diga qué
fue lo que pasó, y precise lo que
seguramente sabe: dónde quedaron las personas de las que nunca se volvió a
saber nada”. El comisionado NFG fue preso político en los 60, y al salir
libre salió a la clandestinidad y se sumó a la lucha armada de aquellos
tiempos. Entre las novedades que aporta el informe de Comverdad destacan las
evidencias desconocidas hasta ahora sobre los “vuelos de la muerte”, en los
que los militares arrojaron al Océano Pacífico a opositores y presuntos
guerrilleros en el contexto de la guerra contrainsurgente. “Logramos obtener
declaraciones de testigos que hasta ahora no habían declarado, tanto
sobrevivientes como pilotos que participaron en esos vuelos, que amplían las
versiones que hasta ahora se conocen”, dice PNG, abogada especialista en
materia penal. Estas declaraciones, cotejadas con la línea del tiempo y las
rutas del conflicto armado con centenares de documentos internos de la
Sedena y otras instituciones,
confirman y amplían una narración –recopilado en el libro ‘Obligado a matar’- sobre estos “vuelos
de la muerte” revelada hace 26 años por el militar desertor Zacarías Osorio
durante un juicio para obtener asilo en Canadá.
La asociación Comverdad agrega a la narrativa de
los sucedido esa década tres nuevos relatos: los de dos sobrevivientes y de
un piloto de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM), que revelan detalles hasta ahora
desconocidos, “minuciosamente descritos”, sobre los sobrevuelos que levaban a
bordo presos políticos que eran arrojados al mar. “Son descripciones
minuciosas sobre la forma de operar, sobre cómo los aviones descendían para
tirar los cuerpos, cómo los vuelos recorrían mayor distancia mar adentro y
los militares empezaron a meter a las víctimas en sacos de ixtle llenos de piedras.
También cuando en las comunidades costeras algunos restos empezaron a
aparecer, que en un momento avaluamos la posibilidad de realizar una búsqueda
en el lecho marino en determinados lugares. Pero después de consultar con
buzos. Profesionales desistimos, ya que las posibilidades de encontrar algo
eran mínimas y el costo era altísimo”, aclaró PNG. Durante 30 meses, los
investigadores de Comverdad sufrieron amenazas de muertes, saqueos a sus
oficinas, incluso un atentado con armas de fuego contra la vida de ellos,
dice PNG y NFG. En el último semestre, el Congreso estatal sus pendió la
entrega del presupuesto asignado por ley para su operación en la fase final.
Fue justamente después de una exhumación en la comunidad de El Posquelite,
municipio de Coyuca, del estado de Guerrero, que dio positivo en el hallazgo
de los restos de un guerrillero muerto.
Crímenes de lesa humanidad
Tal vez pisamos algunos píes, algunos intereses y
los legisladores no se sintieron comprometidos con la verdad, dice PNG. La
fecha del hallazgo en este lugar, inspeccionado alrededor de junio de 2014
coincidió con un atentado que sufrieron PNG y NFG en la carretera entre
Iguala y Chilpancingo. Sin más fondos y el dinero retirado por órdenes de los legisladores tuvimos que
entregar la última partida presupuestal y muchas líneas de investigación
quedaron pendientes. “no se pudo llegar a fondo”, de la verdad, dice PFG. El
reto central de la asociación señala PFG, será demostrar
que en la década de los 70 del siglo XX en México, y especialmente en
Guerrero, hubo represión masiva y
generalizada en los que ahora se llaman “grupos de autodefensa”, y que la
serie de delitos cometidos por militares y policías estatales y federales
constituyen, jurídicamente crímenes de lesa humanidad que tendrán que ser
materia de juicio en la Corte Interamericana de Derecho (Coidh). El informe
documenta 463 casos de severas violaciones al derecho humanitario, que
comprenden 24 ejecuciones sumarias, 230 desapariciones forzadas, y tengamos
en mente que las averiguaciones previas no tomó en cuenta, que 205 casos de
sobrevivientes de desaparición forzada, es decir, personas que pasaron largas
temporadas en cárceles clandestinas del Ejército – Campo Militar Número uno
en D. F. y 35 Zona Militar de Chilpancingo -, y lograron salir con vida, (Blanche
Petrich).
También “demostramos, con peritajes exhumaciones,
análisis de documentación oficial, correspondencia interna de la Sedena y
nuevos testimonios, que se cometieron
masivamente delitos que no han prescrito, a pesar de que han pasado entre
35 y 45 años. En este contexto probamos que todos los delitos como: detención
ilegal, desapariciones forzadas o transitorias, tortura ejecuciones
extrajudiciales, todos estos tienen derecho a reparación del daño, según el
criterio de la Coidh, puntualiza. Se rastrearon y digitalizaron centenares de
expedientes depositados en el Archivo General de la Nación y los fondos de
los documentos de las extintas corporaciones de policías, detectives y
agentes de la Policía Secreta, DFS, DIPS-UNAM, Sedena, PGR del D.F. En los
momentos más críticos del conflicto se estima que fueron destacados hasta 24
mil soldados para combatir a la insurgencia y controlar a la población en las
zonas donde ocurrían operaciones militares. Se reconstruyeron las rutas de
operativos castrenses, como el denominado Plan Telaraña, para el control de
poblaciones, desplegado de abril a junio de 1971 y descrito en más de 100
escritos y mapas militares.
Delitos que no han prescrito y son
objeto de prisión los culpables
En l cruce de datos entre estos operativos
militares en contra de insurgentes y las evidencias de violaciones a los
derechos humanos se trata de identificar si el ejército se abocó únicamente a
combatir a los grupos guerrilleros y si además atacó y causó daño a
comunidades sin presencia rebelde al gobierno. Se establecieron 18 rutas en
las que se produjeron incidentes de este tipo. Se documentaron los hechos con
3763 testimonios tanto de familiares de víctimas como de sobrevivientes de
desaparición forzada. A estos testimonios se agregaron 10 casos documentados
en investigaciones anteriores. En 2001
la Comisión Nacional de Derechos Humanos reconoció que durante la “guerra
sucia” en México se registraron 536 casos de desaparición forzada. Justamente
en Guerrero se registra la mayor parte, con 332. Sin embargo, en este informe
no se tomaron en cuenta los casos de cientos de sobrevivientes de
desaparición forzada. (La Jornada, política, p. 6, 14 de Octubre, 2014)
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viernes, 7 de noviembre de 2014
La impunidad en la guerra sucia
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