Nacional / Economía
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Grupos privilegiado influyen en salarios: Moody’s
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Desigual funcional: México
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Por: Carlos Damián Abril
29, 2016
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Se agrava disparidad en el ingreso por acciones
del gobierno que privilegia al uno porciento
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México. -
José Alfredo Coutinho (JAC), director para América latina de la
consultoría especializada Moody’s Analytics, es reconocida como una empresa
líder en asesoría a inversionistas la realización de análisis de riesgo y la
“calificación” de bonos gubernamentales, esto se afirma debido a la
disparidad del ingreso y no es la “existencia
de una clase capitalista sino la existencia de privilegios y la forma en que el gobierno asigna los
contratos a grupos privados, que son los factores que aceleran la acumulación
de riqueza en pocas manos y dejan fuera al resto” de la población. Asimismo,
consideró que el sistema político nacional está integrado “por un reducido
grupo de privilegiados y la clase política”, y señaló que los salarios de los
pertenecientes al sector privilegiados de la población se basan “en factores
como el nivel de educación y sus amistades con los dueños del capital”, así
como por las recomendaciones políticas”. Es la descripción precisa de una
oligarquía. Entre las cifras mencionadas por el ejecutivo destaca la ínfima
participación de los salarios como proporción del producto interno bruto
(PIB); apenas 20 por ciento y muy por debajo de Chile (35 por ciento), Canadá
(50 por ciento), y Estados Unidos (55 por ciento).
La remuneración que recibe el conjunto de
trabajadores en México representa una cuarta parte del valor de los bienes y
servicios producidos en el país en un año. En Estados Unidos y Canadá, los
principales socios comerciales, la proporción se eleva hasta 55 por ciento
del valor de las economías. La baja participación de los trabajadores en los
dividendos de la economía pone de relieve que el problema de la distribución
del ingreso está más relacionado con los privilegios de la élite económica y
política que con las habilidades de los asalariados. La disparidad del
ingreso en México “no es resultado de que los ricos sean más productivos,
sino consecuencias de un sistema político integrado por un reducido grupo de privilegiados económicos y la
clase política”, apuntó JAC. Los
trabajadores en México son pagados, en su mayoría, de acuerdo con las
habilidades que tienen, tanto físicas como para desempeñar su labor. Mientras
tanto, las clases privilegiadas reciben ingresos basados en factores como el
nivel de educación “y sus amistades con los dueños del capital, así como las
recomendaciones políticas”.
De ello se desprende que los castigados ingresos
de los sectores populares representen una parte minúscula del quehacer
económico y los ingresos de los mejores pagados dependen no tanto de la cualificación,
sino de su pertenencia a una élite político-empresarial y de sus vínculos
sociales y familiares. No es de sorprender, por ello, que el mercado interno
se encuentre deprimido y desarticulado, un factor que impide y seguirá
impidiendo tasas mínimas satisfactorias del crecimiento económico. No es de
sorprender que estas familias, tengan al frente de empresas e instituciones,
a muchos tontos directivos ineptos, llegados a su cargo por recomendación o
compadrazgo El tipo de organización de
la desigualdad permite comprender a cabalidad la disfuncionalidad económica
en que se encuentra sumido el país y la persistente incapacidad de la clase
política y empresarial para detonar una reactivación económica al ritmo que el país requiere, si
no para mejorar las condiciones de vida de la mayoría de la población, al
menos para evitar que empeoren. El hecho es que a lo largo del ciclo de gobierno
neoliberales, 46 años de sufrir a estos ineptos y torpes directivos y
gerentes de empresas, por esto México no ha sido capaz de crecer al ritmo
necesario ni siquiera durante un año; que en ese período el poder adquisitivo
de los salarios no ha cesado de disminuir, y las inveteradas desigualdades se
han convertido en una factura social cada vez más inocultable. Por lo demás,
ese lapso coincide con el florecimiento de las organizaciones delictivas, la
generalización de la violencia y la inseguridad, la creciente desintegración
social y la crisis de derechos humanos que padece la nación.
Las disparidades ya mencionadas en la
distribución del ingreso son explicadas generalmente a partir de factores económicos, políticos
y sociales. Sin embargo, pueden ser agravadas por acciones del gobierno que
promueven privilegios para algunos grupos la existencia de obstáculos a la
libre competencia, incluido un bajo
grado de desarrollo, también explican la inequidad artificial. Cuando
un país trata de ampliar su apertura económica, pero ésta es acompañada por
la concesión de privilegios y el uso del poder, la acumulación de riqueza se
concentra en pocas manos. La desigualdad en la distribución del ingreso en
México puede ser explicada por todos estos factores”. La distribución del
Ingreso es mejor en las economías con mayor grado de libertad y justa
competencia. En sentido inverso la distribución del ingreso es más desigual
en países de menor grado de desarrollo y larga tradición de proteccionismo e
intervención gubernamental. Similarmente en Estados Unidos el conjunto de
remuneraciones pagadas a los trabajadores
equivale a 55 por ciento del
valor de su economía, medido por el producto interno bruto (PIB). Esa
proporción es de 50 por ciento en Canadá y de 25 por ciento en México. La
menor participación del salario de los trabajadores mexicanos en la economía,
respecto de lo que ocurre en Estados Unidos y Canadá, los otros integrantes
del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), nos “ilustra una
disparidad en el ingreso que favorece más al capital en el país menos
desarrollado”.
El ingreso promedio de la décima parte de
familias más pobres en México cabe 25
veces en el ingreso promedio del 10 por ciento de las familias más
acaudaladas, de acuerdo a datos de la OCDE. Para el promedio de las naciones
que integran esa agrupación, la relación es nueve veces. El problema detrás
de la forma en que se distribuye el ingreso, no es la “existencia de una
clase capitalista, sino la existencia de privilegios y la forma en que el
gobierno asigna los contratos a grupos privados, que son los factores que
aceleran la acumulación de riqueza en pocas manos y dejan fuera al resto”.
“Si loa desigualdad en la distribución del ingreso se ha agravado en las
décadas anteriores, no ha sido por las leyes inherentes del modelo económico,
sino más bien a consecuencia de regulaciones inconsistentes fuertes que
aseguren las mismas oportunidades para
todos y la aplicación de las leyes por igual”. La redistribución del ingreso,
aseguró, no debe ser entendida como la expropiación de riqueza a los más
acaudalados, pero sí como la creación de un sistema fuerte que asegure que
las reglas son válidas para todos, que promueva la igualdad de oportunidades
y garantice el acceso de todas las personas a la justicia.
No deja de resultar paradójico que la señal de
alerta provenga, de consultorías claves para la operación del neoliberalismo financiero. Esta
situación que sufre México con su sistema económico y social fue operada por
un grupo político-empresarial oligárquico, antidemocrático y opaco, por lo
que esta situación se traduce en una disfuncionalidad grave y abismal. La
situación es terrible y el resultado social está a la vista por lo que la
nación lleva un rumbo de ingobernabilidad, barbarie y desarticulación enorme.
Es urgente que el ciudadano entienda el peligro en que se encuentra
inmiscuido y se emprendan cambios en el terreno de políticas sociales y
económicas para reducir esta desigualdad que lacera al pueblo mexicano. (La
Jornada, economía, p.p. 2-22, Abril 27, 2016).
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sábado, 30 de abril de 2016
Desigual funcional
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