Internacional/Centroamérica
|
Huyen de sus países a causa de la pobreza y la
violencia, “si vuelven los matan”
|
Perseguido por Maras
|
Por: Carlos Damián 22 de Octubre,
2015
|
De los huidos de Centroamérica, sólo uno de cada
cinco consigue el estatus de residente
|
México. - Alicia Vázquez nunca
ha estado en la ciudad de México pero allá quiero ir: “Es una ciudad grande.
Nos dicen que por la central de Abastos hay donde que vivir. Alicia y Chuy Benavides Saldaña, sus esposos viajan acompañados por
su hijo de 10 añitos de edad”. En cuatro pases dibujan el panorama aterrador
que los sacó de El Salvador: se incluye a pandilleros de Maras atacando su
barrio vestidos de soldados y
policías, la prohibición de usar el pelo teñido de rubio o vestirse de
amarillo o rojo, el peligro de muerte. Alicia
y Chuy trabajaban en un hospital en
Ciudad Delgado. Él estudiaba ingeniería en sistemas. Salieron de su país para
preservar sus vidas luego de que una pandilla los amenazó directamente. Con
300 dólares en el bolsillo ellos eran de los “pudientes”. . En promedio, los
migrantes que se aventuran por la antigua ruta del tren salen de sus países
de origen con entre sesenta y ochenta dólares. De las historias que
circulan en las casas refugio, la número 72 es la más afortunada. En el
Naranjo, pueblo de Guatemala, tomaron una lancha que los acercó a territorio
mexicano.
Refugio #72,
en Tenosique, Tabasco
La pareja originaria de la nación-estado de El Salvador, guarda como
un tesoro el documento que ampara su estancia en México como solicitante de
refugio, con la firma de un funcionario del Instituto Nacional de Migración,
en Acayucan pueblo de Veracruz, lugar adonde no pueden ir sin arriesgarse a
ser detenidos. El documento que portan les permite moverse, cuando mucho
hasta Villahermosa. Hace poco fueron al municipio de Emiliano Zapata, donde
el gobierno mexicano construye un búnker
que brilla todas las noches y obliga a los vehículos a meterse a un laberinto
para ser revisados. Alicia habla de un país impenetrable, y dice: “Ya vimos
los retenes”. A ellos no les interesa Estados Unidos, por su sistema social,
económico y con muchos requisitos para ser residente americano, y han
decidido ser mexicanos, aunque saben que es difícil en estos tiempos ya que
el imperio del Norte impulsa a México a cerrar su frontera del sur,
recorriendo su frontera sur con el rio Grande, hacia México mediante su
Iniciativa Mérida. En el refugio 72, en Tenosique Tabasco, le han informado
que el gobierno federal acepta muy pocas solicitudes de refugio.
Esta lentitud burocrática para los centroamericanos tiene su
explicación, debido a la escasa cantidad de burócratas en todo el país con
apenas tres oficinas: Tapachula, Acayucan y el Distrito Federal. En nuestro
país se tiene la Comisión Mexicana de Ayuda de Refugiados (Comar) recibió el
año pasado 2 mil 137 solicitudes concedió refugio sólo en uno de cada cinco
casos. La pareja anteriormente citada
sabe que tiene que esperar, confiar y rezarle al santo de su devoción.
“México es un país muy grande y hay lugares donde se puede vivir, nuestro
país es muy pequeño y no tenemos donde escondernos de la injusticia”. En otra
historia, se tiene a Fita que estuvo a punto de morir en
Progreso, Yoro, Honduras. Cuando se le recuerda el nombre del golpista
Micheletti (Roberto), suelta una carcajada recordando la matanza en esos
tiempos. Tiene 24 años, las cicatrices de 18 tiros que ordenó el jefe de una
pandilla Mara y recuerda su breve
historia de sexoservidora. El pandillero lleno de tatuajes le dijo con ronca
voz: “serás mía o de nadie”, ante de dispararle a sangre fría.
