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El agresivo
Lozano
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Por:
Carlos Damián
27 de abril, 2020
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México.
– Gilberto Lozano, fue parte del gabinete del Vaquero Loco, Vicente Fox, en
la Secretaría de Gobernación junto con Santiago Creel: fue Oficial Mayor de
la Secretaría que hace los trabajos sucios en el gobierno federal a partir
del año 2000. Es Asesor en COPARMEX, grupo de “empresarios” que financiaron
la guerra sucia en contra de Andrés Manuel López Obrador y también fueron
quienes impulsaron las reformas energética y laboral cuyos resultados han
llevado a la quiebra a los mexicanos y aumentado desmesuradamente la miseria
en el país.
Este farsante, Lozano González, pide que los regidores no deberían cobrar: pero cuando fue parte del gabinete de Vaquero Loco, Vicente Fox, se agenció de un sueldo superior a los 200 mil al mes y luego se consiguió un suculento bono por su “desempeño”. Sus vínculos sospechosos son: su brazo derecho, Julián Lebaron –saboteador y terrorista de derecha- y Emiliano Salinas Occelli –hijo y heredero del negro historial y estilo de su padre Carlos Salinas de Gortari y su tío, el matón Raúl Salinas-.
Este
farsante, sucio y nefasto conservador, trae una campaña que se reduce a: Venta
del producto (“Congreso Nacional Ciudadano”); Ausencia total de propuestas
serias (“hay que tumbar a los políticos”) para generar confusión; Aplicar una
Terapia psico-social de lavado de cerebro (“piensa en los leones”); Desviar 5
millones de votos (para dividirlos y beneficiar a Margarita Zavala o al PRI).
Gilberto Lozano es quien encabeza hoy en día la guerra sucia contra AMLO. El
Consejo Coordinador Empresarial está detrás: fueron quienes organizaron la
guerra sucia contra López obrador hace 10 años, y hoy están de nuevo haciendo
lo mismo por internet, utilizando los mismos argumentos. Pretendió desviar 5
millones de votos para el 2018, con el fin de que Margarita Zavala (la mujer
del borrachales Felipe Calderón) llegue sin problema a la presidencia de
México, o al menos que esos votos se dividan para pan y PRI. La élite
empresarial de donde sale y se sostiene a Gilberto Lozano, son quienes más
ganan de la corrupción del gobierno, ya que les perdonan pagar los impuestos
(la élite empresarial debía a fines de 2013, más de 215,000 millones de pesos
en impuestos) al fisco. Impuestos perdonados en las 10 empresas más poderosas
de México; por eso AMLO es un peligro… pero para los privilegios de estos
sátrapas que financian a Gilberto Lozano. (Tomado del muro de Emanuel Ruiz
Subiaur).
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Era inevitable: tarde que temprano, la cúpula
empresarial mostraría el cobre. Por eso, no sorprende su atrabiliaria
reacción tras la negativa presidencial de acatar sus recomendaciones para
atender la crisis transitoria: quieren un plan de apoyos e incentivos para
sortear la pandemia que contemple a los grandes conglomerados, porque ellos
entienden que son los que "dan" empleo, nunca que sus ingresos y
por tanto, las inversiones y empleos que crean son gracias a la sociedad que
les consume sus productos y servicios, aquí y en cualquier país (en los que
por cierto, los impuestos suelen ser más costosos, hablando de los miembros
de la OCDE, por ejemplo). Quieren la receta de siempre: deuda pública, 1
billón de pesos para ser exactos, que sea endosada a tos los mexicanos, pero
que les beneficie a ellos directamente.
Por el contrario, solo recuerda la fábula de la
rana y el alacrán, porque los barones no están acostumbrados a una negativa,
menos si ella proviene de un personaje político al que abominan.
De hecho, en los círculos de la alta empresa se
elaboran planes y se hacen apuestas para encontrar la forma ideal de tirar a
López Obrador, lo que de inmediato trae a la memoria las prácticas de los
encapuchados de Chipinque (Luis Echeverría dixit), en Monterrey (mediados de
los años 70), y los participantes en Atalaya: México en libertad (reunión de
los barones en la Hacienda Galindo, Querétaro, en el gobierno de López
Portillo), que al final de cuentas se trata del mismo equipo (antes y hoy).
Carlos Salazar Lomelín, la cara visible del Consejo
Coordinador Empresarial (CCE), (otrora compa –hombro con hombro– del
presidente López Obrador) anda desatado y ahora aconseja a sus neo
encapuchados que se organicen y le metan billete para tumbar al tabasqueño,
pero, eso sí, de forma democrática. De acuerdo con la versión de los
herederos de Chipinque y Atalaya (histéricos cónclaves complotistas para
mostrar músculo; muchos de los apellidos participantes en aquellos encuentros
se repiten ahora, con sus juniors respectivos), el quid del desencuentro
entre el Presidente y la cúpula empresarial es que el plan de reactivación
económica no incluye lo de siempre, lo mero importante: el salvamento de los
barones, el erario a su disposición, condonación fiscal y, desde luego, pase
de factura a los jodidos, con un billón de pesos en nueva deuda pública. Nada
de eso considera, de allí la pataleta. Y es entendible, porque es la primera
vez que les sucede, cuando menos en los últimos cuarenta años. Los barones
dicen que carecen de liquidez para enfrentar la crisis, que son pobres,
aunque de buen corazón. Y muy católicos, por si faltara algo. Entonces,
deberían ejercitar la memoria para recordar los 78 mil millones de dólares
que mantienen depositados en el sistema financiero estadunidense (la información
es del Banco de México) o las fortunas de cuento de hadas que resguardan
-libres de impuestos- en los paraísos fiscales (todas ellas amasadas en este
país de nacos) a las que podrían darle un pellizquito para financiar sus
necesidades. Pero no: si de ese tipo de ejercicio se trata, entonces la
memoria permanecerá bloqueada, como la relativa al cumplimiento fiscal.
