Nacional/ política
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Esta administración debe analizar cómo se han
venido haciendo las cosas: MOC
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Falta de credibilidad
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Por: Carlos Damián Junio 21, 2016
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No es tiempo de destapes rumbo al 2018 ya que
esto traería encono
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México. -
Miguel Ángel Osorio Chong (MOC), secretario de Gobernación, admitió
que el presidente EPN debe evaluar las derrotas del PRI del domingo 05/06/16 y
cotejar los resultados con las acciones del gobierno. Por supuesto que
corresponde a los partidos políticos hacer el análisis de resultados, pero
también a un gobierno que fue postulado por uno de ellos; tiene que ver los
alcances de los resultados, cómo se han venido haciendo las cosas”, indicó.
En Querétaro pidió a los actores políticos y sociales privilegiar el diálogo
por encima de la confrontación. Después en conferencia de prensa, envió un
mensaje a los integrantes del gabinete presidencial, del cual es el
coordinador: “no es tiempo de destapes hacia la contienda de 2018, sino de trabajar
y dar resultados”. Pese a que en otras fuerzas políticas, como PAN y Morena
los interesados en la candidatura presidencial ya se han manifestado, MOC
dijo que los destapes, tanto en su partido como en su gobierno sólo traerían
encono y afectarían la labor en favor de la ciudadanía. Se comenta que los
están rebasando por la izquierda y por la derecha radical, y estos partido
distantes del gobernante PRI.
Después de la jornada electoral del 5 de junio,
en la que se renovaron gubernaturas en 12 entidades y se eligió a la Asamblea
Constituyente de la Ciudad de México, el titular de Gobernación, MOC, se
pronunció sobre los resultados de su partido en la jornada electoral del pasado domingo el
PRI, y dijo que se tiene que “hacer un análisis, ver los alcances de los
resultados, de cómo se han venido haciendo las cosas”. El contexto político en el que se produce
esta declaración es el procesamiento de los saldos desastrosos obtenidos por
el partido gobernante: derrotado en la mayoría de las elecciones estatales
–ganó cinco de 12 gubernaturas- y relegado a una irrelevante cuarta posición
entre los votantes de la capital, la corriente política del PRI se debate en
estas horas entre explicaciones demagógicas e insostenibles, como las que
vinculan el fracaso electoral con el anuncio, en mayo, de la iniciativa
presidencial para legalizar el matrimonio igualitario. Aunque en esta
circunstancia hay una cierta proclividad a responsabilizar de las derrotas a
los gobernadores estatales salientes. Sin perder de vista el poder de
caciques que ejercen los actuales gobernantes en sus respectivas entidades, y
sin desconocer el hartazgo de la ciudadanía ante la ineficiencia, corrupción
e impunidad que exhibieron los mandatarios durante sus gestiones, es
pertinente señalar que en las elecciones pasadas se percibió un juicio
reprobatorio hacia el gabinete presidencial que ha conducido al país en su
conjunto, y que aún no alcanza a ofrecer respuestas articuladas y congruentes
a los problemas de índole nacional.
Deformado rostro nacional
En las pasadas elecciones se mostró un deformado
rostro nacional, en las que se dibujan las lastimaduras de un cuerpo con lastimaduras
profundas. Esta decisión nos indica que el voto si cuenta aunque se encuentra
enjaulado por las trampas a que se sido sometido el ciudadano por la clase
política actual. Esta realidad no sorprende sino la participación de los
votantes que cumplió con su deber electoral. Los actuales mandatarios de los
estados no adicionan garantía alguna en cuanto a la administración
transparente, ética, y crecimiento económico. Tampoco los votantes son un
seguro para la continuidad del deterioro, eficacia, y honestidad, y el eterno
autoritarismo que imponen las autoridades. Los aspirantes políticos
derrotados se desconfía de su eficacia en varias materias que los votantes
solicitaron correcciones para sanear el panorama general. Tal vez los únicos
candidatos políticos que se distinguieron en presentar un panorama político
de oposición con reconocida solvencia ciudadana, fue Morena. En este panorama
político no se vio por ningún lado la calidad de la vida democrática nacional
ya que se volvieron a emplear los ya
conocidos trucos y trampas, denuncias estériles y los delitos electorales de
siempre.
