México. - El pasado 15 de
agosto hubo una serie de protestas alrededor de cien ciudades en Brasil para
exigir la renuncia de la presidenta Dilma Roussef, y simultáneamente
denunciar la corrupción que permea los altos niveles de gobierno encabezados
por el PT. De acuerdo a fuentes policíacas, se encontraban más de 800 mil
participantes en distintas manifestaciones en el país, lo cual significa un
aumento con respecto a la movilización de 12 de abril de 2015. Se visualiza
un desgaste del gobierno en la propuesta social iniciada hace una década, que
ha tenido sus éxitos al reducir la pobreza y la desigualdad social, lo cual
ha permitido sostener índices significativos de crecimiento económico. La
derecha se concentra en Sao Paulo, donde fue una concentración significativa.
Este proyecto social que va unido a políticas económicas como: aumento de
salarios bajos para empujar al comercio interno, el empleo repunta para las
clases bajas, y el impulso de la economía. En México sólo se mantienen el
impulso de políticas asistencialistas sin empujar al comercio interno, no hay
aumentos salariales significativos por lo que el comercio interno se encuentra detenido, y el empleo se ha mantenido igual que
siempre, bajo. El proyecto brasileño hace frente a circunstancias económicas
adversas, al ejercicio del poder durante 12 años lo que tiene un desgaste
político de la izquierda (PT), y se mantiene el cáncer de la corrupción entre
integrantes del partido en el gobierno.
Este experimento político enfrenta golpes del exterior que manipula
los mercados financieros en contra de ellos, los malestares políticos son
restregados al gobierno en el poder, genera carestía de productos básicos, y
estos errores tienen en los medios mediáticos una exacerbación para
denunciarlos. Esta situación no es casual, al observar a los gobiernos
latinoamericanos aliados en lo
económico y en lo político con
Washington y con Europa Occidental
como es el caso de México, Colombia y Perú, estos no se ven afectados por
esta corriente desestabilizadora, a pesar de que en estos países con sus
políticas neoliberales es evidente el desastre económico, social y político.
En el caso de estos países alineados, si nos enfocamos a las estrategias
militares dirigidas a las organizaciones criminales de delincuentes, se traducen
engraves violaciones a derechos humanos. Por lo tanto podemos deducir que
estas políticas en el continente americano se asiste a un programa
encubierto, para depurar y debilitar a los gobiernos que resulten incómodos a
los capitales trasnacionales, y jefaturas del poder occidental.
Estos factores pueden ser por la creación de un orden multipolar,
impulsados por Brasil al integrar su pertenencia al bloque BRICS, compuesto
por Rusia, India, China y Sudáfrica, para integrarse regionalmente en el cono
sur y ejercer su soberanía nacional, y tal vez por sus políticas de
redistribución y bienestar de la riqueza nacional. En el caso de México ha
llenado de petróleo y gas la piscina de los grandes consorcios
estadounidense, por lo que no se teme ningún ataque a excepción de la
política tipo nazi del payaso Donald Trump. Las políticas asistencialistas no
palian la pobreza ni la resuelven ya que no se tiene un proyecto sólido, es
solo propaganda social sin proyecto económico, esta situación no genera
empleos para los ciudadanos pobres y sus salarios son para aumentar el
hambre, sin resolver su situación crítica. Por lo que se deduce que es un
completo fracaso desde su concepción, desarrollo y objetivos falsos. Esta ola
desestabilizadora no llegará a México a pesar de la corrupción de la clase
gobernante, y sus intentos de satanizar a Andrés Manuel López Obrador, al
acusarlo de populista y dirigente mesiánico. En tiempos del expresidente
Felipe Calderón se le acusaba de un peligro para México, y esta política de
desacreditar al enemigo no les dará resultado, es más de lo mismo.
Juicio político a Dilma
Tal vez los empresarios tengan diferencias ideológicos con Dilma
Rousseff, pero los llamados a que sea sometida a juicio político los pone
nerviosos, lo que de hecho pone a la gobernante con un apoyo inesperado del
sector empresarial. A esta comunidad le preocupa que una salida traumática
convierta un periodo de incertidumbre política en una recesión que según los
expertos podría traducirse en una contracción de la economía de dos por
ciento para 2015. Este tácito respaldo de los grandes empresarios y un
acuerdo tentativo con un Senado rebelde podría ayudar a sobrevivir esta crisis
política, después de su segundo mandato de cuatro años. Afirma Alencar Burti,
presidente de la Confederación de Cámaras de Comercio de Sao Paulo;
“Necesitamos hallar una solución por encima de intereses personales”,
sostiene. La mayoría teme a la incertidumbre, a pesar de que algunos susurran
a los legisladores, que un juicio político resolvería la falta de
credibilidad. Aunque a esta campaña mediática del exterior se reúnen los
principales grupos industriales y la poderosa corporación de medios, Globo Comunicacao
e Participacoes, exigiendo un acuerdo
para asegurar la estabilidad económica y social.
A esta comunidad de hombres de negocios esperan que la presidenta
abandone su intervencionismo económico, pero Rousseff tiene el apoyo del
legislativo, y con una agenda de
mercados propuesta por el presidente del senado, Renan Calheiros, y además se
organiza una reunión con los líderes de las grandes compañías del país, en
busca de apoyo para revitalizar la economía. Este plan ya había sido
proyectado por la cúpula de hombres de negocios que lidian con el sistema
impositivo y la difícil burocracia brasileña.
Se impulsan permisos medioambientales via fast track, aumento de
garantías con el Estado y el proceso de cobro de impuestos sea más sencillo.
Tal vez estas medidas para impulsar la economía llegan tarde pero ayudaran al
empresario para que recupere la confianza en el Estado, según Paulo Protesio,
jefe de la Cámara de Comercio de Rio de Janeiro. Aunque sigue siendo una
amenaza el desafuero de la presidenta, debido a que los opositores argumentan
del beneficio de donaciones ilegales para su campaña política, pero Rousseff
tiene la esperanza de salir indemne debido a victorias políticas y judiciales
que derriban la votación del juicio político en el Congreso Nacional.
Brasil vive intentos de desestabilización por fuerzas foráneas que han
radicalizado sus demandas hasta llegar a impulsar la salida del gobierno de
Dilma Rousseff, meta a la que se unió
el político neoliberal Fernando Henrique Cardoso, que en su
administración pasada dejó saldo de una gran catástrofe tras su paso por la
presidencia. En suma se deja ver la presencia de este infame político en la
convocatoria de la extrema derecha en los mítines del domingo pasado, cuando
se unieron grupos promotores para restaurar una dictadura militar. Esto nos sugiere que mientras que los
gobiernos afectados sigan frente a los poderosos intereses de occidente, y
pretendan continuar con sus políticas sociales, y comerciales, seguirán con
las andanadas del exterior. Para mayor claridad, el proyecto del Partido del
Trabajo debe depurarse, e inventarse de nuevo para superar el desgaste político
y otro tanto deberá hacer, Argentina, Venezuela y Ecuador, pero deberán
superar sus antagonismos internos entre instituciones, recuperar la
iniciativa política, y proyecten este cambio en sectores de la población que
fueron ganados por oposiciones locales que fungen como golpeadores
profesionales. Se espera que el cono sur se consolide como un polo
articulado, y que no sufra una trágica regresión a las democracias de cartón
con pies de lodo, con orientación neoliberal, de signo oligárquico y
autoritario, o en el peor de los casos dictaduras militares que asolaban la
región, como hordas brutales y deseosas de sangre y muerte. (La Jornada, política,
p.p. 6-7, Julio 22, 2015).
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