Nacional/ economía
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Los desequilibrios en el gobierno mexicano
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México se encuentra rezagado
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Por: Carlos Damián Junio
18, 2016
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Se destina al sector agrícola 0.56% del PIB: OCDE
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México. -
Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (OCDE), el total de apoyos económico que se destinan al sector
agrícola de nuestro país equivalen a 0.56 por ciento del PIB, en contraste
con el 0.7 y 0.9 por ciento que se destina en naciones desarrolladas del
referido organismo. Respecto del
llamado PIB agrícola, los apoyos destinados a los campesinos o productores en
México equivalen al 9.2 por ciento, casi la mitad del 18.9 por ciento
aplicado en la Unión Europea. Las cifras constituyen un indicador claro de
los términos injustos e inequitativos
en que se ha incrustado a la economía nacional en el concierto global,
particularmente en lo relativo con la política agrícola y alimentaria.
Incluso en el contexto de una
organización como la OCDE, cuyo ideario neoliberal preconiza la apertura indiscriminada de fronteras a los productos alimentarios y
el abatimiento de subsidios o cualquier otro “instrumento de política
distorsionador del mercado”, queda de manifiesto que el promedio de países desarrollados
destina un mayor porcentaje que nuestro país de su riqueza a apoyar a su
sector primario. Lo que aparece detrás de esta aparente incongruencia sobre
el campo agrícola mexicano es un frio cálculo para acabar este sector
primario en México y que reviste este sector a los países ricos, pero que por
desgracia para la clase política mexicana, no tiene eco el hambre y la miseria para las autoridades mexicanas.
Se señala que en los pasados 30 años el monto
global de los apoyos gubernamentales destinados a los productores agrícolas
se redujeron a la mitad, al grado de que representan solo 17 por ciento del
ingreso agrícola bruto. Los apoyos a los campesinos y productores equivalen
en México a 9.2 por ciento del PIB agrícola, casi la mitad del 18.9 por ciento
aplicado en los países de la Unión Europea y similar al 9.4 por ciento
correspondiente a Estados Unidos, en tanto que en China llega a 21.3 por
ciento. La OCDE se congratula de que todos los países que la integran, entre
ellos México, han “avanzado en forma gradual para apartarse de instrumentos
de política posiblemente distorsionadores, como el apoyo a los precios y los
subsidios en insumos, en aras de políticas que no influyan directamente en
las decisiones de la producción agrícola”. Crítica que algunas economías
emergentes se muevan en dirección contraria a incrementar el uso de políticas
de apoyo vinculadas con los precios y la producción. “En los países
estudiados, 68 por ciento del apoyo a los agricultores se proporcionó en
forma de apoyo a los precios de mercado, pagos basados en la producción o el
uso de insumos sin limitaciones, lo cual distorsiona las decisiones de
producción y también mercados y comercio de forma considerable”.
México rezagado en apoyo
al sector agrícola
En este contexto de ceguera, esta falta de apoyo
más que una rebeldía a los preceptos del Consenso de Washington y de la OCDE,
es un acuerdo entre los respectivos gobiernos para acabar con este sector en
el menor tiempo posible, en consecuencia obligar a los miserables campesinos
mexicanos a competir en condiciones de
clara inequidad con productos importados, cuyos bajos precios están
respaldados en buena medida, por subsidios gubernamentales. Para naciones pobres y dependientes como la
nuestra, este escenario ha implicado una pérdida paulatina de soberanía y una
creciente dependencia, en contraste de lo que se produce en terceros países.
Todo lo anterior se traduce en un retroceso de la soberanía nacional y coloca
a las naciones ante el riesgo de sufrir desabastos severos, y en última
instancia, hambrunas. Desde la firma del Tratado de Libre Comercio de América
del Norte (TLCAN), y con especial énfasis a raíz de la entrada en vigor de la
cláusula de ese instrumento trilateral que libera de toda limitación el
comercio de granos, se ha insistido en la acuciante necesidad de fortalecer
la producción nacional, y de protegerla de importaciones baratas que si bien
tienden a frenar los precios a corto plazo, a la larga resultan desastrosas
para el abasto popular.