En esta circunstancia de saldos electorales, se
tiene en esta prioridad a la falta de seguridad pública, y a la delincuencia
organizada. No se han planteado un deslinde respecto a la “estrategia de
seguridad” seguida por sus antecesores, de forma tajante y explícita para el
pueblo gobernado. El actual gobierno no es capaz de detener la violencia y
asesinatos seriales más allá del ámbito mediático; en cambio su
característica ha sido la de fortalecer tendencias represivas contra las
movilizaciones populares: masacres como las de Tlatlaya, Apatzingán y
Tanhuato, así como la atrocidad perpetrada en Iguala el 26 de septiembre de
2014 contra estudiantes normalistas de Ayotzinapa, estas agresiones tienen
lugar sin que las autoridades puedan impedirlas y en diversas regiones del
país predomina entre la población una sensación de desamparo absoluto ante la
delincuencia y de exasperación por los excesos policiales gubernamentales.
Entre la población persiste sin duda un profundo descontento por la
exasperante impunidad con que actúa el crimen organizado, la extendida
corrupción de la clase política y la falta de perspectivas de desarrollo
personal y social que ha sido el signo de las últimas décadas, pero se ha
acentuado de manera importante en los casi cuatro años transcurridos desde
que el PRI regresó a la Presidencia de la República.
Intervenciones políticas
Las intervenciones de los partidos del PRI, PAN,
PVEM, Panal, son un complemento de la compra y condicionamiento del voto, en
el raído escenario del panorama político actual, y que algunos aducen como
secuela inevitable de los ardores inherentes del poder, y suavizando las
críticas, se aducen que la supremacía del voto en determinadas circunstancias
se hace superable o inefectivo el fraude. En la oposición en la que se
encuentra Morena, se aduce que no
todos los partidos optan por prácticas viciadas políticas, como normalidad de
conducta partidaria. A esta oposición política se suma Morena que no entra a
esta rebatiña perniciosa, aunque los voceros oficiosos intenten ensuciar su
actuación con las mentiras de siempre, y es válida esta opción política
frente al conspirador partido gobernante y a pesar de todas las agresiones y
sospechosísimo conspirador esta opción política, el electorado ha venido
reconociendo su consistencia. Morena paso de lograr en su primera prueba 9
por ciento de los votos válidos en 2015 a 14 por ciento en 2016. Fue junto
con el partido de ultraderecha el único contendiente en lograr aumentar su
apoyo ciudadano. Todos los demás disminuyeron su tajada política en la
contienda electoral. El PRI se queda con un 24 por ciento, con muy poca legitimidad
para gobernar con desplantes poco consensuados, y autoritarios. Del 33 por ciento obtenido en 2015 pasó en 2016, a
30 por ciento. Este partido tricolor debería lanzarse a clarificar su
comprometida situación.
En este panorama declinante no hay una razón
válida que explique su prolongada agonía, pero la terca negativa para
enderezar la deshonestidad de sus militantes es suicida. En esta secuencia del
declinante poder político sobre el ciudadano, se tendría que explicar la
tenaz impunidad: una sábana con las que se cubren unos y otros y a los demás
de pasada, es esta impunidad con la que se eluden responsabilidades y escapar
de la ley sin castigo alguno. A lo anterior se adicionan los saldos de
descontento y malestar dejados por las reformas estructurales, las cuales no
han podido aumentar el número de empleos y la supuesta bonanza económica
jamás ha existido, más que en su enfebrecida mente, y en cambio sólo han
servido para introducir factores de tensión social y política, y se agrega la
eterna desmantelación de la propiedad pública aunado al poder económico del
gobierno, por lo que el gobierno al término de este sexenio quedará la
economía en pañales, y tirada en cualquier tubo de aguas negras. Se hace
procedente que el actual gobierno federal acusara recibo del clamor político
y pudiera componer el rumbo político, social y político de México. (La
Jornada, sociedad, p.p. 8-15, Junio 15, 2016).
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jueves, 30 de junio de 2016
Falta de credibilidad
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