Nacional
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La empresa llamada Bolivia estaba en la pobreza
eterna pero pudo superarla
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La ancestral pobreza
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Por: Carlos Damián 29 de Diciembre,
2014
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Estado mexicano va en sentido contrario a las
reformas de Latinoamérica
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México. - Después de 125 años
Bolivia salió de su atraso ancestral económico y financiero, pero con el
proceso encabezado por el presidente Evo Morales, dejo de ser la eterna
cenicienta del continente al nacionalizar sus recursos naturales en
particular, el gas y la minería. Álvaro García Luna, el vicepresidente que acompaña
en este proceso de nacionalización de los recursos naturales, nos comenta
sobre México, pese a ser una potencia petrolera en el mundo, ha decidido
dejar en manos de extranjeros su destino como nación y como cultura para
disolverse con Estados Unidos y Canadá en una sola potencia Americana,
-México seguirá siendo el patio trasero de estos dos colosos económicos- , y
dice “Un país que entrega su patrimonio nacional va hacia el empobrecimiento
total. Ningún país debería dejar la riqueza fundamental (en este caso el petróleo y la minería), en
manos de los extranjeros, Bolivia lo hizo y fue un país con pobreza extrema
por 125 años”, y este país no lo va a
salvar miles de “prospera”, un asistencialismo torpe que enseña al mexicano
pobre a no pescar y estar supeditado a lo que el estado le dé para subsistir. Este vicepresidente nos da datos que harían
palidecer de envidia a los torpes estrategas de la gestión económica
mexicana.
Aunque reconoce que Bolivia “no es una taza de leche”, y su proceso
revolucionario está cruzado de contradicciones, y de “tensiones creativas”.
Hemos tomado un proceso revolucionario como modelo económico se llama “government
take”, donde nosotros decidimos a quién y en cuánto se vende. Por la
maquinaria, la tecnología y la mano de obra, se paga lo invertido y
remuneramos con un porcentaje de ganancia entre 10 y 15 por ciento de la
renta, y el gobierno se queda con el resto. Bolivia nos muestra otra manera
de cómo hacer las cosas, -sin regalar el petróleo ni los minerales- No
tendríamos las tasas de crecimiento, de superación de la pobreza, de
expansión de bienestar colectivo si no hubiéramos tomado esta decisión, que atrae
a la inversión extranjera. Además de
tener una visión de nación, el boliviano tiene una agenda 2020 – 2025, que va
mucho más allá de los plazos presidenciales previstos. Esta agenda incluye
reducir la pobreza a cero, dotar de todos los servicios a toda la gente, esté
donde esté, industrializar todas las
materias primas, 12 temas que generan “un horizonte de época”.
Nosotros pudimos superar esto decidiendo mediante un proceso de
indemnización del Estado. En la constitución, las naciones indígenas son sujetas
de derecho colectivo: a sus sistemas políticos de justicia, que es
paralela a la ordinaria, distribución
de tierras. El movimiento social en las zonas indígenas funciona cuando
tenemos cinco años de vigencia de la
nueva Constitución de nación pluricultural. Antes, los cinco años anteriores
fueron de aguantar, de resistir. A partir de 2009 nos colocamos a la
ofensiva, construyendo este horizonte de época. “En el movimiento campesino
indígena es lo mismo, según sean las tierras altas o las bajas. En las tierras altas los indígenas son
mayoría. Mientras que en Beni, Pando, Santa Cruz los indígenas no son ni 2
por ciento de la población, mientras que en los altos son 46 por ciento. Ahí
solo ganamos donde logramos cambiar las estructuras de poder. Hay lugares
donde el terrateniente o el sistema caciquil (gamonal) todavía controla la
tierra o el comercio, los sistemas de transporte y la estructura local, el
comercio de materias primas. Ahí el Estado es paracaidista (precarista). No
hemos logrado entrar para quedarnos. Es territorio de terratenientes,
comerciantes e iglesias, y de la USAid”. Antes de ser nación pluriétnica
constitucionalmente tuvieron que enfrentar un sistema social y cultural
racista. Hasta 2000, 39 millones de hectáreas estaban en manos de
empresarios, 13 millones de campesinos. De indígenas, cero, 2014; pueblos
indígenas 24 millones de hectáreas. Campesinos, 13 millones de hectáreas,
empresarios, cinco.