Sin embargo, existe contraste porque en las
economías emergentes los apoyos al sector primario subieron hasta aproximarse
al promedio de los países de la OCDE en contraste con los niveles muy bajos o
incluso negativos que registraban antes. Coloca a México junto a países como
Estados Unidos, Australia, Sudáfrica, Chile, Brasil, Colombia, Israel,
Kazajstán, Ucrania, Nueva Zelanda y Vietnam, que tienen “niveles de apoyo
inferiores y en algunos casos menores al promedio de la OCDE”. En el otro
extremo, los niveles más altos de apoyo al sector se reportan en Islandia,
Japón, Corea del Sur, Noruega y Suiza, mientras las naciones que conforman la
Unión Europea, así como la Federación Rusa y Turquía, comparten el promedio
de la OCDE, y China lo supera ligeramente. “En conjunto, los 50 países
incluidos en el informe de este año proporcionaron un promedio anual de 585
mil millones de dólares de apoyo a sus agricultores en el período 2013-2015 y
otros 87 mil millones de dólares para los servicios generales que apoyan al
sector”. En lugar de subsidios en insumos y apoyos en precios de productos
agrícolas otorgados directamente a los campesinos, que para el referido
organismo resultan “instrumentos de política distorsionadores del mercado”,
los gobiernos han optado por impulsar sistemas de innovación Para promover la
productividad y sustentabilidad en el sector primario, así como realizar
inversiones en educación e infraestructura, pero eso ha ocurrido en
diferentes grados en cada país.
El subsidio y el proteccionismo de cultivos
esenciales pueden parecer instrumentos obsoletos y contrarios a la lógica de
la disciplina fiscal; tienen a fin de cuentas, el sentido de asegurar la
alimentación básica de la población y de preservarla ante las fluctuaciones
de los mercados mundiales. Este gobierno mexicano, lejos de presentar como
solución las medidas que otros gobiernos han implementado confiando en la
poca memoria del ciudadano, y que han llevado a la ruina al campo mexicano,
lo necesario y suficiente es dar un viraje total en las políticas agrícolas y
económicas que desde el exterior los gobiernos extranjeros han tomado a
México como su campo experimental para ensayar toda clase de torpezas y
aventuras, para que los beneficiarios de estos experimentos trasnacionales
sean un puñado de empresarios, especuladores y un reducido sector
agroindustrial. Se recuerda que los apoyos económicos que recibe el sector agrícola en México equivalen a sólo 0.56
por ciento del PIB general en contraste con el 0.70 por ciento y el 0.90 por
ciento que destinan al mismo rubro países desarrollados que también
pertenecen a la OCDE, o con el 3,25 por ciento que aplica China, indica un
informe del organismo sobre 50 países que general la mayor parte de la
producción agrícola del mundo y entre estos se cuentan países asociados y
emergentes.
Cajón de sastre
Cientos de personalidades y organizaciones
académicas, eclesiales, populares, estudiantiles, de derechos humanos y
sociales de diferentes partes del mundo expresaron su rechazo a la campaña de
desprestigio y “la brutal represión que desde el gobierno federal se está
aplicando contra los maestros de México”. Rn un pronunciamiento, exigieron
que cese la represión contra el
movimiento magisterial y se establezca de inmediato el diálogo entre el gobierno federal y
representantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación
(CNTE), rama de la SNTE. “Pensamos que las autoridades deben de apostar al
diálogo, reconociendo las justas demandas laborales del movimiento
magisterial, y no a la fuerza para solucionar éste y cualquier otro
conflicto, sobre todo en un país marcado por la violencia y la impunidad”. (La Jornada, sociedad, p. 31, Junio 18,
2016).
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jueves, 30 de junio de 2016
México rezagado
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