Nacional
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Decisión equivocada del mundo musulmán
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Je suis
Charlie
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Por: Carlos Damián 18 de Enero, 2015
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Los hijos mataron a los hermanos
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México. - La Comisión
permanente del Congreso de la Unión condenó los ataques ocurridos la semana
pasada contra el semanario francés Charlie Hebdo y legisladores de distintas
bancadas –excepto PRI y PVEM- señalaron que México también debe hacerse cargo
de resolver los cientos de asesinatos
y agresiones contra periodistas mexicanos. En tribuna la diputada Nelly
Vargas (MC) sostuvo que según datos de la CNDH, desde 2000 en México han sido
asesinados 97 periodistas; en 10 años otros 22 están desaparecidos, y desde
2006 se han reportado 42 atentados contra instalaciones de medios de
comunicación. Angelino Canal (Panal) resaltó que los hechos ocurridos en
Francia “deben ser un llamado de atención para México” para abordar los
ataques y los periodistas con toda responsabilidad. Este escrito es con
motivo de la tragedia del semanario Charlie – Hebdo (C-H). Esta tragedia
obliga a repasar una de las frases de la revolución francesa y más
republicana: legalidad, igualdad y fraternidad. El pueblo de París salió a
las calles, por millones el domingo 11 de enero y esta manifestación fue en
solidaridad con los periodistas asesinados y en defensa de la República y de
los derechos y libertades sin
distinción de religión, profesión, nacionalidad, sexo y profesión.
Los asesinatos de los periodistas de C-H han impulsado globalmente el
debate sobre la libertad de expresión y sus límites. Para algunos la libertad
debe ser irrestricta, ya que es un gran éxito en la construcción de
sociedades horizontales. En cuanto a otros dicen que esta libertad debe tener
un reglamento para refrenar la lengua de aquellos que blasfeman a Dios, y en
su caso insultan y se burlan de otras religiones. Sin duda profirieron palabras injuriosos en contra
del profeta Mahoma. Los periodistas estaban conscientes que caricaturizaban y
que millones de musulmanes se sintieron ultrajados, y burlados con el sarcasmo
francés, pero reivindicaron su derecho al blasfemar contra representaciones y
símbolos sagrados. Sus punzantes caricaturas no se quedaban en el terreno de
lo político, invadían el terreno religioso, político, económico y
sociocultural. Sus cartones y tiras cómicas estaban dirigidos hacia encumbrados
magnates empresariales, políticos y reconocidos socialités. El humor de estos
periodistas es ácido, con ironía mordaz y cruel que tiene ejemplos en
distintas partes del mundo y su humor ridiculizaba a los representantes de estos poderes en la sociedad
francesa. Sin embargo tuvo repercusión y el salvaje atentado de la masacre en
las instalaciones de la publicación francesa, es un caso límite. En este
punto de quiebre pagaron un alto precio los periodistas que desnudaban con su
humor los excesos de estos fanáticos islamistas, ya que al parecer los
integristas se pusieron en acción el 7 de enero en París, apoyados por el
gran movimiento religioso, económico y político de los creyentes del profeta
Alá.
Con esta acción los ciudadanos de Francia impidieron que políticos y
gobernantes de cualquier color hicieran suya la demostración con el mantra:
“yo soy Charlie”. Estas palabras también toca nuestro corazón si recordamos
el reciente mantra mexicano, “todos somos Ayotzinapa”, que mueve
sentimientos, acciones y recuerda la violencia, desapariciones y miles de
muertes hace que la sangre de nuestros muertos nos envuelve como un
holocausto. En Francia se vive la consigna de un librepensador, han aprendido
a prescindir de Dios y a detestar el poder y su gozo perverso. El amo de todo
investigador, profesor y estudiante libertario es el saber. Esta retórica le
da coherencia al raciocinio, los tranquiliza y la situación social lo
legitima. Ellos han recibido una agresión, han sido blancos de un atentado y
esta audacia que comparte una total insolencia, los ha herido, y ha herido a
los periodistas que son autores de Charlie-Hebdo, ya que esta revista
compartía los valores franceses, reírse de nuestra propia coherencia, con
sarcasmo y burla. Todos estos franceses no han impedido que su trabajo cambie
su punto de vista, y más allá de sus comodidades y contingencias materiales,
que algunas veces no tienen, esto no impide tener vacaciones. Aunque vivan en
medio de libros los intelectuales, los profesores que frecuentan a personas
educadas, refinadas, elegantes y cultas.
