Nacional
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Calderón defiende la agenda ambiental pero en su
gestión aumenta los gases efecto invernadero
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COP20
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Por: Carlos Damián 16 de Diciembre,
2014
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El mayor emisor de gases contaminantes es Estados
Unidos, China y países europeos.
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México. - En Lima Perú acaba
de terminar la Conferencia de la ONU sobre el cambio climático, llamada COP20
(por sus siglas en inglés). Su objetivo era elaborar un esquema para lo que
debe ser el nuevo orden mundial sobre el calentamiento mundial que remplace
al protocolo de Kioto. Al ser aprobada en París en 2015 entre sus prioridades debe tener como
objetivo modificar el sistema actual de producción, causante del aumento de
un 2.2 por ciento anual en gases de efecto de invernadero. A este ritmo el
planeta subirá cuatro grados Celsius al final de siglo con los efectos ya
conocidos y terribles. Estos efectos son: mayor calor en las ciudades y
campo, migraciones masivas del campo invadiendo las ciudades por la falta de
agua, oportunidades de trabajo y hambre debido a que la producción de
alimentos se dejó de generar por un falso comercio internacional, nuevas
plagas y enfermedades terribles que no solamente las poblaciones africanas
están sufriendo, derretimiento de glaciares, las tierras cultivables se
reducirán debido a las sequías y excesivo calor.
En esta vigésima conferencia que concluyó en Lima después de 13 días
de negociaciones y 36 horas después de lo previsto se adoptó un documento que
establece la estructura que deberá tener el futuro acuerdo global sobre
reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, se adoptará otro en
sustitución del obsoleto realizado en Kioto. En el texto de Paris se reconoce
una responsabilidad común y “diferenciada” de los países frente al
calentamiento global y se insta a cada gobierno a asumir la responsabilidad
de reducir sus emisiones de gases contaminantes. Aunque los organizadores
dicen que fue un éxito, la mayoría de las organizaciones que dieron
seguimiento a las negociaciones manifestaron una gran decepción al término de
los trabajos. Los ambientalistas señalan que el producto de las dos semanas
de discusión no alcanza a formular ninguna acción específica y que deja todas
las decisiones importantes para el 2015 y sostienen incluso que los
participantes de las naciones antepusieron la conveniencia política sobre la
evidencia científica.
Tenemos tres grandes corporativos que tanto en, China, como Estados
Unidos y los países europeos con sus industrias además de Canadá y Japón
generan las dos terceras partes de los gases que contaminan al mundo y se
esperaba que esta reunión terminara bien a fin de asegurar la firma de un
acuerdo vinculante en París divulgando sus compromisos para reducir sus
emisiones de gases. El acuerdo se esperaba que fuera una limitación a dos
grados Celsius el calentamiento climático global pero sólo dijeron más de lo
ya conocido aunque el país sede hizo inversiones para que participaran más de
once mil visitantes pertenecientes a las organizaciones ambientales, delegaciones
oficiales y científicos enviados por sus países. Una de estas facilidades fue
un espacio dedicado a más de 200 reuniones, un cuartel militar donde el
gobierno de Perú se gastó casi 60 millones de dólares, en tal recinto el ex
presidente F. Calderón afirmó que el cambio climático debe terminar el tema
ambiental y declararlo como un tema de desarrollo, pues “no hay manera de
resolver el tema ambiental sin crecimiento económico”, declaró que “el mayor
enemigo de los bosques es el hambre”, y añadió, “la única manera de
desarrollo económico a largo plazo es solucionar el riesgo climático”.
Decepción
Este presidente en su discurso vacío, decía que se necesita establecer
un modelo económico enfocado en los riesgos climáticos, pero durante su
gobierno se deforestaron los bosques a un mayor ritmo, fallaron los programas
mediáticos de la reforestación de las selvas, se destruyeron grandes manglares
para construir hoteles españoles, y la corrupción siguió como un cáncer en
evolución. El modelo económico que él impulso aumentó la desigualdad social y
se concentró aún más la riqueza en el pequeño círculo de poder económico. En
resumen se dice que los acuerdos de COP20 son tan limitados que eluden ir al
fondo del problema, ya que desde que se estableció el protocolo de Kyoto para
atacar las causas básicas del calentamiento, el sistema económico de
generación de gases no fue modificado en ninguno de sus términos al contrario
fue consolidado para dejar sentir sus influencias hasta en las zonas más
recónditas del planeta azul.
El encuentro realizado en la capital peruana fallo con respecto a las
expectativas que generó, pero debe entenderse el hecho de que el fenómeno
climático que se está combatiendo tiene trasfondos complejos tanto políticos
como económicos y que las medidas no sólo son ambientales y científicas. Es
pertinente recordar, al respecto, el enorme desequilibrio que impera en el
mundo en materia de contaminación y degradación de los recursos naturales;
mientras Estados Unidos cuenta con 4 por ciento de petróleo, consume cerca de
25 por ciento del petróleo y carbón, es uno de los mayores emisores de gases
de efecto invernadero. Desde esta perspectiva no es difícil percibir como puede
establecerse un instrumento internacional que asuma su rol y norme la
contaminación ambiental de los países dentro del modelo de capitalismo
salvaje que impera en buena parte del planeta, que implica la sumisión de los
gobiernos a los intereses de los grandes conglomerados empresariales, para
los cuales contaminar es un gran negocio que permanece al margen de
regulaciones públicas que les restarían rentabilidad, y poder económico.
Miedo al futuro
En este devenir del capitalismo salvaje tenemos una de las campañas
del miedo recurrentes usadas por la burguesía, los empresarios y las
compañías trasnacionales, es el miedo al comunismo, el marxismo-socialista y
las políticas distributivas. Su discurso es sencillo, el triunfo político de
tales propuestas conlleva la aniquilación de la propiedad privada, que supone
la esclavitud moderna del obrero, y el control de sus sentimientos. El obrero
y campesino tienen a ser controlados por un sistema totalitario donde las libertades personales y la iniciativa
privada son un estorbo. Estos cyber-humanos piensan lo mismo y se visten
igual con marcas ya conocidas, y se visten de negro y blanco. En este
contexto de autoritarismo desaparece la alegría, dolor, sufrimiento,
dictadura y mediocridad. Con este esquema futurista y decepcionante se tendrán que inventar acciones
tendientes a combatirlo y cambiarlo. Se descalifican otros modelos económicos
y se odia al marxismo, socialismo y
comunismo; hay una agresión sistemática y metódica hacia sus militantes, y
sus propuestas son combatidas y desechadas. Si no se obtienen resultados
firmes se hacen planes de campañas de publicidad de la derecha en tiempos
electorales, y el miedo institucional se orienta hacia estrategias donde el golpe de estado es la solución
para frenar un futuro complicado y horrible. A fin de cuentas la sociedad es
secuestrada en nombre de la salvación eterna y dulce.
En esta circunstancia resulta difícil suponer a un gobierno dispuesto
a las normas y negociaciones entre gobiernos e ir a París en la COP21 y
puedan modificar sus intereses económicos globalizadores y depredadores de
los países que tienen este poder. Ante esta sucia situación visualizamos a
los ciudadanos en conjunto en su acción colectiva para derrotar a la
indolencia gubernamental contra la acción devastadora de los corporativos financieros como el único
curso de acción posible para frenar la destrucción ambiental y para inducir
un modelo obligando a que las naciones más prosperas cambien su consumo y
producción de sus grandes industrias para que evitemos todos la catástrofe
climática global. (La Jornada, política, p.p. 2-24,
13 de Diciembre, 2014).
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viernes, 26 de diciembre de 2014
COP20
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