La estructura de tenencia de la tierra tiene predominancia indígena.
También está el sistema de elección de autoridades, no sólo en las alcaldías,
en el Parlamento, en las gobernaciones. En la elección pasada seguro que en
la composición en la Cámara de Senadores vamos a bordear 60 o 65 por ciento
de organizaciones sociales. Todo este cambio pasó como es obvio por un choque
cultural y económico. La población mestiza y criolla criticó este cambio como
un exceso, y algunos como un retroceso y en estos conceptos está implícito el
racismo y la guerra de clases, pero hay que irlo trabajando, una o dos generaciones más. Para el siguiente
proceso de elección del presidente Morales vamos a empezar la gestión el 22
de enero. No hemos pensado en 2020. Pero tenemos mucha confianza en que lo
que hemos llamado ‘generación Evo’, jóvenes profesionistas, campesinos,
líderes sociales, indígenas, estudiantes que no se forjaron en las batallas
contra el neoliberalismo. Y cuando Morales esté culminando su mandato, la
mitad de su vida la habrá pasado bajo este régimen social y económico. A todo
mundo el tema de las reelecciones ilimitadas inquieta y de acuerdo a la
Constitución, el presidente no se puede reelegir.
No hemos pensado en reformar la Constitución –en México ya tenemos más
de 30 años de neoliberalismo salvaje parchándola una y otra vez sin descanso-
ya que reconocemos que la construcción
de un cambio profundo no se logra de la noche a la mañana, en unos pocos
años. Pero la eternización en el poder es una de las preocupaciones y debates
sobre la calidad democrática. Es digno de mencionar que los dos primeros
períodos del presidente Morales estuvieron jalonados por intentos golpistas.
No se habla más de esa amenaza. Y tenemos presente que esto no va a
desaparecer del todo, pero hoy está bastante neutralizado. Pero como buenos
bolcheviques, de línea jacobina siempre dormimos con un ojo al gato y otro al
garabato. La derrota que le infligimos a la Media Luna (zona no indígena al
oriente del país), en 2008, política, ideológica y militarmente, dejó sentada
por un buen tiempo el uso de la fuerza o cualquier tentación de golpismo
militar. Pero ha ayudado mucho el fuerte liderazgo del presidente para
conjurar este tipo de intentos golpistas. Hemos logrado con estos cambios en
el ámbito regional, que desde Washington ya no se habla del “eje del mal”,
pero sigue la hostilidad contra los regímenes bolivarianos. En este contexto
de reconocimientos a nivel internacional tenemos que durante la primera
gestión hicimos esfuerzos para construir una relación de amistad, tolerancia
y no injerencia. He de haber estado en Estados Unidos unas seis veces,
haciéndome agendar para hablar con los congresistas, platicarles de nuestro
proceso, expresar nuestro respeto, pero pedir respeto a ellos. Sin embargo,
el gobierno de Estados Unidos se involucró en el golpe de Estado civil en
2008. Fue cuando el presidente Morales expulsó al embajador estadounidense. Y
quedó en pie el mecanismo de injerencia suave de política de derecha radical de
la Ayuda de Estados Unidos a Latinoamérica llamado USAid.
En estas circunstancias urgentes de seguridad e independencia, tuvimos
que sacar a la DEA. Ellos usaban la información de la lucha contra el narcotráfico para imponer agendas
políticas. Desde que se fue hemos asumido el costo de la lucha contra el
narcotráfico, hemos erradicado más hectáreas de coca, y de droga. Y en suma
estamos mejor sin la DEA, sin el USAid, y sin embajadores golpistas que sólo
buscan desestabilizarnos. “Pero sí planteamos una mejora de nuestras
relaciones condicionada a que ellos no se metan en nada. El nivel de relaciones ahora es de
consejeros. La semana pasada la cancillería propuesto un encuentro entre el
presidente Evo Morales y el presidente Barack Obama”. (La Jornada, política, p.p. 12-13, 22 de Diciembre, 2014).
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viernes, 23 de enero de 2015
La ancestral pobreza
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