Se ha
terminado el sueño americano
En Yoro se dedicaba al servicio más antiguo del mundo; “al
sexoservicio y en el día vendía lotería (diaria)”. Tardó tres días en
recorrer el infierno de los migrantes para poder estar en territorio
mexicano, apenas cruzan la frontera Sur con 60 kilómetros que separan el
pueblo de Tenosique de la línea fronteriza, y cuando llega a este pueblo
mexicano la asaltaron y le arrebatan lo poco que le quedaba en su
faltriquera. Pero en estos tiempos del lado mexicano, realiza labores
artesanales al hacer florecitas de fantasía para venderlas en las calles,
mientras espera que las cicatrices de la violencia sean argumento suficiente
para que México le otorgue la condición de refugiada. Esta chica está
haciendo tiempo en el refugio 72 con su documento: una solicitud de asilo que
guarda con celo y cariño. Esta chica tiene un tío en Estados Unidos, pero no
lo buscará porque quiere quedarse aquí, donde conoció a otras personas
transgénero que supone están felices en Monterrey.
Coque Echeverri (CE) lleva pocos días en el albergue de los jesuitas y
asume tareas de líder. Los migrantes en este refugio todos los días vienen y
se van lo que hace que los liderazgos duren poco. CE y dos amigos salieron
juntos de Coyagua, en las inmediaciones de Tegucigalpa, por amenazas de las
pandillas. De palabra fluida y piel blanca explica cómo funciona la casa
refugio que describe el clima de persecución que desde el golpe de Estado
padecen activistas, estudiantes y maestros de honduras. Nos platica la
historia de cómo junto con sus amigos hicieron un documental sobre el rechazo
a las órdenes de los Maras: “en la película dijimos que no nos doblegarían y
lo subimos a YouTube”. Eso fue suficiente para que un día después nos cayeran
los pandilleros, pero a la mañana siguiente ya estaban en la frontera
conservando la vida. “Tuvimos que bajar el documental de las redes de las
amenazas. Por eso ahora estoy esperando que me manden el CD, para presentarlo
como prueba en la solicitud de refugio que tengo en la Comar”, dice Coque.
Aunque aclara que ya no quieren ir a la “pesadilla americana”, lo “que quiero
es quedarme en México, me brinda la oportunidad, y me iré a vivir a la Ciudad
de México”, (La Jornada, Arturo Cano).
Para el investigador Alex Olayo, es una persona que ha recorrido las
rutas migratorias durante un año, y nos comenta que es mayor la cantidad de
centroamericanos que huyen de la violencia y de las amenazas de reclutamiento
de los pandilleros dueños de vidas y de haciendas. Se ha topado con familias
enteras que huyeron por las amenazas de las pandillas que reclutan a sus
hijos de 9 años sin importar las quejas de los padres, y de la sociedad. El
jesuita dice que el número de migrantes huidos de su país aceptados en
condición de refugiados, “es ridículo frente al grueso de solicitudes” y el
gobierno está pasando por encima de la Convención de Cartagena, de la que
México es firmante. “La decisión es discrecional: se suele pedir a los
migrantes que documenten cómo los
están amenazando”. “Dame una prueba de que mataron a tu pariente”, les dicen,
“cuando la convención establece que la fuerza de las pruebas no tiene que
recaer en el solicitante”. Una vez que rechazan la solicitud del migrante,
naturalmente se queda en México en situación irregular que regresar a un
lugar donde le espera la muerte. Para Ramón Márquez, director del refugio 72
la casa en Tenosique, Tabasco ha dejado de ser una estación de paso para
convertirse en “campo de refugiados”. Cada vez se queda más gente y por más
tiempo. “El estancamiento es preocupante porque al no haber un plan de
inserción van a aparecer conflictos, tensiones, y discriminación”. Será por
eso que el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, con
oficinas diplomáticas en el Distrito Federal y en Tapachula, está comenzando
a abrir una sede para casos prácticos, en Tenosique Tabasco, México. (La
Jornada, politica, p.p. 4 – 5, Octubre 21, 2015).
|
|
jueves, 29 de octubre de 2015
Perseguido por Maras
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario