Nacional
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México preocupa que vaya en sentido contrario a
las reformas energéticas de América del Sur
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Pemex muere
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Por: Carlos Damián 23 de Diciembre, 2014
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Al seguir el camino de México privatizando todo,
Bolivia lo hizo por 125 años y fue muy pobre
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México. - Hace años Bolivia
abandonó su ancestral sitio entre los países más pobres de Sudamérica. Ahora
con el proceso encabezado por el indígena Aymara, Evo Morales, se sitúa entre
las tres economías de mayor crecimiento en la región. El año próximo se
espera un crecimiento económico arriba de 5 por ciento en Bolivia y parte del
éxito se basa en su política de renacionalización de sus recursos naturales,
principalmente gas y minería. El vicepresidente Álvaro García Linares (AGL),
ve con preocupación cómo México, con su reforma energética privatizadora,
camina en sentido contrario, pese a ser potencia petrolera en el continente
americano. “Un país que entrega su patrimonio nacional a otras manos y que se
llevan las ganancias, tarde o temprano va hacia su empobrecimiento de la
sociedad. Ningún país debería dejar en manos de empresas extranjeras la
riqueza fundamental de su país. Bolivia lo hizo durante 125 años y nos
convertimos en el país más pobre del continente”.
El vicepresidente AGL no dice que el proceso en su país sea un modelo
a seguir, pero da cifras que pondrían verdes de envidia a los estrategas de
la gestión económica mexicana. La política nacionalizadora de hidrocarburos y
minas asustó en un principio a las inversiones extranjeras. Pero luego de un
breve tiempo de sequía empezó el auge. En 2013 el promedio de inversión llegó
a un mil 100 millones de dólares. En 2014, son un mil 700 millones de
dólares, un nivel histórico. “Suena poco, pero hay que tener en cuenta que
México tiene una economía 30 veces más grande que la nuestra”. Otros indicadores: crecimiento, 5.5 por
ciento para 2014, reducción de la pobreza, 20 puntos en seis años. Lo que
significa que 20 por ciento de los bolivianos han pasado de su condición a la clase media; reservas internacionales,
de 50 por ciento del producto interno bruto (PIB), una de las más grandes de
América Latina; una dinámica del mercado interno que les permite soportar la
caída de los precios del gas, que fue
de 35 dólares en 2008 a 60 dólares en 2011, y ahora está en 55.
Segundo paso
Pese a todo la nación pluriétnica de los Andes “no es una taza de
leche” y su proceso revolucionario está cruzado de contradicciones, de
“tensiones creativas”, como prefiere llamarlas. Este personaje de formación
matemática en la UNAM, le preocupa la situación absurda y ridícula de nuestro
país al regalar al extranjero nuestras reservas naturales energéticas. Añade
que Bolivia es un modelo a seguir de cómo negoció sus concesiones y contratos
con las empresas trasnacionales en las minas y el gas. En este procedimiento
de nacionalización se aplicaron dos procedimientos. En términos de la propiedad de gas, y petróleo en menor
medida, bajo tierra o en el ducto se nacionalizó todo. Ninguna empresa
particular puede inscribir los recursos que encontró en nuestro subsuelo en
la bolsa de valores como propios, y desde luego los indemnizamos.
Para las instalaciones y la maquinaria se firmaron contratos de
servicios. En exploración, las empresas buscan gas y petróleo. Si encuentran la materia es del
Estado. Nosotros decidimos a quién y en cuánto se vende. Por la maquinaria,
la tecnología y la mano de obra, se paga lo invertido y remuneramos con un
porcentaje de ganancia entre 10 y 154 por ciento de la renta. Se llama el
government take. El gobierno se queda con el resto. Además, está el régimen
estatal. Hay tres tipos de government take: el petrolero, entre 85 y 95 por
ciento; el minero, entre 55 y 65 por ciento, y el banquero, que es de 50 por
ciento. Eso nos ha permitido financiar todos los programas sociales. Antes la
proporción era a la inversa. La renta por la riqueza nacional salía del país
durante 125 años. Y éramos el país más pobre del continente; sus
representantes iban cada fin de año a Estados Unidos a pedir préstamos para
pagar salarios, porque teníamos una burocracia que nos estaba haciendo
marchas, manifestaciones pues no teníamos con qué pagar. Hoy día hasta
pagaremos doble aguinaldo.
Tercer paso
Todavía a la fecha hay gente que considera caducas nuestras ideas
nacionalizadoras. Aunque es digno decir que la nuestra no es una mirada
estatizante. Sabemos que en muchas cosas es mejor que el Estado no se meta
porque es demasiado burocrático, y a veces inoperante. Es bueno dar paso a la
iniciativa individual y extranjera. Pero está claro que en cosas decisivas de
la riqueza de un país, como son recursos
naturales, tiene que ser el país el que sujete las riendas, porque si no se
le escapa de las manos la conducción de su destino y el usufructo de unas
riquezas que no son renovables. Por otra parte nuestro país muestra a
diferencia del modelo mexicano de vender todo a los extranjeros, que hay otro
modo de hacer las cosas. No tendríamos estas tasas de crecimiento, de
superación de la extrema pobreza, de expansión, de bienestar colectivo de una
sociedad secularmente llevada a la miseria, si no hubiéramos tomado esa
decisión, que es, además, competitiva eficiente y atrae inversión
extranjera.
En nuestro país están invirtiendo, Total de Francia; Repsol, de
España; Petrobras, de Brasil, y recientemente, han desembarcado Synopec, de
China, y Gazprom, de Rusia. Tenemos a las cinco grandes en Bolivia. El segundo rubro de inversión es minería,
estaño y cobre. En el estaño hay dos minas estatales, pero ahora vamos a
pasar al área de fundición y darle valor agregado. Evo Morales comenzó su
primer período presidencial en 2006 y su segundo en 2011. En enero asume por
tercera ocasión. Ha expulsado al embajador de Estados Unidos, y ha enfrentado
intentos de golpes de Estado por conspiración de grupos de conservadores.
Pero también ha chocado con sus propias bases: hace dos años enfrentó
levantamientos de los indígenas del Tipnis/Territorio indígena del Parque
Nacional Isiboro-Sécure, en la Amazonia. También, hace un año, a los mineros
del estaño en Huanuni. Todo ello producto de las contradicciones naturales en
un proceso que pretende ser revolucionario, “que necesariamente tiene que dar
uno o dos pasos atrás para avanzar de nuevo”; resultado de tener una
“sociedad en movimiento” donde la gente, además de sus preocupaciones
cotidianas, tiene un poco de tiempo para dedicarle a la política.
“De pronto tenemos que en Bolivia hay 10 millones de especialistas en
gas, esto es toda la población, que tienen conocimiento técnico en fondos de
pensiones. La gente se ha politizado y eso es una virtud. Marxista clásico y
gramsciano, integrante del Ejército guerrillero Tupaj Katari (EGTK), y preso
político durante cinco años, ha formado mancuerna con el presidente Morales
desde que se lanzaron a la lucha política a partir de las guerras del gas, el
agua y la coca, en 2000, ahora que ejerce el poder pero se ha topado con
situaciones que no encontró previstas en la literatura política. Una de sus
experiencias con los Huanuni fue cuando se nacionalizaron las minas de
estaño, se controló la mina y se armó lo que llama “la autogestión más
radical del continente”. Ahora resulta que los mineros son los que deciden,
en que se gasta el dinero, pero también deciden qué hacer con las ganancias,
el ahorro y las minas después de todo son de los ciudadanos bolivianos. Qué
lástima que el gobierno de México vaya en contra de todas las experiencias
americanas y en contra de la evolución natural económica de un pueblo, aunque
Bolivia le enseña un modelo que funciona ellos insistirán en su modelo
fallido de seguridad, energético y financiero. Un mal cómico metido a
político. (La Jornada, política, p.p. 12-13, 22
de Diciembre, 2014).
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viernes, 26 de diciembre de 2014
Pemex muere
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