Estos profesores consideran obvio a la libertad encabezando al pueblo
(pintura de Eugène Delcroix, 1830) y Candide de Voltaire son parte del patrimonio de la humanidad. En el Discurso de Dakar lo
explico el presidente francés Nicolas Sarkozy en la Universidad de Dakar,
Senegal, 2007; donde declaró que “el drama de África es que el hombre
africano no ha entrado bastante en la historia”; ya es hora de que este grupo
de ignorantes conozcan a Voltaire. Estos asesinos de Charlie han perpetrado
una serie de muertes abominables, pero más terrible es que ellos hablen
francés y con el acento de los suburbios de París, al escuchar lo que traman
estos ignorantes, los trauma porque se parecen a nuestros alumnos, y al
repasar sus palabras los hace sentir culpables, a pesar del compromiso
cotidiano de estos profesores, investigadores no se sienten librados de este
garrafal error. Tal vez han dejado de lado el compromiso de los valores
republicanos, tal vez estos funcionarios de un Estado no cumplen con sus
cotidianas obligaciones; los ciudadanos franceses es normal que se quejen del
aumento de impuestos, son contribuyentes que pueden sacar de las exenciones
fiscales, y que han permitido que el individuo prevalezca sobre lo
colectivo; estos ciudadanos franceses
no intervienen en política y a veces se burlan de quienes lo hacen; tal vez
estos investigadores, profesores y estudiantes han aprendido a prescindir de
Dios y a detestar el poder y su gozo perverso, y tal vez son responsables de
esta situación.
Los periodistas de Charlie-Hebdo son nuestros hermanos, y ciudadanos
franceses y como hermanos los lloramos. Los asesinos eran huérfanos, criados
en internados bajo tutela del Estado, aún así podemos considerarlos como
hijos de Francia, y así estos asesinos han matado a sus hermanos. Se ha
configurado un holocausto francés, y en cualquier cultura provoca un
sentimiento de vergüenza y pena que ha provocado un sentimiento difícil:
vergüenza y cólera. Con estos encontrados sentimientos se acusa a otros, pero
es un escupitajo que se lanza al aire y se les devuelve y los ensucia. En
ninguna parte del mundo ni los ciudadanos franceses hablan de esta vergüenza,
nadie quiere asumir esta responsabilidad, y es del Estado al instruir a
sicóticos, imbéciles y locos, que al final se convierten en juguetes de
manipuladores perversos. En este contexto de instrucción se observa la
responsabilidad de la escuela a la que se le privan los medios y apoyos
económicos; se incluye la responsabilidad de una política urbana que
estaciona a los esclavos modernos entre los cuales se pueden mencionar: los
indocumentados, los migrantes sin nombre, aquellas personas que no tienen
credencial de elector, los que no
tienen licencia de conducir, y hasta aquellos que carecen de dientes, y viven
en alguna cloaca suburbana, (La Jornada, Adolfo Gilly),
Lo que mató a los periodistas fue la reacción fanática de los
criminales del Isil. No creemos que el fanatismo sea un atenuante, sino el
grave motivo que impide construir sociedades diversas, y que los franceses se
consideran multiculturales. El itinerario de estos irreverentes que no
respetan la jerarquía, y el sentido del humor francés. Del tintero sale a
relucir un libro: How the idea of
Religious Toleration Came to the West, de Perez Zagorin, Princeton University
Press, 2003.No dejemos de mencionar a los políticos corruptos, a la
impunidad de la que gozan a pesar de que son rateros de cuello blanco, los
políticos actuales que nunca comprendieron que los valores se practican con
el ejemplo. Abran los ojos y aumenten la visión de los ciudadanos franceses
para que traten de comprender cómo se ha llegado hasta aquí y en consecuencia
tratemos de construir una sociedad, laica, libre, culta, igual y más
fraternal. (La Jornada, política, p.p. 2-17, 21
de Enero, 2014).
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viernes, 27 de febrero de 2015
Je suis Charlie
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