Si de memoria se trata, el presidente López Obrador
le pidió al presidente del Consejo Coordinador Empresarial que se la
refresque a un grupo de sus agremiados: le vamos a pedir a Carlos Salazar Lomelín
que hable, que los convenza, con los dueños de las grandes empresas que deben
dinero a la hacienda pública, porque si nos pagan tendríamos muchos más
recursos para apoyar a las Pymes. En el detalle, el mandatario explicó que
hay 15 grandes contribuyentes que, incluyendo multas y recargos, deben, según
las cuentas del SAT, 50 mil millones de pesos (en impuestos). Entonces, si
hablo de que vamos a entregar créditos a un millón de pequeñas empresas familiares,
si cobráramos los 50 mil millones podríamos entregar más. Y de pilón: ahora
que Carlos Salazar Lomelín me va a ayudar a cobrar y vamos a tener más.
Imagínense que cobremos eso, pues tendríamos para más. Entiendo que él está
en su papel, lo dije, de defender a su gremio, pero ojalá y también entienda
que yo estoy aquí para representar los intereses del pueblo de México, de
todos, pero procurar darle preferencia a la gente humilde. O ¿qué? ¿No se
supo que dije que, por el bien de todos, primero los pobres? Las rebanadas
del pastel. Como parte de la referida fábula allí está el presidente López
Obrador presumiendo que Slim, Bailleres y el tóxico Germán Larrea están de
acuerdo con su plan de rescate económico. No me pidieron, me ofrecieron
ayuda. A kilómetros se les ve el aguijón. (Carlos Fernández-Vega | LA JORNADA).
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EL FOBAPROA (el robo del siglo XX)
Los banqueros se han visto beneficiados con el
FOBAPROA desde 1998 debido a que la banca irresponsable ofrecía tarjetas de
crédito a diestra y siniestra sin verificar la capacidad de pago así como
distintos tipos de créditos; cuando viene la devaluación de 1994 la deuda
crece monstruosamente y anula la capacidad de pago de la mayoría de los
deudores. Eso es una parte del problema; resulta que los dueños de los bancos
se auto prestaron dinero y mandaron la deuda al FOBAPROA de tal manera que había bancos quebrados con dueños
millonarios. Entonces acuden al entonces presidente Ernesto Zedillo y por
medio de un Sub Secretario de Hacienda firma a los banqueros (sin la
autorización del congreso) pagarés para absorber la deuda y así presionar a
la cámara para que reconozcan la deuda, pero con el detalle de que no se
investigue que bancos y banqueros quebraron por los auto préstamos no
pagados. Se desató una enorme lucha por evitar el atraco (la deuda se pagará
durante ochenta años de nuestros impuestos) y fue AMLO quien inició la pelea;
el PAN como siempre, hizo como que estaba con el pueblo y dijo que no
aprobarían la deuda, pero ya habían pactado con Zedillo a cambio de obtener
presidencia de la República (por eso Vicente Fox se le adelantó al PAN y se
proclamó candidato a enojo de la cúpula panista). La votación estuvo reñida y
el PAN jugaba a la doble cara, afirmando que sus diputados no recibirían
línea y que votarían por conciencia; la cámara se dividió en dos bandos donde
el PRI quien tenía mayoría no absoluta y algunos del PAN estaban a favor; el
PRD (entonces partido de izquierda) donde AMLO era el presidente del partido
estaban en contra. A la hora de la votación estaban exactamente casi las dos
terceras partes de la cámara a favor, solo les faltaba un voto que inclinara
la balanza en contra y ese era del diputado FRANCISCO PAOLI BOLIO del PAN
quien había dicho que lo haría en contra, pero a la hora de votar se salió de
la sesión y ganó el PRI junto con el PAN la mayoría absoluta por convertir la
deuda privada en deuda pública. Cuando le cuestionaron al diputado que porque
se ausentó dijo como la fresca lechuga "FUI AL BAÑO". Desde
entonces la banca recibe la mayor parte del presupuesto anual como pago de la
deuda y solo queda un 17% para lo demás. No conforme con eso, los bancos
estuvieron cobrando comisiones que en sus países de origen no pagan y todavía
se quejan de las medidas del presidente que no les favorecen. Si tuvieran vergüenza
(que no la tienen) no se quejaran como hoy lo hacen. (CYRANO XXI /Facebook,
MX).
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jueves, 30 de abril de 2020
El agresivo Lozano
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